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Segundo Bardo: El Período de las Alucinaciones (Chonyid Bardo) – La Experiencia Psicodélica

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Si no se reconoce la Serena Light primaria, todavía existe la posibilidad de mantener la Serena Light secundaria. Si se pierde, entonces llega el Chonyid Bardo, el período de ilusiones kármicas o intensas mezclas alucinatorias de juego de realidad. Es muy importante recordar las instrucciones: pueden tener un gran efecto e influencia.

 

Durante este período, el flujo de conciencia microscópicamente agudo e intenso se ve interrumpido por intentos fugaces de interpretar y racionalizar. Pero el jugador normal del ego no está funcionando eficazmente. Existen, por tanto, posibilidades ilimitadas para, por un lado, agradables novedades intelectuales y emocionales si uno se deja llevar por la corriente; y, por otro lado, temibles emboscadas de confusión y terror si se intenta imponer la propia voluntad a la experiencia.

 

El propósito de esta parte del manual es preparar a la persona para los puntos de elección que surgen durante esta etapa. Pueden ocurrir sonidos extraños, visiones sobrenaturales y perturbadoras. Pueden impresionar, asustar y asustar a menos que esté preparado.

 

La persona experimentada podrá mantener la conciencia de que todas las percepciones provienen de su interior y podrá sentarse tranquilamente, controlando su conciencia expandida como un fantasmagórico televisor multidimensional: las alucinaciones más agudas y sensibles: visuales, audibles, táctiles, olfativas, físico y corporal; las reacciones más exquisitas, el discernimiento compasivo de uno mismo, del mundo. La clave es la inacción: la integración pasiva con todo lo que sucede a tu alrededor. Si intentas imponer tu voluntad, usar tu mente, racionalizar, buscar explicaciones, quedarás atrapado en torbellinos alucinatorios. El lema: paz, aceptación. Es un panorama que cambia continuamente. Estás temporalmente separado del mundo del juego. Disfrútala.

 

Los inexpertos y aquellos para quienes el control del ego es importante pueden encontrar imposible la pasividad. Si no puedes permanecer inactivo y dominar tu voluntad, entonces la única actividad que ciertamente puede reducir el pánico y alejarte de los juegos mentales alucinatorios es el contacto físico con otra persona. Acércate al guía u otro participante y apoya tu cabeza en su hombro o en su regazo; acerca tu cara a la de él y concéntrate en el movimiento y el sonido de su respiración. Respira profundamente y siente cómo el aire entra y exhala. Ésta es la forma más antigua de comunicación viva; la hermandad de la respiración. La mano del guía en tu frente puede ayudar con la relajación.

 

El contacto con otro participante puede ser malinterpretado y provocar alucinaciones sexuales. Por este motivo, este tipo de ayuda debe acordarse previamente y de forma explícita. Los participantes no preparados pueden imponer miedos o fantasías sexuales al contacto. Apágalos; son producciones kármicas ilusorias.

 

El abrazo tierno, gentil y solidario de los participantes es el desarrollo natural de la Segunda fase. No intentes racionalizar este contacto. Los seres humanos y, de la misma manera, casi todos los seres terrestres móviles, han estado acurrucados en noches oscuras y confusas durante cientos de miles de años.

 

Inhala y exhala con tus compañeros. ¡Todos somos uno! Esto es lo que te dice la respiración.

 

Explicación del Segundo Bardo

 

El problema esencial del Segundo Bardo es que todas y cada una de las imágenes (humanas, divinas, diabólicas, heroicas, malvadas, animales, cosas) que el cerebro humano evoca o los recuerdos de vidas pasadas pueden presentarse a la conciencia: imágenes y formas. y los sonidos giran sin cesar.

 

La solución esencial –repetida una y otra vez– es reconocer que tu cerebro está produciendo las visiones. No existen. Nada existe excepto cuando tu conciencia da vida a las cosas.

 

Por supuesto, no hay forma de clasificar los infinitos intercambios y combinaciones de elementos visionarios. La corteza contiene registros de miles de millones de imágenes de la historia de las personas, las razas y las formas de vida. Cualquiera de ellos, a razón de cien millones por segundo (según los neurofisiólogos), puede inundar la conciencia. Lo que queda de la mente conceptual se balancea en este brillante y sinfónico mar de imágenes. En medio de un aguacero turbulento e interminable del Océano Pacífico, una pequeña boca se abre gritando (entre bocados de agua salada) “¡Orden! ¡Sistema! ¡Explica todo esto!

