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Brujería y paganismo

Luces y oscuridad: el mundo de los cuervos

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En el relato de su cuarta transformación en cuervo bajo el efecto de Psilocybe aporta más detalles sobre su trascendencia de los límites ordinarios de los sentidos, especialmente la visión.

Admitiendo que el investigador, de hecho, experimentó la condición de SER UN CUERVO, se deduce que los cuervos (y probablemente otros animales) experimentan el conocimiento del mundo de una manera muy diferente a la proporcionada por el sistema sensorial del homo sapiens. En términos de Castaneda, el cuervo vive en una Realidad no ordinaria (inusual para los seres humanos)

La Realidad del cuervo pertenece al ámbito de otras dimensiones que conviven con la dimensión existencial que normalmente experimentan las personas. Y – aquí, la palabra “dimensiones” no se refiere a la concepción más recurrente de mundos paralelos sino que trata de otros aspectos presentes en este mundo, en este planeta.

ES DIMENSIÓN como medida de fuerzas, energías, vectores, que interactúan en la configuración del entorno que parece constituir lo que se reconoce como Realidad. Las Realidades posibles en la esfera terrestre tienen apariencias muy diferentes según sea posible percibir sus detalles, imperceptibles a la capacidad de percepción de la conciencia humana en un estado considerado de lucidez Normal (Egocentrista).

Se trata de minucias atómicas y subatómicas (y también electrónicas, privadas). Medidas, dimensiones, valores energéticos y vectoriales del micromundo que son la base de la estabilidad del macromundo. (Nadie ve los átomos y sus partículas interactivas que forman los objetos individuales, pero existen).

Estas manifestaciones y medidas de Fuerzas que parecen tan misteriosas (Fuerzas Ocultas) son, sin embargo, bien conocidas por la ciencia académica. Son, por ejemplo: velocidad, dirección, sentido (dentro del ámbito del Espacio), temperatura, presión, longitud de onda de vibraciones o pulsaciones de fotones, partículas, átomos, moléculas.

Son fuerzas cuya interacción refleja y se refleja, altera y es alterada, determinando el estado general del equilibrio físico, químico, biológico de sustancias, cuerpos, percibidos humanamente como más o menos densos, masivos (es decir, predomina la materia en condición de masa). sobre materia sutil, energía).

Las visiones fantásticas de Castaneda con percepción alterada bajo la influencia del Humo podrían significar que el investigador logró, en la concepción de Don Juan, trascender la limitación del mero MIRAR, volviéndose finalmente capaz de VER la intimidad energética (o la dimensión energética) de los cuerpos, de los seres observados. . VI la Realidad subatómica invisible coexistiendo con la Realidad molecular.

Como un ciego de nacimiento que ve por primera vez, el aprendiz de Ciencias Ocultas más o menos eruditas necesita también tiempo para “aprender a Ver”, es decir, para comprender lo que ve.

Por lo tanto, las percepciones del hombre cuervo "novato" parecen confusas. Porque el alumno aún no está familiarizado con reconocer el aspecto (apariencia) energético (metafísico) de los objetos, seres, entidades, individuos en acción ante su MIRADA, fortalecida por el efecto del psicotrópico.

Para los cuervos, según Corvo-Castaneda, el mundo está habitado y lleno de seres luminosos. Metamorfoseado nuevamente, un poco más familiar, en el SER CUERVO, Castaneda vio – con la peculiar habilidad de un cuervo de ver la Realidad No Ordinaria (para hombres en un estado de conciencia ordinaria).

Sin embargo, debido a que esta Realidad aún era extraña a los estándares establecidos en ese intelecto humano, no le fue posible asociar sus visiones con objetos conocidos en la condición antropomórfica. Pero sólo la desatención de una lectura superficial de estos extractos de La hierba del diablo dejaría de notar una contradicción en el relato de Castaneda.

No pudo identificar las unidades, individuos, grupos, puntos de luz “fantásticos” contemplados durante su vuelo con los objetos de la Realidad Común que conocía.

Sólo recordaba una serie de escenas o imágenes oníricas. No tenían un orden de secuencia. …Recordé un momento en el que me quedé quieto, mirando una masa de bordes oscuros y afilados…luego vi un campo con una variedad infinita de luces.

Estos se movían y oscilaban y cambiaban su luminosidad… En otro momento, un objeto casi tocaba mi ojo. Era un objeto grueso y puntiagudo; Tenía un brillo rosado definido. Sentí un temblor repentino en alguna parte de mi cuerpo y vi una multitud de formas rosadas similares avanzando hacia mí... Salté y salí corriendo.

