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alberto magno

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albertomagno.gifAlberto Magno o Alberto Magno nacido en Baviera - Alemania en fecha incierta, 1193 o 1206, es uno de los nombres más citados entre los ocultistas de diferentes épocas, desde finales de la Edad Media hasta el Renacimiento y la Ilustración. Es un santo, [San Alberto Magno], beatificado en 1622, canonizado por el Papa Pío XI y honrado con el título de Doctor de la Iglesia en 1931. Maestro de otros doctores, Santo Tomás de Aquino, figura notable de la escolástica, fue su Su alumno y sus libros influyeron fuertemente en la formación del abad Johannes Trithemius [1462-1516, nacido Johann Heidenberg] y Cornelius Agrippa [1486-1535].

Educado en Padua, allí conoció el pensamiento de Aristóteles y fue uno de los primeros filósofos cristiano-católicos en emprender la tarea de conciliar el pensamiento aristotélico y la doctrina cristiana. Entre 1221 y 1223 Alberto habría tenido un encuentro místico, una visión con la Virgen María. Posteriormente, contrariamente a los deseos de su padre, decidió dedicarse a la vida religiosa. Dicen que antes de la visión era un joven completamente estúpido. La experiencia con lo sobrenatural habría resultado en la “iluminación mental” que se apoderó del niño. Un caso similar ocurrió con el Padre Vieira en Brasil, completamente enojado hasta sufrir el “chasquido de Vieira”, un dolor de cabeza aplastante, un desmayo y un despertar del genio.

Alberto se convirtió en miembro de la Orden Dominicana y, como monje dominico, fue a estudiar teología a Bolonia. En Colonia fue predicador. En 1254 fue nombrado provincial, el cargo regional más alto de la Orden, y en 1260 el Papa Alejandro IV lo ordenó obispo de Rosensburg. En 1263, rozando ya los 70 años de edad, renunció a todos sus cargos y se retiró al convento de Wuzburg, [en Colonia], donde se dedicó a los estudios durante el resto de su vida.

Aunque sea una contradicción, en la Europa occidental medieval muchos de los estudiosos destacados de las ciencias ocultas pertenecían al clero de la Iglesia católica, lo que dio origen a una curiosa generación de ocultistas fervientes cristianos cuya herencia aparece claramente en las obras de maestros como Abad Tritemio, Paracelso, Agripa, eliphas levi, Papus.

En la llamada Alta Edad Media o en los inicios del cristianismo medieval, los monasterios eran centros de cultura donde se conservaba la erudición y las obras de científicos y artistas clásicos en medio de la oscuridad intelectual que dominaba al pueblo e incluso a parte de la nobleza de la período. Los monjes, muchos de los frailes de clausura, escribas en las bibliotecas, se convirtieron en intelectuales que trascendieron la esfera de la teología; Eran políglotas, estudiantes de ciencias comparadas, tenían acceso a textos paganos y adquirieron conocimientos enciclopédicos.

Los escritos de Alberto Magno, recopilados en 1899, sumaron 38 volúmenes sobre los más variados temas: lógica, botánica, geografía, astronomía, astrología, mineralogía, química, zoología, psicología, frenología (estudio de la relación entre la configuración del cráneo y las huellas de carácter y personalidad) y, por supuesto, sobre teología. Posiblemente fue el autor más leído de su época. Unos siglos después de su muerte, el 15 de noviembre de 1280, surgieron rumores de que el obispo dominico había sido un mago alquimista. Al fin y al cabo, entre sus numerosas obras se encontraban tratados como Alquimia, Metales y Materiales, Secretos de la Química, Origen de los Metales, Orígenes de los Compuestos y Theatrum Chemicum, éste, una colección de observaciones sobre la Piedra Filosofal, secreto que habría transmitido a él por los discípulos de San Domenico [1170-1221].

Estudié astrología; Como muchos intelectuales de su tiempo, Alberto Magno admitió que los cuerpos celestes influyen en la vida de los hombres determinando características físicas y de comportamiento. Escribió sobre sus teorías astrológicas en Speculum Astronomiae. Creía que las piedras tenían propiedades ocultas, como se informa en De mineralibus. A Magnus se le atribuye el descubrimiento del arsénico y la tradición dice que poco antes de morir, el 15 de noviembre de 1280, transmitió el secreto de la piedra filosofal a su discípulo Tomás de Aquino, a quien le reveló que había presenciado la creación del oro mediante una transmutación. proceso.

