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Dogmas y Rituales de la Kaballah – Conjuración y Evocación de una Entidad

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Por Aluizio Fontenelle, Exu, Capítulo XX, 2ª edición.

Todos los rituales que se practican en las llamadas sesiones espíritas no representan más que evocaciones y conjuros de espíritus o entidades espirituales.

La evocación de un espíritu se realiza, basándose en el principio que rige el trabajo en estas prácticas, en las que buscamos hacer una concentración, con el propósito de adentrarnos en el pensamiento dominante de ese espíritu. De aquí sacamos la conclusión de que si nuestro pensamiento se eleva moralmente más alto o al mismo nivel, este espíritu evocado estará con nosotros y nos servirá.

De lo contrario, si nuestro pensamiento es malo y nos colocamos por debajo de su nivel, entonces él nos arrastrará a su círculo y entonces comenzaremos a servirle.

Conjurar un espíritu, en cambio, es el acto de oponer a un espíritu aislado, o a varios espíritus, la resistencia de una cadena o cadena, o incluso: la concentración de idénticas fuerzas de pensamientos, como acto de fe común. De ahí la conclusión que se puede sacar de una sesión espírita cuando la corriente tiene el mismo entusiasmo y la misma fuerza, el conjuro o también llamado fuerza mental, es completamente eficaz.

El cristianismo en el pasado debe toda la supremacía con la que los oráculos fueron silenciados, a la inspiración y fuerza que les dio la fe, que no es más que un conjuro de ideas dirigidas al Dios que habían concebido y adorado.

Se puede estar solo para evocar un espíritu, sin embargo, para conjurarlo es necesario hablar en círculo o en una asociación, como en el caso de las sesiones espíritas; por lo tanto, es necesario que esta cadena sea cohesionada, y que durante el período de esta concentración nadie se retire, para evitar que la fuerza pierda y el poder del conjuro cese.

Por otra parte, las falanges espirituales que en un determinado “centro”, “terreiro”, “tienda”, etc., que estén trabajando para cualquier fin, en contacto con seres vivos, incorporados o no, firman ellos mismos este conjuro, a través de sus puntos marcados, para evitar la intrusión de fuerzas extrañas que pudieran perturbar el perfecto equilibrio de las radiaciones espirituales.

Tanto en los puntos cantados como en los puntos tachados, la Magia está presente, y por ello, los practicantes de Kaballah en los rituales de alta magia, tienen como Dogma Mágico el triángulo de Salomón, representando lo “ternario”, símbolo necesariamente observado en todas las evocaciones.

En los casos de Magia Negra, las evocaciones se hacen por instituciones y pedidos a genios malignos, y allí, los puntos tachados suelen estar representados por los símbolos característicos de entidades malignas, siendo el principal el conocido en las Leyes Cabalísticas como el nombre de “TRIDENTO DE PARACELSUS”, que es un pentáculo que expresa el resumen del ternario en unidad, completando lo que en alta magia se conoce como el “CUARTENARIO SAGRADO”.

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fuente:

FONTENELLE, Aluizio. Exu. 2ª Ed. Río de Janeiro, Gráfica Editora Aurora, Ltda, 1954.

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Texto adaptado, revisado y enviado por Ícaro Aron Soares.

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