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Magia sexual

Erotismo griego y prostitución en la antigüedad

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Herbert Emanuel

La prostitución es una de las profesiones más antiguas del mundo. De hecho, en algunas civilizaciones como Babilonia y Sumeria se consideraba una actividad sagrada, ligada a los rituales de fertilidad, amor y guerra. Hay muchos nombres para estas prostitutas: Inana/Ishtar, Hierodula, que literalmente significa “sirviente de los dioses”, “siervo sagrado”, alguien que generalmente está al servicio de una Diosa. Pero el prejuicio también se remonta a mucho tiempo atrás: el historiador griego Heródoto, que viajó extensamente por la antigua Mesopotamia (o al menos escribió extensamente sobre países y culturas distintas a la griega), nos da el siguiente relato:

Los babilonios tienen una costumbre verdaderamente vergonzosa. Toda mujer nacida en ese país debe sentarse una vez en su vida en el templo de Ishtar y allí asociarse con un extraño. Un gran número de estas mujeres se sientan dentro del atrio sagrado, con guirnaldas de cadenas alrededor de sus cabezas, y siempre hay una gran multitud, algunas yendo y otras yendo; Líneas de cuerda marcan los caminos en todas direcciones entre las mujeres, y extraños pasan por ellas para tomar sus decisiones. …

La moneda de plata puede ser de cualquier tamaño y no se puede rechazar, ya que está prohibida, ya que una vez lanzada es sagrada. La mujer va con el primer hombre que le arrojó dinero y nadie es rechazado. Cuando ella se ha ido con él y ha satisfecho así a la Diosa, regresa a casa.  (Herodoto, Libro 1, Capítulo 199).

Al calificarla de “costumbre verdaderamente vergonzosa” (?), queda claro el prejuicio de Heródoto hacia este tipo de actividad. El significado original de prostituta es literalmente “alguien que está en el lugar de otra persona”, pero el término se ha degradado para evocar condiciones sociales y normas morales. Harlot, por otro lado, suena a desaprobación bíblica y eclesiástica. Hetaira tiene un cierto contexto sociohistórico-cultural específico de Grecia, y cortesana se refiere a la asociación de un aristócrata con una amante de clase alta (Leick, 1994).

En la modernidad del siglo XX, las cosas no han cambiado mucho; Existe un curioso libro alemán titulado “El problema de la prostitución als psychologisches“, que pretende establecer algunas “definiciones” (?) de lo que sería una prostituta.

Según este libro, esto se caracteriza por:

* Entregar su cuerpo y realizar actos sexuales para satisfacer la libido de su pareja.

*Harás esto para recibir una forma de remuneración, que podría ser: dinero, un regalo o cualquier beneficio.

* No conocer socios o clientes.

* Aceptar, sucesivamente, un número ilimitado de socios.

* No tener un elemento emocional, como amor, cariño, simpatía y sensación sexual.

* No tener intención de procrear.

¿Una de las supuestas “definiciones”? Lo anterior que más nos llamó la atención, es la afirmación de que la prostituta sería una persona carente de todo sentimiento, incapaz de establecer una cartografía afectiva con nadie. Desde esta perspectiva, sería imposible pensar en la prostituta como una persona que, como nosotras, ama, se enamora y que, por tanto, está sujeta a todas las dificultades e impases que este acto supone. De hecho, para comprender mejor este tipo de prejuicios es necesario pensar un poco en esta relación entre sexo y amor en el mundo occidental.

¿No tendían los griegos, antes de Platón (e incluso en su época), a separar estas dos cosas? sexo y amor.

Según Michel Foucault, los griegos tenían una ética sexual muy rígida, que establecía normas de comportamiento en cuanto al “uso de los placeres”. Una ética mucho más una estética sexual, es decir, erótica, entendida como el arte reflejado en el amor y, singularmente, en el amor a los chicos. (Uso dos Prazeres, Rio, Ed. Graal, 1984, p. 201).

¿Y en qué consistió esa erótica? Según Foucault, cuatro características lo determinan:

1º La disimetría de edades: Siempre una persona más joven (que aún no ha alcanzado la madurez política) con una persona mayor (que ya ha alcanzado la mayoría política), estableciéndose entre ambos roles sexuales muy bien definidos. El joven, el eromenus (amado) siempre será pasivo en relación con el mayor, el erasta (el amante).

2.º El arte de cortejar: Ofrecer regalos, prestar asistencia, incluida la asistencia educativa.

3ª Libertad: Marca una distinción fundamental en relación al matrimonio; el joven es libre de aceptar o no ser cortejado.

4º Temporalidad: La duración del amor. La navaja que cortó los primeros mechones de la barba del joven griego, que marcó el paso de la adolescencia a la edad adulta, fue la misma que cortó los mechones del amor. Era necesario estar preparado para esta separación. El amor debe transformarse en amistad, el eros en filia.

En definitiva, la erótica griega era un arte del amor, tenía como objetivo delimitar los límites entre el buen y el mal amor, lo que conviene y lo que no conviene hacer para obtener el consentimiento de la persona amada. Un arte de conquista, por tanto. Y eso no separa el sexo del amor, la atracción por un cuerpo bello. Y aquí comienza la diferencia entre la erótica griega y la erótica platónica. O mejor dicho, la subversión de la erótica griega propuesta por Platón, por boca de Sócrates, y que influirá mucho en la concepción cristiana del amor y toda esta dicotomía sexo vs amor que vendrá después.

Según Foucault, la erótica platónica opera cuatro desplazamientos en relación con la erótica griega. Son ellos:

1° Lo ontológico: Es necesario definir qué es el amor. Para los griegos era obvio que el amor era un dios; para Platón no tanto, a lo sumo era un intermediario entre los hombres y los dioses.

2° El objeto del amor: La verdad y no ya el cuerpo bello; por tanto, algo más espiritual que concreto.

3° Simetría amorosa: Nada activo y pasivo, ambos son sujetos de amor, amante-amado, amado-amante.

4° La relación maestro-discípulo, amante-amado: El maestro, el amante, siendo mayor, guía al discípulo, al amado, en la búsqueda amorosa de la verdad.

De allí a la concepción cristiana sólo hubo un paso. Y el sexo y el amor empezaron a percibirse como cosas muy distintas, como en la canción de los titanes: “A veces creo que te amo, a veces creo que es sólo sexo. El sexo como algo puramente biológico, y el amor como algo “especial”, “más profundo”, “cosas del alma”, etc.

¿Alguien que tiene sexo por sexo es alguien desprovisto de amor? ¿Cómo se trazaría una cartografía amorosa de las llamadas trabajadoras sexuales? ¿No aman las prostitutas? ¿Sería imposible un beso en la boca? Este es un tema interesante para la investigación. Por supuesto, no hay que dejar de lado otros aspectos que también son importantes respecto a la prostitución: la relación con el proxeneta/proxeneta, con la policía, el
explotación sexual, incluida la de niños. Sin embargo, creemos que un trabajo que tenga en cuenta el afecto de las llamadas trabajadoras sexuales podría contribuir en gran medida a reducir el estigma social que recae sobre estas personas, permitiéndonos pensar también en estos otros aspectos antes mencionados.

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