Obispo y mago

Es curioso que el religioso y santo Alberto Magno, un respetado erudito escolástico del siglo XIII, fuera virtual maestro, a través de sus escritos, de algunos de los nombres más destacados del ocultismo occidental. Su influencia es evidente cuando se conoce un poco sobre los textos, que necesitan ser reeditados urgentemente en portugués; Estos son títulos muy raros.

Collin Wilson, en Lo Oculto, transcribe una enseñanza atribuida a Magno: “El alquimista debe vivir en soledad, alejado de los hombres. Debe ser silencioso y discreto... Debe saber elegir el momento adecuado para sus operaciones, es decir, cuando los cuerpos celestes son propicios”. Agripa, Paracelso, Eliphas Levi, Papus, todos estos grandes maestros recomiendan la misma postura a los investigadores de la Magia.

Es bien sabido que Alberto el Grande conocía ampliamente las propiedades ocultas de las piedras preciosas para influir en la salud del cuerpo y del espíritu. amatista, que aporta concentración; la esmeralda, inspiradora de la virtud, la castidad, la templanza, la abstención; ágata, para dientes sanos y para ahuyentar fantasmas y serpientes.

Sobre las hierbas, dice que betony (Betónica Officinalis) produce el poder de la profecía y la verbena, el encantamiento del amor. El Eupatório (Eupatorium perfoliatum) se utiliza para tratar la fiebre, en casos de dengue, por ejemplo.

Alberto Magno, con toda su erudición, también enseñó sobre la eficacia de la magia simpática, actuando a distancia, de forma indirecta, sobre un objeto relacionado con el objetivo deseado. Esta es una creencia muy extendida y es la base de la magia que se trabaja con ropa y objetos de individuos o muñecos de cera que representan a una persona.

Grande Alberto creía que era posible tratar la herida de un hombre operando simultáneamente sobre el objeto/arma que lo hirió: el cuchillo, la piedra con la que se asestó o se produjo el golpe. El hacha con la que se hirió el carnicero en un momento de descuido debe ser “medicada” con la misma medicina que se le da al paciente.

Luego, el objeto “magnetizado” debe colocarse detrás de la puerta del dormitorio. En algunos casos, cuando el paciente se quejaba de dolor, resultaba que el objeto se había caído. Otros ocultistas, en los siglos posteriores a la época de Magnus, repitieron la enseñanza y se esforzaron por explicar este fenómeno. Aunque a primera vista “operar sobre objetos” o incluso ─ operar sobre/en las secreciones del paciente, en la sangre ─ parezca un paso absurdo e ilógico, lo cierto es que la magia simpática está en el origen de todas las “técnicas” de autocuración/autoayuda tan extendida en esta enfermiza posmodernidad.

Aunque las autoridades eclesiásticas insistieron en negar el contenido oculto de los escritos de Alberto, clasificando como espurias las obras alquímicas que se le atribuyen, en 1480, La Gran Crónica de Bélgica se refirió a él como “Grande en magia, grande en filosofía, grande en teología”. Un escritor anónimo intenta deconstruir la imagen del monje mago afirmando que Alberto nunca practicó el Arte Hermético sobre el que escribió.

El androide del gran Alberto

Se dice que una de las hazañas más fantásticas de Alberto Magno fue la invención de un androide. El artefacto habría consumido 30 años de estudio de ciencias ocultas y, muy evidentemente, ciencias exactas. Fue elaborado con metales cuidadosamente elegidos bajo las influencias planetarias apropiadas. El autómata era maravilloso: hablaba y tenía la sabiduría de un oráculo infalible, respondiendo cualquier pregunta o problema que se le planteara. Eliphas Levi informa del final del que habría sido el primer robot equipado con inteligencia artificial del mundo:

Los cronistas aseguran que él [Alberto Magno]… logró después de treinta años de trabajo, la solución al problema androide, es decir, fabricó un hombre artificial, vivo, hablando, diciendo y respondiendo todas las preguntas con precisión y sutileza tal que Santo Tomás Tomás de Aquino [discípulo de Magnus], molesto por no poder reducirlo al silencio, lo rompió de una piedra. [LEVI, 2004 ─ pág. 208]

Eliphas Levi explica que la “leyenda del androide de Alberto Magno” es una metáfora del fanatismo aristotélico del monje, una escolástica del tipo que pretendía promover la filosofía aristotélica como base de la teología cristiano-católica, fuente inagotable de respuestas a todo lo que tiene “palabras preparadas” por “la lógica del silogismo que argumentaba en lugar de razonar”. La filosofía de Aristóteles fue el “autómata filosófico”, el “Androide” de Alberto y la “Suma Theologica… fue el bastón maestro” que destruyó la aberración
[LEVI, 2004].

