Categorías
Magia sexual

La trascendencia del amor

Leer en 10 minutos.

Este texto fue lamido por 128 almas esta semana.

Por Serge Hutin Quer

Éste es el título de un libro escrito en Estados Unidos, a mediados del siglo XIX, por un hombre curioso: el mago rosacruz Randolph.

Originalmente no se trataba de una obra destinada a publicación, sino simplemente notas confidenciales que reservaba para unos pocos discípulos y que sólo se hicieron públicas después de su muerte.

Su contenido se centra en la magia que envuelve el acto sexual resultante de una unión armoniosa y los poderes regenerativos que de ella se originan.

PRIMERA PARTE:
PASCHOAL BEVERLY RANDOLPH

Paschoal Beverly Randolph nació en Nueva York, el 3 de octubre de 1825. Era hijo de un hombre perteneciente a una familia económicamente bien situada de la región y de una mujer, Flora Beverly, de ascendencia inglesa, francesa y malgache.

Esta mujer –se decía, descendiente de la familia real de Madagascar– murió cuando Randolph tenía apenas 5 años, y su desaparición marcó la vida del joven para siempre.

Su padre lo dejó al cuidado de una media hermana descuidada, que lo dejó prácticamente abandonado: durante años Randolph no fue a la escuela, y su educación la realizó íntegramente en la calle. Más tarde, Randolph incluso se licenció en medicina, pero sus estudios los dirigió casi en su totalidad él mismo.

A lo largo de su vida, Randolph conservó el recuerdo del amor maternal perdido tan temprano. En su autobiografía escribió: “Nací en el amor de una madre amorosa. Soy exactamente la contraparte de tus sentimientos, de tus pasiones volcánicas y ardientes, de tu amor que parecía el cielo, más profundo que la muerte. De su agonía, terrible como mil instrumentos de tortura. De tu esperanza y confianza. A causa de su soledad fui ermitaño toda mi vida, incluso entre los hombres. En una palabra: soy la expresión exacta del estado del cuerpo, espíritu, emoción, alma, tendencias, aspiraciones de esta mujer, cuando asumió la encarnación de quien ahora escribe estas líneas”.

Randolph extendió esta admiración a todas las mujeres, como veremos. Pero este lado malgache suyo fue también el origen de una serie de problemas raciales. Desde temprana edad fue maltratado por este motivo. A los 15 años se convirtió en grumete y, más tarde, en marinero. Este hecho llevó a Randolph a viajar por todo el mundo y visitar países lejanos.

A los 20 años, un grave accidente ocurrido mientras cortaba madera le obligó a abandonar su carrera marítima. Luego comenzó a trabajar en diferentes profesiones, como tintorero y peluquero. Pero siguió viajando, con los pocos recursos que pudo reunir.

SEGUNDA PARTE: VIAJES A ORIENTE Y AMÉRICA
Apasionado desde pequeño por el ilusionismo y la magia, fue, en uno de sus viajes a Siria, uno de los primeros occidentales en iniciarse en los ritos secretos de los ansariehs. A su regreso a Estados Unidos, Randolph organizaría una secta vinculada a los peldaños superiores de los rosacruces: los Sacerdotes de Aeth.

En Europa, Randolph también recibió los más altos títulos de una de las ramas más activas de la comunidad rosacruz. Eliphas Levi, en persona, confirió a Randolph el grado supremo de la Hermandad Rosacruz y también de la Orden del Lirio. En España recibió iniciación secreta de los alumbrados, seguidores del Amor Puro.

Pero sus viajes no terminaron ahí: visitó América Latina, Inglaterra, nuevamente Francia (donde entablaría amistad con Alejandro Dumas), Grecia, Turquía, una vez más Siria y Arabia.

De regreso a los Estados Unidos, se hizo amigo de personas destacadas de la comunidad y adquirió una reputación seductora y envidiada en los círculos masónicos y rosacruces de la región. Entre los amigos masónicos de Randolph se encontraban George Lippard, el general Ethan Ritchcock –autor de una pequeña obra famosa sobre los aspectos espirituales y psíquicos de la alquimia, publicada en 1854 en Boston– y John Brown, autor de la “cruzada contra la esclavitud”, que surgió en el de 1850 en Virginia y que precedió a la Guerra Civil.
Randolph fue también una especie de consultor espiritual de Abraham Lincoln, y esto no es tan sorprendente: ambos eran masones y rosacruces, ambos verdaderos hombres hechos a sí mismos, provenientes de una clase social humilde, hasta alcanzar un estatus social superior.
Ambos eran fervientes patriotas estadounidenses que querían abolir la esclavitud y liberar a los negros. Al finalizar la Guerra Civil, Lincoln encargó a Randolph la supervisión, en su nombre, de obras educativas dirigidas a esclavos emancipados.

