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Los antiguos nos dejaron diversos tipos de oraciones para liberar a las víctimas de las influencias diabólicas del vampiro que poco a poco asaltan sus instintos básicos, transformándolos en seres que pueden ser manipulados según su voluntad. la fuerza de las palabras evocan la ayuda divina, enemiga de la bestia, que retrocede ante la energía que brota del sacerdote o laico que las pronuncia. La mayoría de estos conjuros son legados dejados por personas religiosas que vagaron por Europa asolada por la Peste Negra y las legiones demoníacas, que ganaron la batalla contra la humanidad.
En aquella época las ciencias médicas no estaban suficientemente desarrolladas y su práctica se mezclaba con la fe religiosa. Además, los médicos eran pocos y en su mayoría se concentraban en las cortes aristocráticas. Por eso los frailes errantes, ante un caso de vampirismo, utilizaban el único medio que conocían para liberar a la víctima de su enfermedad: la evocación de las energías que componen las fuerzas positivas y creativas de la naturaleza. Se ha demostrado que este procedimiento mantiene alejados a quienes utilizan la noche para perpetuar su maldita eternidad en el cuerpo de otra persona.
