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Canon de Muratori

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El Canon Muratori: el canon bíblico más antiguo

El Canon de Muratori es el documento más antiguo que tenemos sobre el canon bíblico del Nuevo Testamento, habiendo sido escrito alrededor del año 150, ya que menciona el nombre de Pío, obispo de Roma del 143 al 155, hermano de Hermas, autor de “ El pastor".

Este documento es un manuscrito del siglo XVII. VIII, copia del original, descubierta por el sacerdote italiano Ludovico Antonio Muratori en el siglo XVII. XVIII.

El manuscrito está mutilado al principio y al final, pero permite distinguir cuatro tipos de libros:

1. Los que se leen públicamente en la Iglesia.

2. Las que algunas personas quieren que se lean públicamente en la Iglesia.

3. Los que son especialmente leídos.

4. Los que deben ser despreciados.

El texto completo del Canon de Muratori es el siguiente:

“…a lo cual estuvo presente y así lo hizo1.

El tercer libro del Evangelio es el de Lucas. Este Lucas –médico que, después de la ascensión de Cristo, fue llevado por Pablo en sus viajes– escribió bajo su nombre las cosas que oyó, ya que no llegó a conocer personalmente al Señor, y así, al tomar conciencia, Comenzó su narración desde el nacimiento de Juan.

El cuarto evangelio es el de Juan, uno de los discípulos. Interrogado por sus condiscípulos y obispos, dijo: “Caminad conmigo durante tres días a partir de hoy y que cada uno de nosotros diga a los demás lo que le ha sido revelado”. Esa misma noche le fue revelado a Andrés, uno de los apóstoles, que, según todos, Juan había escrito en su nombre.

Así, aunque parezca que en estos diferentes evangelios se enseñan cosas diferentes, la fe de los fieles no difiere, ya que el mismo Espíritu inspira a todos a estar satisfechos con el nacimiento, la pasión y la resurrección [de Cristo], así como su Quédate con los discípulos y sobre sus dos venidas: despreciada y humilde en la primera (que ya ocurrió) y gloriosa, con poder magnífico, en la segunda (que aún está por ocurrir). Entonces, ¿qué tiene de extraño que Juan a menudo afirme todo en sus epístolas diciendo: “Lo que hemos visto con nuestros ojos y oído con nuestros oídos y nuestras manos tocados, esto escribimos”? Con esto profesa ser testigo, no sólo de lo que vio y oyó, sino también escritor de todas las maravillas del Señor.

Los Hechos fueron escritos en un solo libro. Lucas narra al buen Teófilo lo que sucedió en su presencia, aunque habla muy a la ligera2 de la pasión de Pedro y del viaje que hizo Pablo desde Roma a España.

En cuanto a las epístolas de Pablo, por el lugar u ocasión en que fueron escritas, ellas mismas lo dicen a quienes quieren entender: primero, la de los corintios, prohibiendo la herejía del cisma; luego, la de los Gálatas, que trata de la circuncisión; Escribió más extensamente sobre los romanos, demostrando que las Escrituras tienen a Cristo mismo como principio.

No es necesario discutir cada uno de ellos, ya que el mismo bendito apóstol Pablo escribió sólo a siete iglesias, al igual que su predecesor Juan, en este orden: la primera, a los corintios; el segundo, a los efesios; el tercero, a los filipenses; el cuarto, a los colosenses; el quinto, a los gálatas; el sexto, a los Tesalonicenses; y el séptimo, a los romanos. Y, aunque escribe dos veces a los corintios y a los tesalonicenses, para su corrección, se reconoce que hay una sola Iglesia extendida por toda la tierra, porque de la misma manera Juan, en el Apocalipsis, aunque escribe a siete iglesias , está hablando a todos.

Además, una [epístola] a Filemón, una a Tito y dos a Timoteo se consideran sagradas; aunque son hijas del cariño y amor personal, sirven al honor de la Iglesia católica y al ordenamiento de la disciplina eclesiástica.

Hay también una carta a los laodicenos y otra a los alejandrinos, atribuidas [falsamente] a Pablo, pero que sirven para favorecer la herejía de Marción, y muchos otros escritos que no pueden ser recibidos por la Iglesia católica porque no conviene mezclar hiel con Miel.

Entre los escritos católicos destaca una epístola de Judas y dos del citado Juan, además de la Sabiduría escrita por los amigos de Salomón en su honor.

En cuanto a los apocalipsis, recibimos dos: el de Juan y el de Pedro; pero en cuanto a esto último, algunos de nuestro pueblo no quieren que se lea en la Iglesia.

Recientemente, en nuestros días, Hermas escribió “El Pastor” en Roma, y ​​su hermano Pío ocupa la silla de obispo en la Iglesia de Roma. Conviene, por tanto, que sea leído, aunque no públicamente, al pueblo de la Iglesia, ni a los Profetas – cuyo número ya es completo – ni a los Apóstoles – ya que su tiempo ha concluido.

De Arsenio, Valentino y Melcíades no recibimos absolutamente nada; éstos también escribieron un nuevo libro de Salmos para Marción, junto con Basiledes de Asia…”

Notas:

1 – Ciertamente, estas palabras finales se refieren al evangelio de Marcos, que no fue testigo ocular de los acontecimientos, pero que conocía muy bien los sermones de Pedro porque era su discípulo.

2 – Al utilizar la expresión “pasados ​​por alto”, el autor de este escrito intenta afirmar que Lucas omitió estos actos porque no los había presenciado o porque aún no habían ocurrido durante la redacción de los Hechos de los Apóstoles. Sin embargo, reconoce tales actos como dignos de confianza.

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fuente: http://agnusdei.50webs.com/muractori.htm

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Texto adaptado, revisado y enviado por Ícaro Aron Soares.

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