 

No es posible predecir qué visiones ocurrirán ni su secuencia. Simplemente se puede animar a los participantes a cerrar la boca, respirar por la nariz y apagar su inquieta mente racionalizadora. Pero sólo una persona experimentada y con inclinaciones místicas puede hacer esto (y así permanecer en una iluminación serena). La persona que no esté preparada se sentirá confundida o, peor aún, entrará en pánico: la lucha intelectual por controlar el océano.

 

Con el objetivo de guiar a la persona, ayudándola a organizar sus puntos de vista en unidades explicables, se escribió el Chonyid Bardo. Hay dos secciones: (1) Siete Deidades pacíficas con sus trampas para el ego simétricamente opuestas; (2) Ocho Deidades iracundas que podemos aceptar con gusto como producciones visionarias o huir con miedo.

 

Cada una de las Siete Deidades Pacíficas (representaciones bisexuales de Padre-Madre) está acompañada por consortes, sirvientes, deidades menores, santos, ángeles y héroes. Cada una de las Deidades Iraquíes está acompañada de manera similar. También se ven luces, objetos simbólicos, bellos, horribles, aterradores, hirviendo.

 

Si se lee literalmente, el Libro tibetano de los muertos nos haría esperar al “Maestro de todas las imágenes visibles” (o su opuesto, el absurdo de la estupidez) el primer día; la “Deidad Inmóvil de la felicidad” y su consorte, sirvientes y su opuesto en el segundo, etc. Por supuesto, el manual no debe usarse de manera rígida y exotérica, sino que debe tomarse en su forma esotérica y alegórica.

 

Leído desde esta perspectiva, vemos que los lamas escucharon o nombraron miles de imágenes que pueden hervir a fuego lento en el siempre cambiante mosaico arrodillado de la retina (ese atolladero multicapa de miles de millones de rayos y colores, infiltrados, como una alfombra persa o una Escultura maya, con innumerables capilares multicolores). A través de la lectura preparatoria del manual y su repetición durante la experiencia, el principiante es guiado por sugestión a reconocer su fantástico caleidoscopio retiniano.

 

Lo más importante es que uno aprende que las visiones vienen del interior. Todas las deidades y demonios, todos los cielos e infiernos son internos.

 

El estudiante con un interés particular en el budismo tántrico o tibetano debe profundizar en el Chonyid Bardo. Debes obtener placas de colores de las catorce llamas del Bardo y hacer arreglos para que el guía te lleve en la secuencia prescrita durante la sesión. Esto proporcionará una serie inolvidable de liberación y permitirá al devoto emerger “reencarnado” de la experiencia en la tradición lamaísta.

 

La intención de este manual es poner a disposición el esquema general del Libro Tibetano y traducirlo al inglés psicodélico. Por esta razón, no presentaremos la secuencia detallada de las alucinaciones lamaístas, sino que enumeraremos algunas apariciones comúnmente reportadas por los occidentales.

 

Siguiendo el Thodol tibetano, clasificamos las visiones del Segundo Bardo en siete tipos:

 

  1. La Fuente o Visión del Creador; 2. El Flujo Interno de los Procesos Arquetípicos; 3. El Flujo Flamígero de la Unidad Interior; 4. La estructura de las vibraciones ondulatorias de formas externas; 5. Las Ondas Vibratorias de la Unidad Exterior; 6. “El circo de la retina”; 7. “El teatro mágico” [La frase “circo retiniano” se la debemos a Henri Michaux (Milagro miserable) y el término “teatro mágico” a Hermann Hesse (El lobo estepario)].

 

Las visiones 2 y 3 implican cerrar los ojos y no tener contacto con estímulos externos. En la visión 2 el imaginario interno es principalmente conceptual. La experiencia puede variar desde revelaciones y perspicacias hasta confusión y caos, pero el significado intelectual y cognitivo es primordial. En la visión 3 el imaginario interno es principalmente emocional. La experiencia puede variar desde el amor y la unidad extática hasta el miedo, la desconfianza y el aislamiento.

 

Las visiones 4 y 5 implican ojos abiertos y atención a estímulos externos, como sonidos, luces, tacto, etc. En la visión 4 el imaginario externo es principalmente conceptual y en la visión 5 predominan los factores emocionales.

 

La lista séptuple descrita anteriormente tiene cierta semejanza con el esquema mandalico de Deidades Pacíficas enumeradas para el Segundo Bardo en el Libro Tibetano de los Muertos.

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