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Oxalufã – El Libro de Orixás

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Oxalufã es el principio de la creación, el vacío, el blanco, la luz, el espacio donde todo puede ser creado, y también la paz, la armonía, la sabiduría que viene después del conflicto (Oxaguiã). El final del círculo y el comienzo de nuevo. Oxalufã es la brújula de la tierra, Oduduwa. Camina apoyado en su bastón ceremonial, que es también el símbolo de la conexión que estableció entre Orun (el cielo) y Ayê (la tierra). El gran padre yoruba, considerado bondad masculina.

Son muchos los mitos que hablan de Oxalá, pero el más conocido en Candomblé es el que dice que Oxalá extrañaba mucho a su hijo Xangô, y decidió visitarlo.

Para saber si el largo viaje le convenía, fue a consultar a Orunmilá, el dios adivino, su gran amigo. Le arrojó los ikins adivinatorios (cáscara de pepitas de palma aceitera) y le dijo que el viaje no era de buenos auspicios. Y si quería que todo saliera bien, debía vestirse enteramente de blanco y no ensuciarse la ropa hasta llegar a palacio, y además debía guardar silencio absoluto hasta el momento en que encontrara a su hijo.

Y así lo hizo Oxalá.

Exu, sin embargo, a quien le encantaba atormentar a Oxalá, se disfrazó de mendigo y apareció en su camino, pidiendo ayuda para levantar un pesado saco de carbón que estaba en el suelo. Sin poder responder nada y siendo piadoso, Oxalá levanta la bolsa de carbón a Exu, pero con el fondo roto, esta se abre y cae sobre Oxalá, ensuciando sus ropas blancas.

Exu se ríe locamente y se va.

Prevenido como siempre, Oxalá se baña en un río y vuelve a vestirse de blanco. Y sigue tu camino. Una vez más Exu se disfraza y pide ayuda al viajero, esta vez para verter un barril de aceite en una sartén.

Sin poder responder para dar explicaciones y dispuesto a ayudar, Oxalá levanta el barril y Exu lo vierte sobre su ropa, que esta vez ya no pudo cambiarse, pues eran las últimas prendas limpias que Oxalá tuvo que cambiarse.

Sucio y cansado, Oxalá continúa su camino cuando ve que el ejército de Xangô se acerca a él, señal de que estaba muy cerca de su destino. Este último, sin embargo, arresta a Oxalá, confundiéndolo con un ladrón buscado. Como no podía hablar, Oxalá no dijo nada y terminó preso durante siete años.
Mientras tanto, el reino de Xangô cae en decadencia: sus tierras no producen alimentos, los animales mueren, la gente enferma.

Desesperado, Xangô llama a un babalaô quien, tocando el ikin, le dice que todo el mal del reino proviene de que hay injusticia en la tierra del señor de la justicia.

Xangô va entonces a investigar personalmente a todos los prisioneros de su reino y descubre al padre Oxalá en prisión. Desolado, coloca a su anciano padre sobre su propia espalda y lo lleva a palacio, donde se encarga de bañarlo y vestirlo con sus ropas blancas, para luego realizar una gran fiesta. La ceremonia del Candomblé denominada “Águas de Oxalá” recuerda este episodio.

• El color blanco
• Día de la semana: viernes
• Número 16 y 8
• Comida: maíz molido
• Saludo: ¡Vaya, niñera! Exeuê, Niñera

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