Según Clute y Nicholls, la palabra android apareció en el idioma inglés en 1727 para referirse precisamente a los supuestos intentos del alquimista Albertus Magnus (1200-1280) de crear un hombre artificial(8) (apud Oliveira, op. cit. p. 9). …Se decía que Alberto Magnus había tenido un trato con el mismísimo diablo, ya que había hecho una cabeza de cobre que era capaz de hablar y responder a estímulos. Sus enemigos también le acusaron de haber fabricado un autómata capaz de hablar. [BOECHAT, , 2009]

Señor del Tiempo

Aunque lo de Android sea increíble, el prodigio más asombroso realizado por el Gran Alberto pasó a la historia de la Universidad de París. El religioso ocultista había invitado a Guillermo II, conde de Holanda y rey ​​de romanos, a cenar en su casa monástica de Colonia. Era pleno invierno y Alberto mandó preparar las mesas en el jardín del convento.

El terreno estaba cubierto de nieve y los cortesanos que acompañaban a Guillermo murmuraban sobre la imprudencia del filósofo, exponiendo al príncipe a las incomodidades del tiempo. Sin embargo, cuando tomaron asiento, la nieve desapareció repentinamente y todos sintieron el frescor de un día primaveral. El jardín estaba coloreado con flores fragantes que florecían en los árboles y arbustos; los pájaros volaban y cantaban al sol. Fue una metamorfosis de la naturaleza y el espectáculo se volvió aún más impresionante cuando, al terminar la cena, todas las maravillas desaparecieron en un instante y el viento frío comenzó a soplar nuevamente, castigando el jardín de invierno.

Dudosa reputación

A pesar de su fama de hombre poderoso, hay quienes dicen que “Magno”, en nombre de Alberto, no proviene originalmente de su grandeza intelectual sino que es un apellido familiar: Albert the Groot. Para Eliphas Levi, que no aprecia a los escolásticos aristotélicos, el prestigio del monje es folklore y sólo entre la plebe ignorante se le considera “el gran maestro de todos los Magos”. De su extensa producción científica, pocos textos genuinos habrían llegado hasta nuestros días e, irónicamente, sus obras más conocidas serían “espurias”. El ocultista Gerard Anacelet Vincent Encausse, conocido como Papus, comenta ambos textos.

Los admirables secretos de Alberto el Grande, publicado en 1791, “contiene ciertas enseñanzas que pueden usarse, mezcladas con recetas extrañas y tradiciones de magia de campo. Grande Alberto comprende:

1º ─ Un tratado de embriología…
2º ─ Un tratado de correspondencias mágicas dedicado al estudio de las virtudes de las hierbas, las piedras y los animales, acompañado de una tabla de influencias planetarias.
3º ─ Un libro “secreto” que se refiere más a las prácticas de hechicería que a la Magia.
4º ─ Un apéndice que contiene nociones fundamentales de fisonomía.

el pequeño alberto

Maravillosos Secretos de la Magia Natural y Cabalística del Pequeño Albert, León ─ 1758. El Pequeño Albert está consagrado a las tradiciones populares relacionadas con la Magia. Hay páginas enteras inspiradas en la Filosofía Oculta de Agripa [Henry Cornelius Agrippa, 1486-1535]. Estas son recetas ingenuas y curiosas sobre los procesos utilizados en el campo para inspirar e incrementar el amor… satisfacción de intereses materiales y resolución de problemas de dinero. Cuenta procesos más o menos infantiles para ganar el juego y descubrir tesoros. Este último capítulo sólo resulta interesante por el estudio teórico que hace respecto de los espíritus de los difuntos y los gnomos que custodian los mencionados tesoros. [[PAPÚS, 2003].

