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Nanã – El Libro de los Orixás

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Nanã es el barro primordial, el barro, el barro del que estamos hechos los hombres. De ella surgen seres perfectos e imperfectos, moldeados por Oxalá y cuya cabeza prepara la sensible Ajalá.

Los mitos dicen que antes de crear al hombre a partir de barro, Oxalá intentó crearlo a partir de aire, fuego, agua, piedra y madera, pero en todos los casos hubo dificultades. El hombre del aire desapareció; no tomó forma. El de fuego se consumía, el de piedra era inflexible y así sucesivamente. Fue entonces cuando Nanã se ofreció a Oxalá, para que criara hombres con ella, imponiendo, sin embargo, la condición de que cuando murieran se los devolverían a ella.
Al ser arcilla, Nana está siempre al principio de todo, relacionado con el aspecto de la formación de las cuestiones humanas, del individuo y de su esencia.

También se le relaciona frecuentemente con los abismos, adquiriendo el carácter de inconsciente, de atavismos humanos. Nanã puede traer tanto riqueza como miseria. También se relaciona con el uso de la cerámica, momento en el que el hombre comienza a desarrollar la cultura. Sea como fuere, Nanã es el principio del ser humano físico. Por eso se la considera la más antigua de los iabás (orixás femeninos).

Los mitos dicen que ella nunca fue hermosa. Siempre hosca e inestable, su apariencia alejaba a los hombres que le tenían miedo.

Nanã tuvo dos hijos con Oxalá: Obaluaiê y Oxumarê (la tierra y el arco iris) y una hija, Ewá, que nació de una relación entre Nanã y Oxóssi, o incluso entre Nanã y Orunmilá, según el mito.

Como ya vimos en los mitos de Obaluaiê y Oxumarê, ella los creó defectuosos, habiendo roto una interdicción y tenido relaciones sexuales con Oxalá, marido de Iemanjá. Los abandonó a ambos, quienes fueron criados por otros orixás, y terminó sola cuando Ewá, para escapar de un matrimonio que le impuso su madre, se escapó de casa para vivir en el horizonte entre el cielo y el mar.
Algunos mitos dicen que ella también es madre de Iansã, los vientos, y que fue expulsada de casa para no matar a su madre, el barro, secándola.
Nanã siempre fue solicitado por Ogun, quien amaba mucho a su madre Iemanjá, poniéndose de su lado en la disputa que se estableció entre ellos por amor a Oxalá.

Ogun intentó a menudo apoderarse de los territorios fangosos de Nanã sin conseguirlo. Como diversión, a Ogun le gustaba provocar al orixá, quien exigía que Oxalá fuera castigado, sin lograrlo nunca, pues Ogun tenía fama de ser justo. Ogun ha enojado tantas veces a Nanã que ella no recibe ninguna ofrenda hecha o cortada con objetos metálicos e incluso el sacrificio de animales que se hace en su honor debe hacerse con un cuchillo de madera o cubierto por un paño.

• Color: morado o lila
• Numero 15
• Comida: mostaza
• Símbolo: ibiri (conocida como “escoba de Nanã, un instrumento de paja con elementos mágicos en su interior, similar al utilizado por Obaluaiê, con el que Nana barre la tierra)
• Día de la semana: lunes
• Saludo: ¡Saluba!

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