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Conclusión – Iniciación al Hermetismo

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Como mencioné en la introducción de este libro, este trabajo de iniciación no es un medio para alcanzar un fin; No pretende obtener riqueza, poder, gloria y fama, sino que es un estudio serio del hombre, por tanto del microcosmos en relación al macrocosmos, con sus leyes. Como resultado, el lector podrá formarse una perspectiva completamente nueva sobre la magia y nunca más degradarla a la condición de hechicería y evocación del diablo.

Naturalmente, cada lector evaluará este trabajo introductorio desde un punto de vista muy individual. Una persona con una visión totalmente materialista, que no cree en nada o que no sabe nada del mundo sobrenatural, sino que sólo conoce el mundo material, definirá esta obra como una simple utopía.

No es función de este libro despertar ninguna creencia en esa persona ni conquistarla, cambiarle de opinión y convencerla de adoptar otro punto de vista. Este libro está dedicado principalmente a aquellos lectores que buscan la verdad más pura y el conocimiento más elevado.

Muchas veces una persona es convencida o incluso inducida a seguir alguna dirección espiritual, y tiene la experiencia de ver estas diferentes tendencias convertirse en enemigas, debido a la envidia o la arrogancia. El verdadero mago sentirá pena por estas personas, sectas y tendencias espirituales (?), pero no debe odiar, hablar mal o despreciar a nadie; debe prestar la debida atención a toda persona que también sigue o busca el camino que conduce a Dios.

Es triste, pero es cierto que los teósofos, espiritistas, espiritistas o como se llamen, se oponen y se convierten en enemigos, como si no todos los caminos condujeran a Dios. Todas las personas que buscan el camino que conduce a Dios deben recordar bien las palabras de Cristo, el gran Maestro de los Místicos: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Estas palabras deberían ser un mandamiento sagrado para todo buscador que recorra el sendero espiritual.

Muchos seres que tuvieron que abandonar nuestro mundo material y no tuvieron la oportunidad de alcanzar el verdadero conocimiento espiritual, afirmaron, en las esferas más elevadas, que en nuestra Tierra el verdadero conocimiento estaba, en el pasado, reservado solo a unos pocos elegidos, y por lo tanto no estaría disponible para todos. Por eso, los Misterios, ocultos durante miles de años, son mostrados por la Divina Providencia, gradualmente, a todo habitante de la Tierra que realmente desee conocer la verdad y obtener el conocimiento.

Los frutos del conocimiento no caerán del cielo sólo con la lectura; la persona tendrá que conquistarlos superando muchas dificultades y obstáculos. Muchos, tal vez incluso la mayoría, querrán primero convencerse de la autenticidad de las leyes y sólo entonces creer en ellas para decidir si afrontarán el camino de la iniciación. El verdadero mago sabe que la postura de este hombre es incorrecta. Está convencido de que, para creer, primero hay que ser instruido y formado mediante la iniciación. Con la simple lectura de esta obra podremos obtener conocimiento intelectual, pero no obtendremos sabiduría. El conocimiento se puede transmitir, pero la sabiduría sólo se puede obtener a través de la experiencia. Estos a su vez dependen de la madurez espiritual de cada persona, la cual depende también del desarrollo espiritual alcanzado de manera práctica en el camino de la iniciación.

Cualquiera que haya leído algo sobre tarot sabe que además de la primera carta, en la que los misterios egipcios, la cuna de la sabiduría, está representado por el mago, todavía existen otras veinte cartas, llamadas arcanos mayores. Y cada una de estas otras cartas tiene su propio sistema de iniciación. Además de los veinte o dos arcanos mayores, todavía quedan entre cincuenta y seis cartas correspondientes a los arcanos menores, que también simbolizan los pequeños misterios; para cada uno de ellos hay que dar una explicación. Dependerá exclusivamente de la voluntad de la Divina Providencia el darme la posibilidad de escribir sobre cada una de las cartas del tarot y publicar estos escritos.

Después de un estudio detallado de esta instructiva obra, el lector quedará convencido de que no se puede hablar de magia blanca o negra, que no existen diferencias entre magia, misticismo o como se llamen todas estas ciencias o tendencias.

En la introducción también comenté que toda ciencia puede tener fines malévolos o benévolos. La idea de la existencia de la magia negra deriva de que las personas no han podido, hasta el día de hoy, tener una noción correcta de qué es la magia. En cada capítulo y sus respectivos métodos de instrucción repetí varias veces que este conocimiento sólo está destinado a objetivos muy nobles.

Además, siempre enfaticé que a lo largo de su desarrollo el mago debería ennoblecer su personaje tanto como fuera posible si no quería detenerse en su evolución, o lo que sería peor, retroceder. El ennoblecimiento del alma va de la mano de la evolución y el desarrollo. Cualquiera que sólo se preocupe por adquirir capacidades de las fuerzas ocultas y alardear de ellas habrá hecho un trabajo inútil, ya que la Divina Providencia permanecerá inexplorada en su obra y tarde o temprano sacará del camino a aquella persona que sólo busca dominar las fuerzas ocultas. Las capacidades ocultas resultantes de la iniciación deben verse como parámetros de desarrollo y sólo deben utilizarse para objetivos nobles, ayudar a los demás; Por lo tanto, deben permanecer restringidos al verdadero mago.

Quienes han seguido el camino de la iniciación no necesitan cambiar su cosmovisión en relación con la religión, ya que la verdadera religión ya es la práctica de la iniciación aquí descrita; toda religión puede alinearse con este sistema iniciático.

Antes de entrar en el camino de la verdadera iniciación, cada persona debe ponerse a prueba para saber si se propone considerar la verdadera iniciación como su práctica religiosa, como la misión de su vida, que podrá cumplir a pesar de todos los obstáculos y dificultades del camino. que una vez pisó, nunca más te dejará. Es evidente que las condiciones básicas necesarias para ello son una perseverancia y una paciencia casi sobrehumanas, una voluntad de hierro y una enorme discreción respecto de los progresos realizados.

A todos los lectores que quieran superarse y eligieron esta obra como guía, les deseo mucho éxito y bendición divina.

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