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Criptozoología

Rémora

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Remora, en latín, es demora. Éste es el significado estricto de esta palabra que, en sentido figurado, se aplicaba a los echeneis, porque se le atribuía la capacidad de detener embarcaciones. El proceso se revirtió en español; remora, en sentido propio, es el pez y, en sentido figurado, el obstáculo. La rémora es un pez de color grisáceo; en la cabeza y nuca hay una placa ovalada, cuyas placas cartilaginosas sirven para fijarlo a otros cuerpos submarinos, formando con él un vacío. Plínio declara sus poderes:

“Hay un pez que se llama rémora, muy acostumbrado a caminar entre las rocas, que al pegarse a los cascos hace que los barcos se muevan más lentamente, y por eso recibieron su nombre, y por eso también es hechicería infame, y para detener y oscurecer juicios y litigios. Sin embargo, mitiga estos males con el bien, porque mantiene a los niños en el útero hasta el nacimiento. No es bueno para comer ni aceptable como alimento. Aristóteles entiende que este pez tiene pies, pues la infinidad de sus escamas están dispuestas de tal manera que se parecen a ellas [...] Trebio Negro dice que este pez tiene un pie de largo y cinco dedos de espesor y que sostiene las naves y , Aparte de esto, que si se conserva en sal, tiene el poder de extraer el oro que cae en pozos muy profundos.[ 1 ]."

Es extraño ver cómo la idea de detener los barcos pasó a significar detener el litigio y retener a los fetos.

En otro pasaje, Plínio registra que una rémora decidió el destino del Imperio Romano, deteniendo la galera en la que Marco Antonio pasaba revista a su escuadrón en la batalla de Actium, y que otra rémora detuvo el barco de Calígula, a pesar de los esfuerzos de cuatrocientos remeros. Soplan los vientos y azotan las tormentas - exclama Plínio -, pero la rémora domina su furia y ordena a los barcos detenerse en seco y consigue lo que ni las anclas ni los cables más pesados ​​pudieron conseguir.

“No siempre gana la fuerza más grande. Una pequeña rémora detiene el rumbo de un barco”, repite Diego de Saavedra Fajardo. [ 2 ]

Notas

1- 9-41: versión (al español) de Gerónimo Gómez de Huerta (1604)
2- Empresas Políticas, 84

Fuente: Los libros de los seres imaginarios – Jorge Luís Borges y Margarita Guerrero

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