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Desde un punto de vista astrofísico la tierra desaparecerá, algún día, seguro, aunque ese día sucederá dentro de miles de millones de años; y la culpa de todo será el ciclo de vida natural del Sol. Las estrellas brillan porque queman combustible y mueren y se transforman cuando este combustible se agota. Son los gases ardientes los que convierten a las estrellas en cuerpos celestes incandescentes: el hidrógeno que se quema para producir helio.
La edad del Sol, como estrella estable, se estima en 5 mil millones de años y su esperanza de vida restante como estrella amarilla, tipo G, es de otros 5 mil millones de años. Por tanto, el Sol es una estrella de mediana edad. Al final de los 5 mil millones de años restantes, cuando se agote toda la reserva de hidrógeno del núcleo solar, la estrella perderá su estabilidad. El centro se contraerá y las capas exteriores se expandirán. En ese momento el Sol se transformará o se convertirá en una estrella gigante roja cien veces más grande de lo que es hoy, un proceso que inevitablemente se tragará a los planetas más cercanos: Mercurio, Venus, la Tierra y Marte. El fin.
por Ligia Cabús
