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El factor humano – Manual de los Cazafantasmas

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A veces algunos chistes se salen de control. Hace muchos años, un famoso médium brasileño, adorado por muchos como alguien con poderes legítimos y acusado por muchos de charlatán, apareció en la televisión nacional y dijo que para demostrar sus poderes doblaría cubiertos en las casas de los espectadores. Lo único que tenían que hacer era colocar los tenedores encima del televisor y concentrarse con él. En una de las casas, en Río de Janeiro, una madre, emocionada por lo que podría pasar, dejó un tenedor en el televisor y esperó el momento. Cuando la médium empezó a concentrarse, sonó el teléfono de la cocina y la madre corrió a contestar para decir que estaba ocupada y que volvería a llamar en unos minutos. Cuando regresó el médium estaba sonriendo, todo sudoroso por el esfuerzo y para su asombro el tenedor estaba todo enrollado y torcido encima del televisor. Desde entonces hasta hoy, ya no tan joven, guarda su tenedor en una caja de madera con tapa de cristal para mostrar a todos de lo que es capaz una mente entrenada, y que para quien tiene voluntad, todo es posible. Todo el que la visita conoce la historia y queda impresionado con el souvenir.

Eso sí, nadie sabe que esa noche no estaba sola viendo la televisión, su hija estaba jugando en un rincón del sofá. Cuando la madre fue a contestar el teléfono, su hija corrió hacia el aparato y dobló todo el tenedor, apenas terminó regresó y se arrojó en el sofá. Si la madre no hubiera quedado tan aturdida por el objeto de metal doblado, seguramente se habría fijado en su hija y habría puesto fin a la farsa, pero su shock fue tan grande que su hija no tuvo el valor de decirle lo que había hecho, y hasta el día de hoy siente cierta vergüenza cuando el tenedor torcido le sirve de base para algún sermón o alguna moraleja de la historia que sucede cada vez que hace algo que su madre no aprueba, pero él no tener el coraje de contar lo que hizo.

Del mismo modo, muchos fantasmas pueden ser bromas que se salieron de control y cobraron vida propia. La bifurcación era un hecho situado en el tiempo, aparte de la inspiración ya no presentaba ninguna actividad relacionada con ella. Pero veamos otro caso famoso, ocurrido en una ciudad del sur.

Un padre planea una fiesta de cumpleaños para su hijo y llama a un mago para que realice trucos al aire libre y entretenga a los niños. Al parecer el hijo pensó que un mago era aburrido y no quiso, pero la fiesta estaba programada. Entonces el padre, en un momento de creatividad que sólo los padres saben de dónde viene, dijo que el mago había entrenado monos, que eran parte del espectáculo, haciendo trucos y monitos, y que él y sus amigos podían jugar con los monos. El día que llega el mago solo con sus cajas de cartón y anillos de metal, su padre ya le había advertido sobre la historia de los monos y cuando le preguntaron dónde estaban los peludos ayudantes respondió: se escaparon cuando yo venía para acá.

La fiesta transcurrió sin sorpresas, los niños adoraron al mago y al día siguiente todos los demás niños invitados no hablaron más que de los monos que se habían escapado. Los padres pensaron que era divertido y se unieron a la diversión, hasta que empezaron a ver monos por el lugar. No hubo evidencia, pero vieron monos saltando de los árboles, adentrándose en los arbustos, incluso algunos vecinos dijeron que faltaban pequeñas cosas en la casa y que se veían monos saltando por las ventanas. El padre no tuvo el valor de desmentir la historia hasta pasados ​​unos años, pero hasta entonces los monos imaginarios
fueron culpados por innumerables cosas.

Del mismo modo, una historia de fantasmas mal contada puede ser responsable de innumerables gritos, objetos que desaparecen, enfermedades, apariciones, etc... En este caso es prácticamente imposible detectar el origen de la mentira, pero hay que tener en cuenta que las personas en realidad creer que ven lo que dicen que ven, o vivir lo que dicen que experimentan. Entonces a veces te puedes encontrar con situaciones en las que toda una familia, y a veces hasta vecinos, cuentan historias y casos y juran que son obra de fantasmas o de lo “sobrenatural” y tú investigas, cazas, intentas hacer experimentos y siempre terminas. manos vacías.

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