La última escena que recordé fueron tres pájaros plateados. Irradiaban una luz brillante y metálica, casi como acero inoxidable, pero intensa, móvil y viva.

Al revisar las imágenes que recordaba de mi experiencia alucinógena, llegué a la inevitable conclusión de que había visto el mundo de una manera estructuralmente diferente a la visión ordinaria.

En los otros estados de realidad no ordinaria que experimenté, las formas y diseños que visualicé siempre estuvieron dentro de los límites de mi concepción visual del mundo. Pero la sensación de ver bajo la influencia alucinógena de la mezcla de humo no era la misma.

…Todas las imágenes tenían una irritante monotonía y, sin embargo, desconcertantemente, tenían mucha profundidad. Quizás sería más exacto decir que las imágenes eran un conjunto de detalles increíblemente vívidos dentro de diferentes campos de luz; la luz en los campos se movió, creando un efecto de rotación. (CASTANÉDA, 1968 – p 88/89)

Pero no todo fue tan extraño. Ya cuervo, su primera visión metafísica fue Don Juan quien, aunque irradiaba una luz intensa y vibrante, mantenía sus rasgos faciales lo suficientemente claros como para ser reconocido por el discípulo. Posteriormente, al final de esta experiencia ornitológica (como pájaro), nota la compañía de tres de sus semejantes: los pájaros (que Don Juan dijo que eran cuervos).

– En todo tu viaje, solo hubo una cosa de gran valor… ¡los pájaros plateados!

– ¿Qué tenían de especial? Eran sólo pájaros.

– No sólo pájaros… cuervos.

– ¿Eran cuervos blancos, don Juan?

– Las plumas negras del cuervo son en realidad plateadas. Los cuervos brillan tanto

intensamente para que no les molesten otras aves.

– ¿Por qué las plumas parecían plateadas?

– Porque estabas viendo como ve un cuervo. Un pájaro que nos parece oscuro, un cuervo nos parece blanco. Las palomas blancas, por ejemplo, son rosadas o azuladas para el cuervo; las gaviotas son amarillas. (Ídem, 1968 – p 90)

Los animagos debutantes reconocieron sin dificultad este tipo de ser, su naturaleza, su morfología, su correspondiente aparición en la Realidad Común: eran pájaros.

Don Juan y los cuervos, por tanto, constituyen una excepción entre otras visiones, como si fueran inmunes al extrañamiento del cuervo Castaneda frente a todas las demás formas o seres observados.

La contradicción es embarazosa porque deja lugar a una sombra de duda sobre la veracidad total de la investigación de campo del estudiante de posgrado de la Universidad de California (UCLA).

Contradicciones de este tipo, la precaria sistematización de notas de contenido e interés más específicamente antropológico, la propuesta inicial del académico, y también la falta de un estudio comparativo, aunque sea breve, o de referencias oportunas (y casi obligatorias en la Ciencia Antropológica) a lo obvio. convergencias entre el conocimiento y poder mágico (metafísico) de un chamán educado en el contexto de la cultura ancestral del pueblo mesoamericano y el mismo tipo de conocimiento y poder presente en numerosas otras culturas antiguas, todo esto, alimenta dudas sobre la Realidad. ...

Duda, no en relación a la compleja Realidad del mundo sino a la realidad del trabajo de campo que sirvió de fuente a la tesis doctoral que dio origen a A Erva do Diabo.

Los detractores de Castaneda no dudan en plantear la hipótesis de que el texto de La hierba del diablo fue concebido mediante una investigación documental. Toda la historia sería una ficción creada por Castaneda en los recovecos de las bibliotecas donde habría recopilado información para preparar informes de sus vivencias, sus registros sobre ese sistema de creencias y prácticas y crear a Don Juan, como quien crea un personaje literario.

Un indio que se negó rotundamente, durante diez años, a ser fotografiado o filmado. Un hombre que murió pero no tuvo funeral, ni entierro, ni siquiera una pequeña urna con las cenizas recogidas de su cuerpo cremado porque, según Castaneda, la muerte de Don Juan no fue normal. Simplemente se había ido... transformado en una columna de luz que desapareció en los pliegues del Universo.

Pero este es el propio Carlos Castañeda, un personaje misterioso en la trama de su propia vida. Para muchos, un maestro, un gurú. Para otros, un fraude académico que escribió el libro correcto en el momento histórico correcto.

Ligia Cabús

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