Randolph se había convertido en Gran Maestro Supremo de la sociedad rosacruz según dos patentes: una concedida en 1858, tras una reunión celebrada en París y presidida por Eliphas Levi, y otra, interna, procedente de la Hermandad Hermética de Luxor.

Aproximadamente en 1870, Randolph participó en un círculo llamado Fraternidad Eulis. Esta fraternidad rosacruz, con sede actualmente en Beverly Hall, Pensilvania (EE.UU.), es actualmente una de las organizaciones rosacruces más activas de Estados Unidos.

TERCERA PARTE:
MAGIA: CONTACTO CON OTROS PLANOS

A pesar de su gran éxito en los círculos ocultistas, Randolph nunca tuvo una vida sencilla y feliz. De sí mismo diría: “Todo genio está destinado a la miseria en esta vida, porque su vida no es más que un desarrollo angular y unilateral”.

Randolph murió muy joven, después de haber pasado por varios problemas muy difíciles: los ataques aparecían por todos lados, fruto de la confianza total que depositaba en las personas, en su generosidad. De hecho, Randolph era casi infantilmente ingenuo con todas las personas con las que interactuaba.

Pero aún así, Randolph logró dejar algunos otros tratados de ocultismo además de Magia sexual: por ejemplo, La relación con los muertos, Los misterios secretos de Eulis, así como una serie de novelas iniciáticas, como Asrotis, Dhoula-Bell, Magh- El hijo.
Madame Blavatsky no tenía en alta estima a Randolph: para ella, el americano era una especie de mago, desconfiado, ávido de fama y poderes nefastos. Pero este es un juicio precipitado: sería un error creer que el autor de Magia sexual era un hombre egoístamente obsesionado por el poder a costa de los demás.

Randolph, de hecho, quería conocer las leyes supremas del universo y de la vida, adquirir conocimientos. Él mismo explicó: “Creemos en la naturaleza, que es para nosotros la manifestación de la inteligencia suprema, y ​​proclamamos que Dios reside en todo y en cada uno de nosotros. El mundo de las apariencias físicas no es ni de lejos el único que tiene una realidad tangible. A través de la magia será posible obtener contacto con otras regiones de la existencia”.

En “La Fraternidad de Eulis”, Randolph escribió que cree en mundos eléctricos, etéreos y fluídicos, ubicados más allá de las fronteras del mundo material. Estos mundos, recuerda, se extienden hasta el infinito, “poblados de belleza deslumbrante, adornados de nubes y constelaciones sin sentido, de paisajes ilimitados”. Estos mundos son, para nuestro universo, lo que éste sería para una ciudad de hormigas.


CUARTA PARTE:
LA MAYOR FUERZA MÁGICA DE LA NATURALEZA

Pero para Randolph, la revelación fundamental es una: el sexo es la mayor fuerza mágica de la naturaleza. Además: del amor nacen, según las circunstancias, pasiones, arrebatos, estímulos para la creación divina o humana, el surgimiento de dioses o demonios.

De ahí la posibilidad de esta magia simple y eficaz, que no debe ser temida por los no iniciados, por aquellos que no han sido predestinados. Esta fuerza, cuando se desata, puede compararse a la que, en la naturaleza externa, origina la tormenta.

A pesar de esta aparente simplicidad de la energía sexual, Randolph cree que sólo un iniciado podrá dominar plenamente esta fuerza. Dice: “Este camino está destinado y reservado a hombres valientes y a unas pocas mujeres, que sepan utilizar la energía sexual de manera útil”.

Observa además que “las fuerzas mágicas nunca descansan en los grandes vacíos de las almas débiles, y no se revelan al hombre a menos que las diferentes corrientes de influencias externas se calmen, gracias a una voluntad fría y paciente, comprobada ritualmente”.

Para Randolph, su Magia Sexual sería sólo un camino, trazado sobre un plano: el interesado debe izar él mismo la vela de su barco y guiarlo con su propia mano, “en la dirección donde brilla el Sol”.

Lejos de ser un libertino cínico, Randolph parece, a los ojos modernos, más bien un hombre rígido, en comparación con las luchas actuales por la llamada liberación sexual. Un ejemplo de esto es que concebía su magia sexual como practicada únicamente por una pareja amorosa y unida. Estas son las palabras del propio Randolph: “No tomes para esta operación mágica a la prostituta, a la virgen ignorante, ni a la menor de 18 años, ni a la esposa de otro, sino realiza el acto solemne con tu propia amada, esposa o amante. "

Exhorta a la pareja a observar un sabio equilibrio higiénico: comer alimentos sencillos y, preferentemente, naturales, dormir en una cama dura, con la cabeza orientada al norte, utilizando almohadas bajas, en una habitación fresca y bien ventilada.

Esto no significa que Randolph quiera quitarle toda la alegría y el placer al acto sexual: “Un hombre nunca debe tocar a una mujer que no sea emocional, y no debe abandonarla hasta que los dos escalofríos hayan terminado”.

