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Libre albedrío

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Jean Dubuis

¿Existe el libre albedrío para los humanos o no?

La respuesta depende del punto de Evolución del individuo. Como todo lo que resulta de la incorporación de la Eternidad y el espacio-tiempo, la cuestión del libre albedrío en la Evolución es una cuestión difícil de explicar. Sin embargo, dado que es una clave principal, intentaremos comprender cómo funciona.

Todo en la Naturaleza pasa primero por una fase de involución y luego por una fase de evolución. En origen, el hombre es un ser eterno en potencia, pero puede pasar repentinamente desde el punto semilla primordial al Ser realizado del fin de los tiempos. Este cambio se produce por etapas. El hombre necesariamente desciende a mundos más densos hasta llegar al nuestro: es la fase de involución. Cuando se preparen las estructuras adecuadas, el hombre podrá emprender el viaje de regreso. Esta es la fase evolutiva, el camino de la reintegración. Este viaje, en ambas direcciones, se realiza en diez pasos que corresponden a diez niveles de conciencia en el hombre, los diez niveles energéticos de la Creación.

El Hombre Verdadero es, por tanto, de Esencia Eterna (Energía Primordial). Esta Esencia, como todo lo que proviene del Universo, pasa por una serie de preparaciones a lo largo del tiempo. Por lo tanto, el Ser de Esencia Eterna se eleva gradualmente a su realización a través del tiempo, parte activa de la Eternidad. Esta preparación se realiza en tres ciclos:

  • Involución-evolución mineral,
  • Involución-evolución de la planta,
  • Involución-evolución animal.

Entonces el foco de la Energía Primordial, el punto semilla del Ser, alcanza la autoconciencia, el primer paso decisivo hacia la Realización. La diferencia esencial que provocará involución y evolución es que el hombre omnisciente pero pasivo del principio se convierte en el hombre omnisciente activo del retorno, es decir, libre.

En la Esencia Eterna no existe el determinismo. No puede existir porque el elemento tiempo aún no se ha manifestado. Se manifestará en 3-4 (ver diagrama arriba). En la Creación hay dos ámbitos: el del infinito, el de la Eternidad; y el del Espacio-tiempo del mundo finito y determinado. Es en este último donde el hombre adquirirá la libertad.

La Primera Energía, cuando surge, involucra tres etapas:

  • Emanación en lo manifiesto,
  • Diferenciación que crea dualidad en la energía,
  • Condensación o coagulación de energía en materia.

Esta diferenciación de energía, al crear dualidad, separa las polaridades pasiva y activa del hombre andrógino.

Al mismo tiempo, se produce una diferenciación espacio-temporal. Aparece entonces una posibilidad de acción, o de iniciativa, en la que el ser activo es capaz de actuar sobre el pasivo. El libre albedrío puede comenzar a manifestarse.

Durante el descenso (o involución), esta dualidad aumenta, y con ella la posibilidad de aumentar la acción. Pero al mismo tiempo, el olvido abarca la omnisciencia del Origen y el determinismo aumenta su dominio. Aclaremos este fenómeno.

La parte eterna del hombre, libre en su esencia, no puede actuar en su mundo de eternidad por falta de espacio-tiempo. Su dominio de las leyes de la Naturaleza sólo puede expresarse a través del vínculo con la parte encarnada del hombre. A medida que el ser avanza hacia mundos cada vez más densos, el ser se ve cada vez más obligado a actuar bajo la presión de fuerzas mecánicas deterministas de la materia. Así, el vínculo entre el ser Eterno y el yo en la Tierra se estira y se debilita. El libre albedrío del hombre depende de la calidad de la conexión entre su ser Eterno y su ser en la Tierra.

En el nivel más bajo, el nuestro (nivel 10), las leyes de los distintos planos limitan el campo de acción del hombre, y éste no puede cambiarlo antes del comienzo de su ascensión a su estado original. Dentro del ámbito del “mundo finito”, el hombre es libre, es decir, libre dentro de este marco finito. Puede, por tanto, aprender a ser activo, a emprender.

También puede negarse a actuar e ignorar momentáneamente la “Presión Cósmica” que lo impulsa a convertirse. En este caso, si llega demasiado tarde en su Camino, el vínculo con la eternidad se debilitará aún más con su negativa a estar atento a lo que le conviene. Es cierto que esta escucha es todavía muy baja o inaudible. Así, el determinismo te obligará a retomar tu Ruta, normalmente de forma incómoda.

De hecho, el libre albedrío para el hombre consiste en ser consciente de las Leyes de la Naturaleza y aplicarlas para aumentar su ámbito de acción. Sólo podemos ordenar la Naturaleza utilizando sus leyes.

La buena voluntad, o el enfoque inteligente de ir en dirección a la “Presión Cósmica”, aumentará el libre albedrío del hombre y al mismo tiempo le permitirá regresar (evolución).

Cuando se complete el viaje de Retorno, el hombre recuperará la omnisciencia original y habrá forjado en su interior la capacidad de utilizarla en ciclos continuos de Creación.

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