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Por el Rev. Dr. Jeff K. Hood.
Si no fuera por su voluntad de seguir a Dios, dudo que estuviera escribiendo. Acabo de recibir mi doctorado de Brite Divinity School en Texas Christian por un proyecto titulado "La epifanía de lo queer: una exploración en teología". Durante tantos años, me has inspirado a seguir adelante. Hay muchos que dirían que un hombre casado con una mujer no debería hacer teología queer. A menudo trato de razonar con quienes son críticos. Hablo del espectro de sexualidad y orientación y luego agrego que desde joven me he sentido atraído tanto por hombres como por mujeres. Estas palabras nunca serán suficientes para algunos. Ante un embarazo no planificado, sé que las palabras tampoco fueron suficientes para tus críticos. Me aferro a un Dios que es más extraño que nuestra imaginación. Sé que el Dios que me habla es el mismo Dios que os llamó. Cuando seguimos el llamado de Dios, poco a poco nos volvemos más extraños y nos convertimos en la persona para la que fuimos creados. Y tú eres el más raro de todos. Rechazaste las construcciones normativas de la sociedad y viviste queer para llevar a Dios. Cuando alguien cuestiona la existencia de un Dios queer, te lo señalo.
¿Crees en el nacimiento virginal? Al vivirlo, creo que sí. Apuesto a que fue aterrador darte cuenta de que Dios te hizo diferente a los demás. Lo queer suele dar miedo cuando estamos tan acostumbrados a estilos de vida normativos. Elegiste salir del armario y aceptar una misión peligrosa. Al llevar la encarnación de Dios, te has acercado más a ser la encarnación de Dios para la que fuiste creado en primer lugar. ¿Cómo te sentiste cuando te llamaron por diferentes nombres? ¿Has sentido que te estabas acercando a Dios en los malentendidos de los demás? Cuando fuiste atacado y ridiculizado, para ser la rareza que Dios hizo y sostuvo. La gente me pregunta todo el tiempo: "¿Crees en el nacimiento virginal?" No creo en el nacimiento virginal mi querida María, creo en ti. Creo que los milagros ocurren cuando aceptamos lo queer que hay dentro de nosotros y vivimos según lo que Dios nos llama a ser. Lo haces. Poco a poco te volviste cada vez más extraño como el Dios que te envió. Sigo tu guía hacia Dios. El fruto de tu vientre me ha acercado a ti y a todos los demás que viven y reinan con lo queer más allá de lo queer, un solo Dios ahora y por siempre.
AVE María.
Amén.
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fuente:La Virgen María y lo queer en todos nosotros, por el Rev. Dr. Jeff K. Hood.
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Texto adaptado, revisado y enviado por Ícaro Aron Soares.
