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Cuando realizas una invocación, atraes hacia ti, hacia tu propio interior, una Entidad incorpórea.
Cuando se realiza una evocación, una Entidad incorpórea se siente atraída hacia uno mismo, pero se mantiene externa a nosotros, restringida o confinada a un área específica, normalmente un Triángulo Mágico.
Al invocar a un Ser con ciertos poderes y habilidades, “llamamos” estas cualidades a nosotros mismos. Por lo tanto, adquirimos estas cualidades, al menos temporalmente.
Como muchos de mis lectores son neófitos en este tipo de operaciones, aconsejo a quienes deseen practicar la Invocación Mágica que se limiten a Entidades amables y benéficas, que tengan cualidades que deseamos poseer. Nunca Convocar a Demonios u otras Entidades peligrosas, cuyas cualidades podrían causar lesiones o accidentes, a la persona que los invoca o a sus allegados.
Una Invocación es más fácil de llevar a cabo con éxito por alguien con poco entrenamiento mágico que una Evocación.
Una Evocación es más difícil de ejecutar con éxito en las mismas condiciones.
Una Invocación es una Operación Mágica mucho más peligrosa que una Evocación, independientemente de la experiencia del Mago que la realice.
