Categorías
Sociedades y conspiraciones

¿Hermandad Masónica?

Leer en 4 minutos.

Este texto fue lamido por 153 almas esta semana.

Cuando se habla de Masonería en el mundo profano, todo el mundo tiene algún comentario que hacer: misterioso, secreto, satánico, caritativo, caritativo... algunos lo aprueban, otros lo desaprueban, algunos les gusta, otros sienten curiosidad y también hay quienes se muestran indiferentes. Sin embargo, todos los profanos tienen como verdad indiscutible que los masones son fraternos, se ayudan y se tratan como hermanos...

Hay leyendas que dicen que no existe un masón pobre, que un masón nunca pierde un caso en los tribunales, que un masón nunca se queda atascado, porque todo lo que tiene que hacer es hacer una “señal secreta” y ¡listo! Están los “hermanos” para ayudar en la investigación…

¡Qué bueno sería si estas leyendas fueran reales!

Los de “este lado” saben bien que esto es una utopía, una dulce ilusión alimentada por el romanticismo de quienes idealizan las instituciones y a los hombres. Si lo analizamos con frialdad y objetividad, veremos que la realidad es bien distinta, una realidad lamentable…

Hombres que llegan a odiarse, que intentan hacerse daño de todas las formas posibles, que olvidan los lazos de hermandad a cambio de cargos, condecoraciones, cargos, honores... que muchas, muchas veces, sabiendo que un “hermano” Está pasando por momentos difíciles, se ríen, fingen no tener conocimiento del hecho, mienten descaradamente, engañan, engañan y perjudican abiertamente a aquellos a quienes deben estar unidos por los dulces lazos de la fraternidad y el respeto mutuo.

Un espectáculo de lamentable hipocresía se puede ver con ocasión de esos pomposos discursos, cargados de términos como “Poderoso”, “Amado”, “Serenísimo”, “Soberano”, “Especial”, “Sabio” cuando son pronunciados por personas reales. lavanderas y madrinas que pasan gran parte de su tiempo “frotando” vidas ajenas contra las duras piedras de la cuneta, criticando a todo aquel que no reproduce fielmente sus pensamientos y tratando de “trepar” por encima de sus cabezas para subir un escalón más de “gloria masónica”. "...

Además, resulta chocante ver cómo se utiliza la retórica vacía de “hermano” sin la menor vergüenza. Es “hermano” aquí, “hermano” allá, cuando, de hecho, es “maldito” aquí y “vergonzoso” allá. Uno quiere ver al otro muerto, tendido en un féretro (y no es simbólico) y, aun así, siguen realizando la picardía de la “hermandad sincera”, fingiendo con cara seria un amor salpicado de falsos elogios mientras tratando de expulsar al otro de la Logia, involucrarlo en una situación embarazosa, apuñalarlo por la espalda pretendiendo “dar apoyo”, falsificando hechos falsos y tirando la reputación del otro a la basura sin la menor vergüenza.

Ciertas intrigas que se desarrollaban en los círculos masónicos harían sonrojar a las chismosas de barrio más experimentadas. Utilizar a las personas para conseguir un objetivo personal que no es noble es una práctica de la que muchos “hermanos” son usuarios frecuentes.

Se habla mucho de “tolerancia” como si ésta fuera la “principal virtud” de los masones brasileños. ¡Esto es una mentira!

El masón brasileño confunde tolerancia con permisividad, confunde libertad de pensamiento con confusión, falta de método y libertinaje intelectual… ¿Quieren ver dónde está la “tolerancia al estilo brasileño”? Basta mirar los ataques velados y abiertos contra el agnosticismo del Rito Moderno que los “religiosos” lanzan como bombas de metralla, sin preocuparse por faltar el respeto a la libertad de conciencia de los demás. Califican a los modernistas de “ateos”, al Rito Moderno de “impíos” e “irregulares”, lanzando acusaciones extrañas e infundadas a todos aquellos que “se atrevieron” a pensar diferente… Del otro lado, los hermanos agnósticos, olvidando que la masonería debe ser “centro de unión, y medio para establecer una amistad sincera entre personas que habrían permanecido perpetuamente distantes”, comienzan a atacar groseramente las creencias de los demás, ridiculizando todo lo que es sagrado para quienes creen, irrespetando, asimismo, la libertad de conciencia de los teístas. ¿Es esto tolerancia?

¿Es tolerancia reaccionar con odio mortal ante cualquier crítica que te afecte de alguna manera? ¿Es tolerante decirle a un Aprendiz que se calle cuando plantea críticas REALES y pertinentes? ¿Quién no ha visto todavía esta escena?

¿Cuántas discusiones feroces, que provocaron un odio profundo entre “hermanos”, no nacieron de críticas que herían la vanidad de alguien? ¿Dónde está el espíritu de dar y escuchar críticas con intención constructiva? Todo lo que dicen es para insultar a la otra persona, ponerla en una situación embarazosa delante de toda la tienda, degradarla, destruir su autoestima. De la misma manera, cualquier crítica, por pequeña que sea, es suficiente para dejar ciego de rabia a quien la recibió, golpear la mesa, gritar con los ojos inyectados en sangre de furia, pedir Quite Placet y maldecir a quien criticó “per saecula”. saeculorum Amén”.

Lo irónico de todo es que, cuando estábamos en la Cámara de Reflexión, nuestros ojos leyeron palabras como: “Recuerda que polvo eres y en polvo volverás”; “Si tienes miedo de que se descubran tus defectos, no estás bien entre nosotros”; “Si estás apegado a las distinciones mundanas, lárgate; Aquí no los conocemos”…

La gran pregunta que surge, a partir de estos hallazgos, es: Entramos en la Masonería, pero ¿la Masonería entró en nosotros? ¿Cuántos masones tenemos realmente?

¿Dónde está el verdadero espíritu de la fraternidad masónica? ¿Te has perdido en la brutalidad y vulgaridad de nuestro siglo? ¿Está escondido en algún templo abandonado? ¿Te perdiste junto con la palabra del Maestro? ¿Dónde estaremos cuando un hermano esté necesitado?

Reflexionemos seriamente sobre el verdadero significado de llevar un delantal masónico…

por André Otávio Assis Muniz

Deja un comentario

Traducir "