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Las dos principales dinastías germánicas son los Emmerich (Stuttgart) y los Haushoffer (Berlín). El más grande de los antiguos vampiros alemanes se llamaba Johhan Valentinus Andreae (Wurtemberg 1586, Stuttgart 1654). Pertenece a la dinastía Emmerich. Fue diácono luterano en Vaihingen (1614) y superintendente de la ciudad de Kawl, cargo que tuvo que abandonar a causa de la Guerra de los Treinta Años. Introdujo una gran confusión en los debates rosacruces de la época. Pertenecía a la Orden y políticamente era necesario que sus intereses se desorientaran. Escribió “Turis Babel Sive Judiciorum de Fraternitate Rosae-Crucis Chaos”, relativo a los juicios sobre la fraternidad. Todo indica que el egregore de la Orden logró eliminarlo para siempre de la faz del planeta.
Del antiguo linaje de la dinastía Haushoffer, el mayor representante es sin duda el conde Benedict Carpzov Haushoffer (Wittenberg 1595, Leipzig 1666). Curiosamente, es autor del protestante Maleus Maleficarum, llamado “Practica Nova Imperialis Saxonica Rerum Criminalum (1635). Sus obras tuvieron una gran influencia en los juicios por brujería y firmaron miles de sentencias de muerte. Se alimentaba tranquilamente de la sangre de sus víctimas, amparados por cargos públicos; porque fue Canciller Privado en Dresde y miembro de la facultad de juristas de Leipzing.
Los alquimistas Fausto y Goethe
Fausto, el personaje que inspiró a Goethe a escribir la obra maestra de la cultura alemana, tuvo una existencia real. Fue un mago del siglo XVI famoso en la leyenda y la literatura. Hay pruebas suficientes de su existencia a través de citas de J. Trithemius (1462/1516), K. Mudt (1513) y J. Wierus (1515/1588), que hablan de él con desdén, tratándolo de charlatán. J. Gast, sin embargo, en sus “Sermones Convivales” (1543), le atribuyó poderes sobrenaturales. Fue astrólogo, alquimista, quiromántico y adivino. Su historia fue contada 30 veces antes de Goethe, en forma de novela de cordel. Sólo Goethe logró darle la universalidad suficiente para convertirlo en uno de los grandes mitos universales eternos, símbolos de las inquietudes y ambiciones humanas. Goethe fue uno de los mayores poetas líricos de la humanidad y uno de los mayores genios de todos los tiempos, junto con Da Vinci, Galileo y Kepler. Ingresó a la masonería en Weimar en 1780. Nació en 1749. Las vidas de ambos –Fausto y Goethe– son una mezcla de ficción y realidad, donde se desarrolla un pacto de sangre con el diablo a cambio de juventud (motivo central de la obra “Fausto ”) es el arquetipo que representa la esencia del deseo de cualquier vampiro. Depende de Mefistófeles decidir si concede o no el privilegio. Este detalle es importante: un vampiro nunca tiene poder como Mefistófeles. A pesar de poder hacer un pacto con él, como cualquier ser humano…
Vampirismo y nazismo
A la dinastía Haushoffer también perteneció el general y ocultista alemán Karl Haushoffer (1869/1946). Fue iniciado en un lamasterio tibetano. Defendió la tesis según la cual la raza indogermánica aseguraría la permanencia y la grandeza del mundo. R. Hess le presentó a Hitler y jugó un papel importante en la implementación de las doctrinas esotéricas nazis. Fue director del grupo ocultista Thulé y estableció la CRUZ SVÁSTICA como emblema del régimen. Fue discípulo directo de Gurdjieff y le presentó a Hitler. Asesinó a su propia esposa en circunstancias misteriosas en 1946 y luego desapareció...
El sucesor del vampiro Karl Haushoffer en el grupo Thulé fue Hanussen, un misterioso ocultista que desempeñó un papel importante en el Tercer Reich. Habría sido un emigrante judío que se estableció meteóricamente entre la élite berlinesa. Realizó sesiones públicas de hipnotismo y telepatía. El grupo Thulé, liderado por él, incluía a Hitler, Himmler, Goering y otras autoridades nazis. Desapareció en 1933, dejando notables aportaciones al régimen. En el área política contribuyó con técnicas de propaganda subliminal e hipnótica. En el sector alimentario, con la transformación y conservación de sangre humana y carne para conservas.
