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Obsesiones del carnaval

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Pocos saben que la palabra Carnaval es, en realidad, una abreviatura de la frase: la carne no vale nada. Por otro lado, la mayoría de los brasileños cree que la participación en las festividades del carnaval no obstaculiza en modo alguno su organización psicofísica-espiritual. Algo así como cambiar completamente el patrón vibratorio, entrar en un maremoto de baja energía durante cuatro días y cinco noches y decir que eso no desarmoniza a nadie, al contrario, “desestresa”. ¿Es este realmente el único resultado de la participación en un festival de este tipo? ¿Desestresarse?

Los estudiosos de la psicología han realizado interesantes trabajos de investigación sobre el tema, aportándonos algunos datos que ya nos aportan importantes reflexiones. Transcribo parte del artículo aparecido en el Jornal Correio Brasiliense, que contiene la siguiente información: “(…) de cada diez parejas que van juntas a las fiestas, siete terminan la noche peleando (escenas de celos, intrigas, etc.) .); de estas mismas diez parejas, tres luego cometen adulterio; de cada diez personas (hombres y mujeres) en el Carnaval, al menos siete se someten a cosas que aborrecen en su vida diaria, como el alcohol y otras drogas (…). Concluyeron que todo esto proviene del éxtasis alcanzado en la gran fiesta, cuando el símbolo de la libertad, de la igualdad, pero también de la orgía y la depravación, estimulado por el alcohol, lleva a las personas a comportarse fuera de sus normas normales (…)”.

La mayoría de los juerguistas actuales siguen las carrozas sin tener idea de lo que les rodea en esos momentos. Ni siquiera sospechan dónde ni por qué surgió tal "festival". Simplemente están ahí para permitirte volverte loco por un momento, sin pensar en nada más que el placer de los sentidos. Sin embargo, los resultados son evidentes, como pudimos comprobar en este artículo alusivo al tema.
En cuanto a sus orígenes, podemos decir que las tatarabuelas del carnaval son las Bacanales, de Grecia –cuando se honraba al dios Dioniso– y las Saturnalia –fiesta romana donde se inmolaba una víctima humana previamente elegida–. Luego, ya en la Edad Media, se aceptó la tesis de que “una vez al año es lícito volverse loco”, que tomó forma, en los tiempos modernos, en el carnaval de nuestros días.

Por supuesto, muchos bailan y se agitan frenéticamente con amplias sonrisas, con una intención no menos digna: sólo quieren “alegría”. Sin embargo, incluso si la intención es sólo ser feliz, ¿el discípulo de Momo, en medio de tanta locura, no sufrirá ningún daño?

Todo sería pacífico si junto a personas así existieran tantas otras en la misma onda, con las mismas ganas de confraternizar, de sonreír y de bailar juntos; sin malicia, sin dejar que sus instintos reptilianos salgan a relucir.

Sin embargo, esa no es la realidad. Las conclusiones presentadas por los psicólogos de Brasilia ya nos dan una cierta base para pensar con mayor claridad sobre el tema. A este dato se suma otro dato muy importante que todavía no es tenido en cuenta ni por los profesionales de la psique ni por los amantes del carnaval: en el período comprendido entre el viernes de Carnaval y el amanecer del Miércoles de Ceniza, verdaderas falanges de esferas inferiores invaden la corteza terrestre. atraídos por el patrón predominante: seguir de cerca a esos juerguistas, incitarlos a los extremos, iniciar serias obsesiones que a veces se prolongan durante demasiado tiempo, provocando innumerables pérdidas a esas personas.

En el libro “En las fronteras de la locura” del espíritu Manoel Philomeno de Miranda, psicografía de Divaldo Pereira Franco, el venerable espíritu, en sus consideraciones, concluye que esto sucede tanto con quienes están en sintonía con seres perturbadores adoptando conductas viciosas, y con criaturas cuyas actitudes los identifican como personas respetables, aunque sujetos a las tentaciones que representan los placeres mundanos, pues también creen que es legal volverse loco una vez al año. El proceso obsesivo también ocurre durante el sueño, cuando en estado de desenvolvimiento (cuando el cuerpo descansa y el espíritu sale de excursión) el juerguista visita áreas de bajo contenido vibratorio, que ya están en contacto directo con tales entidades.

Conscientes de tales realidades, los responsables de la revista Visão Espírita hicieron un pequeño juego de palabras con la famosa frase compuesta por Caetano Veloso, en su frevo carnavalesco, que dice que “detrás del trío eléctrico sólo irán los que ya murieron”. Los promotores del espiritismo rehicieron el dicho. Escribieron que, de hecho, “detrás del trío eléctrico también están los que ya “murieron”…”. ¡En realidad! Sólo quedó agregar: “(…) y son muchos”.

Claudia Gelernter – Revista Visão Espírita, marzo de 2000

fuente:

https://web.archive.org/web/20170609114647/http://www.tucabocloubirajara.com/obsessoes-carnaval/

Texto enviado por Ícaro Aron Soares.

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