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Cuando invitamos a alguien a venir a nuestra casa debemos ofrecerle lo que más le gusta. Si quieres complacer a un vampiro, este procedimiento también es válido. Se le debe ofrecer la esencia que le permita la inmortalidad, es decir, sangre o plasma energético. Para ello, si eres mujer, deberás invitarla a casa en un día de luna llena cuando sus fluidos estén latentes. Para no molestarlo se deben retirar todos los espejos de la casa, así como los símbolos sagrados como cruces, imágenes de santos, oraciones, cubiertos, etc. Debe ser recibido con todas las amabilidades dignas de un noble, y en ningún momento la conversación debe tomar un rumbo que despierte su furia. Porque, si esto sucede, podría desgarrar por completo a la persona que lo recibe.
La anfitriona debe mirarlo siempre a los ojos para poder recibir la radiación mortal que él exuda en forma de placer sensual. No debes ofrecerle ningún tipo de comida, sino sólo una copa de vino o brandy. El estado de soledad debe ser total, porque sin querer, otras personas podrían irritarte hasta el punto de no contenerte más. Elogiar su inteligencia y sus hazañas guerreras también le agrada profundamente. Podemos hablar de juventud, y de sueños, especialmente de aquellos que habita. Para seducirlo tendrás que esperar a que la luna recorra su camino por el cielo hasta alcanzar su punto máximo en el centro de la tierra, irradiando sus rayos por todo el planeta. En ese momento la anfitriona, vestida con finas ropas, deberá invitarlo a sus habitaciones y entregar su cuerpo en brazos de la criatura. Al sentir que la mujer quiere ser poseída y no tiene miedo, sino que, por el contrario, lo desea, la envolverá en los torbellinos del infierno, provocándole sensaciones extrasensoriales capaces de conducirla al más profundo éxtasis carnal. Sus besos de fuego quemarán tus entrañas y tu alma se perderá para siempre en los extraños caminos de la oscuridad. Todo será un sueño, y en este estado la voluntad deberá quedar sometida a tus caprichos y anhelos. Pero nadie debería esperar ser amado por él, ya que su maldición nunca le permitiría alcanzar tal estado espiritual. Por tanto, todo debe realizarse a nivel físico y astral, sin trascender los límites de los sentidos prohibidos para un vampiro.
Él tampoco puede sentirse seducido, sino seductor, ya que su poder debe ser omnipotente en todo momento para igualar el plano de un mortal. Otra forma de seducirlo es dejarse herir por un objeto, de modo que vea unas gotas de sangre. Esto despertará vuestros institutos de forma tan violenta que seguramente llevará a quien lo solicite en un vuelo a los rincones más malditos del mundo, para poseerlo con la fuerza de un millón de demonios. Pero vale la pena señalar que si una mujer que no le gusta se ofrece, puede simplemente destrozarla con las manos, sin ofrecerle la contaminación de la eternidad maldita.
