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–Jorge Luis Borges
La existencia del vampiro está muy ligada a los sueños. En este mundo, donde pasado, presente y futuro se funden en imágenes nacidas en el inconsciente secreto de cada persona, el vampiro se infiltra para dar un paso más en su camino hacia la eternidad. Esta presencia proporciona a su víctima momentos de terror mezclados con el éxtasis supremo de la realización carnal. Los sueños ocurren independientemente de nuestra voluntad, o como medio para lograr la realización de los deseos más secretos reprimidos por la conciencia cristiana. De esta manera, la persona vampirizada comienza a librar en su interior una batalla entre la racionalidad y los delirios oníricos, o como se quiera, la tentación de la eternidad corporal contra el instinto de supervivencia en la realidad común a todos los hombres. Esta lucha debilita a la víctima, facilitando al vampiro la construcción de un nuevo hogar del que extraer la esencia vital para su eternidad.
En las historias de vampiros más famosas, el primer contacto entre el vampiro y la víctima siempre se realiza a través de los sueños. Jonathan Harker, al acercarse a la región de los Cárpatos, donde el Conde Drácula ejerce su reinado de terror, comenzó a tener extrañas pesadillas. Incluso después de establecer contacto en el castillo donde vive la “criatura”, Jonathan Harker no puede estar seguro de si todo lo que vio fue una terrible pesadilla, resultado de su imaginación o si fue real.
En el momento en que el científico Van Helsing se prepara para la destrucción del Conde, le dice que aunque su cadáver sea polvo, nunca podría ser destruido, pues sus semillas ya están arraigadas en los sueños, un mundo en el que la ciencia no puede ejercer su influencia. Carmilla, disfrazada de la sensual vampira Mircalla Karnstein, aparece en los sueños de la hija de una joven noble de la región de Estiria, en el antiguo Imperio austríaco. La vampira de Karnstein envuelve a su víctima en un paraíso onírico lleno de caricias lésbicas, transformando la debilidad de su víctima en una red sensual de sueños y placer.
Soñar con un vampiro y ser influenciado por él en tus sueños son dos cosas completamente diferentes. Cualquiera puede soñar con la imagen de un vampiro sin ser necesariamente una víctima. En estos casos, existen varias formas de interpretar el verdadero significado de la aparición de este ser nocturno durante el sueño. Las interpretaciones que siguen son evidentemente contradictorias, ya que se ven desde diferentes perspectivas. El lector tendrá que intentar hacer un análisis acorde a sus sueños para comprenderlo. El antiguo filósofo Cagliostro, por ejemplo, escribe en su libro que soñar con vampiros chupando tu sangre significa una enfermedad grave. Romàn Cano nos ofrece la interpretación tradicional y también basada en estudios científicos. En el primer caso, escribe el célebre onirólogo: “este tema no se refiere sólo al vampiro tradicional, sino también a todo tipo de entidades reales o imaginarias que alertan nuestra vitalidad. Es muy importante que tengamos presente este sueño en una relación íntima con algunos de ellos”. Hay que tener en cuenta que el vampiro que nos anuncia el sueño puede ir tras nuestro dinero en lugar de nuestra energía. Este sueño tiene una clara connotación sexual, sobre todo si la entidad logra entrar en contacto íntimo con nosotros. La interpretación científica sería la siguiente: podemos encontrarnos desempeñando el papel de vampiro. Expresamos así nuestra ansiedad por la posesión sexual. La identidad de la persona agredida nos revelará quién es el objeto de nuestros deseos. Poder tener relaciones sexuales con ella calmará esta ansiedad. Si estas relaciones no son posibles, será recomendable buscar otra solución, porque un peligroso desequilibrio interior se está formando en la mente del soñador. Los gitanos entendieron que estos sueños significaban un muy buen augurio de éxito financiero. Pero aconsejan que después del sueño la persona debe abstenerse de tener relaciones sexuales con nuevas parejas durante una semana, ya que en este caso correría el grave riesgo de quedarse sin sangre. El padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, también estudió la relación entre los sueños y la vida cotidiana del individuo, y según su interpretación, los vampiros en los ojos significan un deseo obsesivo de posesión sexual, llegando al extremo de que una pareja quiera incorporar el cuerpo de su pareja. . amante. Agrega que para superar este estado es necesario que el individuo comience a tener relaciones sexuales anormales y abundantes para satisfacer esa ansiedad voraz. Para Jung, la presencia del vampiro en los sueños es la parte negativa y destructiva del alma que quiere escapar de las profundidades en las que está atrapada por el ser racional. En estos casos, aconseja a las personas que se alejen de todos los pensamientos nocivos para liberarse de esta presencia.
