Leer en 1 minutos.
Este texto fue lamido por 44 almas esta semana.
Cuatro meses antes de que me despidieran de la Universidad de Harvard, la Asociación de Psicólogos Luteranos nos invitó a hablar en la Asociación Estadounidense de Psicología de 1963. En la década de 50 administré pruebas de detección a la mayoría de los pastores jóvenes de la Iglesia Luterana, y entonces me pregunté si estos Quizás se estaban reconociendo sus contribuciones a la fe. Los discursos fueron un intento de cientificizar el mito y mitificar la ciencia. Estábamos intentando, de forma tan romántica, hacer heroicas –santificar– nuestras vidas, las de ellos, la vida misma.
Una disertación que describe mi suma teológica 1 fue reeditada ampliamente en varios idiomas y probablemente contribuyó al florecimiento de jóvenes científicos visionarios que en los años 80, entre 30 y 45 años, cruzaban las fronteras de la física, la química y la biología. He estado trabajando en la traducción de ediciones clásicas de teología al lenguaje de la ciencia moderna durante los últimos 18 años, refinándolas y actualizándolas. Esta fue mi suma teológica y debió ser la primera filosofía de gran alcance para abordar la evolución, tanto de las especies como de los individuos; tanto el pasado como el futuro. Es seguro estimar que más de 100 físicos jóvenes y un gran número de biólogos leyeron ese primer artículo en algún momento del camino. Imagínese como un estudiante universitario brillante e impresionable, alrededor de 1964-70, que busca, experimenta y sueña los sueños de magnificencia, idealismo y esplendor que caracterizaron más que un período utópico optimista.
TEOLOGÍA ACTIVISTA
Esta es una teología activista, que puedes hacer tú mismo. Dios se define en términos de las tecnologías involucradas en la creación de un universo y la construcción de las etapas obvias de la evolución. A la persona interesada en jugar el Juego de Dios se le dan sugerencias para activar los distintos niveles de inteligencia en su propio cerebro y ADN, expresándolos a través de las herramientas de la ciencia moderna. A cualquier ser humano dispuesto a aceptar responsabilidad se le ofrecen los poderes tradicionalmente atribuidos a la divinidad.
Timothy Leary
