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Como se explicó en la primera pregunta, no existe una sola manera de ver el satanismo. Hay satanistas que tienen sus razones para creer en la presencia real de entidades como Dios y el diablo, y hay satanistas con sus razones para ser ateos iluminados. Nadie es juzgado por su forma de pensar. Nadie es condenado por sus creencias. Esto se lo dejamos a otras religiones que tienen más práctica en condenar a otros.
Damos los nombres de Via Sinistrae al camino del satanismo escéptico o moderno y Via Tenebrae al camino del satanismo tradicional que concibe la existencia real de Dios y el diablo. No son dos caminos opuestos, sino dos caminos paralelos, que, siempre que sigan algunos de los principios que mencionaremos a continuación, conducirán al mismo fin de descubrir y mejorar un Yo Superior. De hecho, hay muchos satanistas que alternan entre la Via Sinistrae y la Via Tenebrae según sus propios intereses. La línea que divide los dos caminos es lo suficientemente delgada como para confundirse en la oscuridad de nuestro Templo.
El nombre “satanismo” es circunstancial, porque Satanás es la figura más fuerte en la cultura occidental para celebrar lo que deseamos. Después de todo, la noción de dios y diablo no es exclusiva y no surgió con el cristianismo. Prácticamente todas las culturas han tenido su versión de un dios supremo supuestamente bueno que reina y exige obediencia, como Alá, Jehová, Zeus, Olorum, Omuz y Osiris y una versión del rebelde supuestamente malvado que desafía este reinado como Seth, Lucifer, Prometeo, Loki, Mauí, Iblis y Ahriman. Para los seguidores de la Via Sinistrae, esto sólo demuestra que los mitos reflejan realidades psíquicas presentes en la humanidad y forjadas según la realidad de cada pueblo en beneficio de una élite y el control de las masas. Para los seguidores de la Vía Tenebrae, esto sólo demuestra que el Diablo y el Dios del cristianismo reflejan una verdad mucho mayor sobre seres de larga data que siempre han influido en la humanidad.
Sin embargo, ambas partes coinciden en algunos puntos importantes. En primer lugar, al existir como seres conscientes y autónomos o como simples ideas y arquetipos proyectados por la mitología cristiana, dios y el diablo ejercen una influencia extremadamente fuerte sobre la humanidad. Cada día, millones de personas refuerzan su creencia en el Señor de los Ejércitos y el Príncipe de las Tinieblas. Es un hecho que estas creencias afectan la forma en que vive la gente. Y finalmente, como la sociedad está formada por personas, estas creencias nos afectan a todos. Un dios esclavista, intolerante e hipócrita crea una sociedad esclavista, intolerante e hipócrita. Entonces, no importa tanto si Dios realmente existe o no, de cualquier manera tenemos que matarlo.
Es interesante notar que a pesar de no creer en la existencia del diablo, LaVey, autor de la Biblia Satánica, nunca escribió en sus Declaraciones Satánicas una frase tan absolutista como “Satanás no existe”, ni escribió “Satanás existe”. , pero antes de eso se preocupó al escribir por lo que representa Satanás. De esta manera, el Templo de Satán coincide con él al darle más importancia a las características que presentan la figura de Dios y el diablo, dejando la creencia en su existencia autónoma al aspecto personal de cada uno.
El tema es amplio, pero Dios y Satanás representan una elección. Una elección sobre cómo podemos llevar nuestras vidas. Dios exige sumisión, el Diablo invita a la rebelión. Dios ordena la abstinencia, el Diablo señala la indulgencia. Dios quiere que te sientas culpable porque te sientes bien, el Diablo quiere que te sientas bien porque no te sientes culpable. Dios exige amor incondicional, el Diablo está a favor del amor y el odio selectivos. Dios te quiere en el cielo o en el infierno cuando mueras, el Diablo sabe que se queda con su propia recompensa.
Dios es dependencia, el Diablo quiere vuestra rebelión.
Morbitvs Vividvs
