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Ayuda y lo invisible

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Jean DUBUIS

La solución más fácil para resolver los problemas o dificultades de la vida en el Camino Iniciático es llegar al punto en el que tu propia ayuda sea suficiente y eficaz. Esto puede parecer obvio, pero pensé que sería bueno enfatizar el punto porque muchos fracasan en esta área simplemente por falta de método. Además de los métodos, digamos técnicos, para llegar a este punto de autosuficiencia, hay que cultivar una mentalidad sin la cual cualquier intento está condenado al fracaso, incluso con la poderosa ayuda de otros.

Un primer punto a considerar, y quizás el más importante, es que no damos órdenes a lo Invisible; Esperamos tu consejo, tu revelación. De hecho, no es posible darle órdenes al Maestro Interno, pues por su propia estructura es el único que tiene una lectura completa de nuestro caso. Por otro lado, lo que es posible en este ámbito es dar órdenes a entidades aplicando las leyes del universo, pero esto sólo es posible después de un largo y cuidadoso estudio de la Cabalá. Además, los rituales o técnicas que logran estos principios sólo pueden aplicarse si la persona tiene el control total de estos procesos de Cabalá y, además, si tiene la Sabiduría o Iniciación necesaria para elegir soluciones. De lo contrario, el uso de estas prácticas, o incluso el simple intento de utilizarlas, puede conducir al suicidio psíquico o incluso físico.

Un segundo obstáculo, de otro orden, es la confusión entre perseverancia y obstinación. En muchos ámbitos es necesaria la perseverancia, que es la continuidad del pensamiento en el proyecto, porque, en muchos casos, las dificultades se resuelven una tras otra. Por otro lado, la terquedad, que es repetir un número excesivo de veces los intentos de la misma dificultad, es un error táctico. De hecho, cuando un punto definido de nuestra vida, de nuestro camino, resiste múltiples pruebas en una solución, hay que cambiar de opinión, plantearse aplicar otros principios. Lo Invisible no nos ayudará ni permitirá que seamos ayudados hasta que tengamos buena voluntad. La terquedad es estupidez y es lo opuesto a la buena voluntad.

Se deben cumplir otras condiciones, tanto materiales como psicológicas y mentales, para obtener ayuda de lo Invisible por sí solo.

En primer lugar, debes intentar solucionar el problema en el plano material, o al menos intentar todo lo que esté a tu alcance en este ámbito. “Haz lo que yo te ayude”. Por eso debéis esforzaros en tener una actitud de buena voluntad, no de debilidad o rigidez.

Otra ventaja, no menos importante, es el respeto al silencio. No debes hablar ni escribir sobre cuáles son tus problemas, para no corregirlos por escrito ni cristalizarlos en palabras. Es necesario mirarlas en el “silencio interior” porque la verdadera comprensión de las cosas se hace en ausencia de palabras de la Tierra.
Entrenar para tener contacto interno directo se convierte en una práctica fácil, pero sólo después de un largo período de paciencia y trabajo.
Cuando luego “sientes el problema en silencio interior”, sin esfuerzo, quizás sólo con algunas imágenes mentales, debes adoptar la siguiente técnica:

  • Ponte en una habitación oscura
  • Ponte en un lugar tranquilo
  • Ubíquese en una habitación donde la temperatura sea moderada.

En definitiva, debes tener un mínimo de percepciones sensoriales.

Es bueno al inicio del entrenamiento centrarse en todas las partes del cuerpo, empezando por los pies, con la idea de quitar la percepción sensorial del cuerpo. Cuando este paso tiene éxito, “sientes” un “estado magnético” en todo tu cuerpo.

Ante dificultades por resolver se debe realizar una revisión mental neutral y pensar que la solución “será”. Sobre todo, no intente influir en la naturaleza de la solución. No damos órdenes a los Invisibles. En este momento, el secreto del contacto interior con lo Invisible se encuentra en una fase de intensa pero breve transición hacia un estado en el que la mente está totalmente vacía. El Yo ya no piensa que no piensa.

El día en que se alcanza el contacto -en ese momento el sentimiento, la revelación son indiscutibles- se debe elegir una palabra clave, por ejemplo, “yo lo dije”, o “ya está” o “todo está bien”, etc. Con años de esta práctica, el simple pensamiento del tema a abordar y la simple palabra clave se vuelven suficientes para establecer contacto si se han trabajado suficientemente las condiciones anteriores.

No se desanime, incluso si el resultado tarda mucho en obtenerse. De hecho, la repetición de esta práctica prepara para un eventual éxito y ya está provocando un estado positivo de autosuficiencia, incluso si no induce estados de conciencia como los descritos anteriormente.
Cuando logres este paso de autoayuda, sabrás cómo ayudar a los demás.

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