En cuanto a los extractos “inspirados” en la Filosofía Oculta de Agripa, no es de extrañar: la biografía de Agripa, [también alemán y también nacido en Colonia], muestra que este ocultista también estudió los textos atribuidos a Alberto el Grande poco más de 200 años después de la muerte del monje. muerte, una época en la que, tal vez, todavía era posible diferenciar los libros falsos de los verdaderos. Así, es muy difícil determinar si los libros de Agripa influyeron en las “espurias” de Alberto; si los originales de Magno influyeron en los “espurios” de Magno; y sus originales [o no], a su vez, fueron parte de la formación de Agripa.

El propio Agripa confiesa en una carta [epístola 23, I, I] que desde muy joven estuvo dominado por la curiosidad por los misterios. Este interés por las cosas secretas puede haber sido romantizado y exagerado por la sombra histórica del gran erudito ocultista Alberto el Grande. Él [Agripa] le escribe a Teodorico, obispo de Cirene, que uno de los primeros libros sobre magia que estudió fue el Espéculo de Alberto. Debe haber sido fácil para un joven valiente y rico adquirir grimorios mágicos en un centro comercial y escolar tan prolífico. [TYSON, 2008 ─ pág. 14]

El caso es que hoy se cuestiona la autenticidad de las obras. En portugués, los títulos son muy raros. Este columnista investigó y encontró tres ejemplares de O Grande e o Pequeno Alberto, publicado por Edições 70 Lisboa en 1977, 458 páginas, catalogados en Estante Virtual, libros usados, a bajos precios de 180 y 200 reales. En línea, algunos otros títulos como: El compuesto de compuestos ─ IV volumen de Theatrum Chemicum ─ y el muy sospechoso Secretos egipcios, arte blanco y negro para el hombre y la bestia.

Los admirables secretos de Alberto Magno

A pesar de la inmensa obra que dejó el dominico, su nombre quedó inmortalizado precisamente por libros considerados falsos, no escritos, en realidad, por Magnus. Alberto Grande y Alberto Pequeño son más bien almanaques que reúnen recetas mágicas para afrontar todo tipo de males o desgracias. El valor de estos textos es preservar la memoria de una cultura que es materia prima de la magia popular [magia exotérica, popular] que floreció en la Europa medieval, llevó a muchos a la hoguera, atravesó épocas y sigue presente en costumbres y creencias. hoy cultivado en zonas rurales, por las comunidades más sencillas, especialmente en el mundo occidental.

Es el conocimiento no científico sino tradicional de las propiedades ocultas de las plantas, las piedras, los animales y el poder de los rituales [y oraciones, por ser una curiosa magia cristiana] como forma de proyectar la voluntad. Algunas “recetas” son actualmente impensables porque violan los principios básicos de higiene y asepsia. Como señala Marco Antonio Lopes en Principios de la ciencia médica en la época de Montaigne y Cervantes [2009]:

El pepino, por ejemplo, apareció en esta farmacología estrictamente empírica como un eficaz repelente de insectos. Así lo afirma el tratado alemán de sabiduría médica popular titulado Los admirables secretos de Alberto Magno, publicado en 1703, a finales de la Edad Media. Para erradicar las chinches, el libro recomienda tomar un pepino con forma de serpiente, sumergirlo en agua y luego frotarlo sobre la cama infestada. Para el mismo fin se recomendaba excremento de buey, con la garantía expresa de que nunca se encontrarían chinches en esta cama. Los excrementos de rata mezclados con miel eran un remedio infalible para la calvicie; su fricción tópica favoreció la recomposición del cabello, en cualquier parte del cuerpo donde hubiera existido [cf. Sallmann, 2002, p.172-173].

Fontes:
AUHTERSSON, Kate. El Renacimiento inglés: fuentes y documentos. Routledge, 2008. EN Google Books ─ consultado el 06/04/2009.
BOECHAT, Walter. Ficciones del cuerpo en la era tecnológica: mitologías de la ciencia ficción. EN Revista Coniunctio nº 5 Volumen 2 | SIZIGIA: Centro de Estudios en Psicología Analítica ─ consultado el 06/04/2009.
Grimorios: Albertus Magnus. En la biblioteca de la Universidad de Miskatonic.
LEVI, Elifas. Historia de la Magia. [Trans. Rosabis Camayasar] São Paulo: Pensamento, 2004.
TYSON, Donald. La vida de Agripa en tres libros de filosofía oculta. [Trans. Marcos Malvezzi] ─ São Paulo: Madrás, 2008.
WAITE, Arthur E.. Alquimistas a través de los tiempos. En Google Books ─ consultado el 05/04/2009.

1193 – 1280

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