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Entonces, ¿quién conoce Kadath?
¿Quién sabrá eso?
Que siempre se encuentra en un momento curioso.
Entre ayer, hoy y mañana.
Desconocida en medio del Desierto Helado se encuentra la Montaña de Kadath donde se alza, en los picos ocultos, un Castillo de Ónice. Nubes oscuras velan el imponente pico que brilla bajo estrellas milenarias y, allí, el silencio cubre las gigantescas torres y construye muros prohibidos.
Inscripciones malditas custodian la puerta tallada por manos olvidadas y por el desafortunado que se atreve a atravesar tan terribles puertas.
Los Dioses de la Tierra se alegran por donde Otros caminaron, hace poco, en corredores místicos y eternos de los cuales algunos, en sueños, vieron las bóvedas pálidas, con ojos extraños y extintos.
