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Este texto fue lamido por 275 almas esta semana.
Concédeme tu [misericordia].
[Mi] Redentor, redímeme,
porque [soy] tuyo;
Yo vengo de [tú].
Tú eres mi mente:
hazme nacer.
Eres mi tesoro:
ábrete a mí.
Tú [eres] mi plenitud:
aceptarme.
Eres descansar:
dame una perfección incomprensible.
te invoco,
tú que existes y preexististe, en un nombre exaltado sobre todo nombre, por Jesucristo,
[Señor de Señores,
Rey de los reinos eternos.
Dame tus dones, sin arrepentimiento, por medio del Hijo de la Humanidad,
El espíritu,
el Abogado de [la verdad].
Dame autoridad, te lo ruego, dale [curación] a mi cuerpo, porque te lo suplico.
a través del predicador del evangelio,
y redime mi eterna alma iluminada y mi espíritu, y revela a mi mente el primogénito de la plenitud de la gracia.
Concede lo que los ojos de los ángeles no han visto, lo que los oídos de los gobernantes no han oído, y lo que no ha surgido en el corazón humano,
quien se volvió angelical,
hecho a imagen del Dios animado
cuando se formó al principio.
Tengo fe y esperanza.
Y concédeme
tu amada, escogida, bendita majestad, la primogénita, la unigénita, el [maravilloso] misterio de tu casa.
[Porque] tuyo es el poder, la gloria, la alabanza y la grandeza,
para siempre jamás.
[Amén].
Oración del Apóstol Pablo en paz.
Santo es Cristo.
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Fuente: http://www.gnosis.org/naghamm/prayp-meyer.html
Texto adaptado, revisado y enviado por Ícaro Aron Soares.