Aún así, sería falso creer que la frenética multiplicación de las relaciones sexuales aumentaría los efectos. Para Randolph, lo contrario estaría más cerca de la verdad. Escribe: “No veas a tu esposa tan a menudo y sólo cuando ambos estéis en gran necesidad. Duerman en habitaciones separadas y no se reúnan más de dos o tres veces por semana”.

Pero es interesante reforzar el hecho de que la unión de pareja no se limita sólo al acto sexual: “Además del placer carnal, estad atentos a la unión de las almas, si queréis que vuestra oración sea contestada”. Cuando esta unión alcanza su forma perfecta, es sagrada: “Que tu amor te una a Dios”, espera Randolph.

 

PARTE QUINTA:
SEXO: CAMINO A LO DIVINO

A los ojos de Randolph, sería totalmente inconcebible creer que un amor verdaderamente sincero y total pudiera cerrar el camino de la pareja hacia lo Divino.

Para él, hay ciertas posiciones sexuales que tienen efectos mágicos, pero sería singularmente mutilaría sus enseñanzas creer que todo se reduce a una serie de las posturas sexuales fisiológicas más efectivas. Al contrario: Randolph cree que el acto sexual es un verdadero ritual mágico donde intervienen al mismo tiempo gestos, perfumes, colores, sonidos. Randolph afirma: “El ritual del amor mágico puede completarse con objetivos tan variados como lo es la vida misma, pero nunca podemos olvidar que la ley de polarización y reflexión devuelve al operador el bien y el mal que causa al otro”.

Ésta es la idea clásica del shock del regreso que sufre el hechicero. Según Randolph, sería posible utilizar la energía sexual para realizar todo tipo de operaciones mágicas: “Si un hombre desea ardientemente un determinado poder y mantiene este deseo desde el momento en que entra en la mujer hasta el momento en que la deja, sus deseos necesariamente quedará satisfecho.”

Randolph desarrolló un principio que establece que si el acto sexual es perfecto, si la unión entre el hombre y la mujer se cumple dentro de todas las esferas de sus respectivos seres, su fuerza aumenta tanto mental como físicamente. “Y la oración, esta oración, siempre se cumple”.

¿Y cuáles serían los resultados prácticos que se obtendrían con la magia sexual? Randolph enumera lo siguiente:

1) La regeneración de la fuerza y ​​la energía vital y el refuerzo del poder magnético;

2) La producción de influencia magnética, en vista de la sumisión del hombre a la mujer, o de la mujer al hombre;

3) El refinamiento de la potencia o de los sentidos en general;

4) Determinar, a voluntad, el sexo del niño a concebir y fortalecer sus capacidades cerebrales o corporales;

5) La creación de visiones sobrehumanas, espirituales y sublimes;

6) La realización de un proyecto o de un deseo extremo, sin importar el orden de las ideas.

SEXTA PARTE:
LAS PROYECCIONES MÁGICAS

El libro dedica los capítulos XIX y XXII a la minuciosa creación de espejos mágicos, cargados magnéticamente por la pareja. Otra propuesta de Randolph serían pinturas mágicamente animadas por la proyección de energía psíquica.

Para él, sería posible realizar la magia de las imágenes animadas, no sólo de personas vivas, sino también de seres del pasado y del futuro, y para ello bastaría con que la pareja supiera realmente cómo utilizar la energía sexual. Describe sus propias experiencias exitosas y garantiza que todos sus seguidores podrán lograr los resultados.

Randolph explica: “Verás, mientras te sientas cómodamente junto a tu ser querido, el aire de la habitación se oscurece gradualmente hasta convertirse en un negro intenso. La imagen aparecerá en la sombra y el cuerpo pintado en el lienzo se estremecerá de repente. Los brazos y las piernas del retrato harán movimientos inciertos, como si se tranquilizaran de la realidad de su vida, y luego, lentamente, toda la silueta se desprenderá del marco hacia ti”.

Una operación como esta puede ser altamente peligrosa, ya que muchas veces conducirá a la materialización de entidades demoníacas, que intentarán seducir a uno u otro de los operadores. Randolph luego advierte: “Un minuto de placer en los brazos de una súcubo (el demonio femenino materializado) es un pacto firmado con el Diablo: toda tu vida puede ser absorbida en un año”.

Una curiosidad: Claude d'Ygé, autor de Nouvelle Assemblée des Philosophes, publicada en 1954 en Francia, afirmó haber visto varias de estas imágenes animadas descritas por Randolph durante las reuniones de una secta mágica en un castillo de Checoslovaquia, en los años 20. La secta, creada a partir de la Hermandad Randolph, fue fundada por la traductora del libro, en Francia: la extraña y misteriosa María de Naelowska.

Publicado en: Lo Mejor de Planeta Vol. 3
Traducción y adaptación de Marco Antonio de Carvalho

Deja un comentario

Traducir "