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Carnaval y Umbanda

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Conozco personas que a lo largo del año dejan de hacer lo que quieren, se someten a modos de vida, que para ellos es más práctico, porque aparentemente no hay tantos conflictos. Não sentem necessidade de situarem-se com os pés no chão em suas ações cotidianas, pois acreditam que atingiram zonas confortáveis de segurança na rotina das suas vidas, na interdependência do círculo familiar, na eterna tolerância ao tédio no trabalho e aparentes relações amistosas com todos alrededor.

Son personas que viven como en la superficie de la vida verdadera. Los que se pasan la vida viendo las sombras en la pared, si recordamos el mito de la caverna de Platón, revivido en Fernão Capelo Gaivota y en la leyenda oriental del pececito en el tanque.

Pero cuando llega el carnaval, parece que en la mente y en lo más íntimo de estas personas se produce una especie de desbloqueo, y se neutralizan todas las barreras morales y sociales, y entran en un ambiente de “todo vale”, como si fuera una compensación por “Comportamiento ejemplar durante el resto del año”. Afirman que “merecen” ser felices por un día y caer en juerga.

Muchas personas se divierten de forma sana y equilibrada, simplemente aprovechando el momento para eliminar sus preocupaciones y alejarse de las obligaciones y responsabilidades diarias, aunque sea por unos días.

Otros, en cambio, cometen todo tipo de locuras, comprometiéndose y en ocasiones arrastrando a otros en actos de imprudencia y salvajismo, poniendo en riesgo su integridad y en ocasiones su vida.

Intentar resolver u olvidar problemas personales durante los días de juerga carnavalera puede ser el peor camino que cualquiera pueda tomar.

Porque el carnaval, que se presenta en su manifestación física como explosiones de colores y alegría, trae belleza sin concesiones, pero resulta que no hay equilibrio en las fuerzas emocionales y pasionales que se liberan, rebotando una energía sin ajustes y sin límites en el ambiente. , donde en medio de los cuales acechan otros con las peores intenciones, que absorben con avidez estas energías, vampirizando intensamente a los juerguistas desprevenidos.

Son portales que se abren en regiones profundas y oscuras, dejando pasar entidades vengativas, perversas, artesanos en el arte del ilusionismo, mostrando a los incautos que se “divierten”, situaciones de éxtasis, logros, todo tipo de engaños ayudados por drogas, el alcohol, por la sexualidad exacerbada, para encarcelar fácilmente a quienes se encuentran descubiertos a su protección, inseguros de sus proyectos de vida, desequilibrados emocionalmente, vaciados de verdaderos sentimientos, minados por angustias y rencores no resueltos.

Los bloques, a modo de fuzarcas, esconden verdaderos campos de batalla en los paralelos astrales.

No hay ninguna posibilidad y el Orden y la Ley nunca se cumplen injustamente. No hay por qué tener miedo del Carnaval y del posterior período de Cuaresma. En diferentes partes del planeta, desde el principio de los tiempos, periódicamente existen estos focos, estos “vacíos” energéticos que absorben a quienes necesitan ser despertados y sacudidos ante las Verdades, o el rescate de quienes abusaron de la fe de los demás, negociaron con destinos que no les pertenecían, que olvidaron valores como el respeto, la amistad, la cortesía.

Este texto no quiere mostrar conceptos de falso moralismo, de hacer alarde de un comportamiento serio y oscuro. Por el contrario, la Umbanda, cuando alcanza el autoconocimiento, tiene una sonrisa constante en los labios, su corazón nunca está vacío, sus manos siempre están trabajadoras. No hay lugar para el aburrimiento ni la rutina en su vida, porque ha aprendido a hacer que las cosas sucedan, ha aprendido a orientar sus días y horas de manera provechosa, sin perder el tiempo en disputas menores, peleas inútiles. No siente la necesidad de compensar nada, pues ya se encuentra bien y en equilibrio. No siente la necesidad de “ponerse serio”, “recuperarse del resto del año”, “caerse en la trampa”, porque sabe que detrás del ambiente glamoroso hay otro, ansioso y peligroso.

Y que unos días de alienación obligatoria no cambiarán el escenario de un mundo que atraviesa profundos cambios socioeconómicos, geológicos e ideológicos, en un panorama preocupante con frecuentes catástrofes ambientales, con una pobreza abierta, como hemos visto en varias regiones de África. y de Haití, y lugares con profundas tensiones políticas con las Coreas y eternos desacuerdos, y las preocupantes zonas de conflicto en Medio Oriente, con Egipto, Libia y Bahréin ahora en el punto de mira. Que triste ver las antiguas pirámides de los faraones amenazadas, y la cuna del mundo aún en el caos...

El carnaval para los religiosos, no sólo para los fanáticos de la Umbanda, debería ser un momento de reflexión. Repensad los verdaderos valores, observad que nada es tan precioso como las relaciones puras y sinceras, que se fortalecen con los años y se renuevan en medio de las crisis.

Puede ser un momento de descanso y relajación física, un descanso de la pesada rutina de trabajo y estudio, una oportunidad de mayor interacción con familiares y amigos, meditación saludable sobre planes, resolución de metas, construcción de sueños. En la vibración positiva para la Humanidad y su evolución, en la reflexión profunda sobre su camino, sus certezas, sus metas. En el pensamiento de la Paz y la Armonía Universal, obteniendo una reserva de Serenidad, claridad mental, Esperanza, Fe.

Como hincha de la Umbanda, creo que en esta época del año se abren ciertos portales.

Algunos creemos que los Orixás se alejan del planeta, y casualmente los ocultistas afirman que en esta época del año hasta finales de julio, el planeta está sujeto a vibraciones negativas, para luego viajar del lado opuesto al extremo positivo, en el acontecimiento de la Navidad. En Umbanda coincide con el 26 de julio, día de Nanã, un poderoso
Orixá que dirige la rueda de la vida en otro ciclo.

Durante la época de carnaval, quienes son accesibles en la Tierra son los Exus de Lei, los guardianes de los Exus, que patrullan la corteza brasileña, como lo hacen en otras ocasiones en diversos momentos del mundo. El pensamiento excesivamente libertino que impregna el ambiente perjudica el equilibrio, atrae espíritus vengativos, malévolos y vampíricos, donde no conviene hacer ofrendas. Quien las hace es descuidado o no tiene buenas intenciones.

Los dirigentes de todos los terreiros aconsejan que si los umbandistas van a participar en las festividades del carnaval, no deben usar disfraces ni máscaras. Preséntense exactamente como son, sin engaños ni ilusiones, respetándose a sí mismos y a los demás, sin abusar de las bebidas, sin consumir drogas, y protéjanse, ya que serán conscientes de que los lugares son densos, cargados de todo tipo de pensamientos. En la mayoría de Terreiros se realiza un ritual los miércoles o jueves. En algunas Casas incluso hacen ofrendas, pero en la mayoría es solo una ronda entre los hijos de la Casa donde encienden una vela durante siete días para permanecer “Exu encendido” durante este tiempo de juerga, en otras se hace con anticipación, pero el Padre o Madre en el Santo Después de terminar la vela, enciende otra, sólo para proteger a sus hijos. Estos recorridos suelen estar cerrados, es decir, no abiertos al público, sólo para los niños de la casa.

Finalmente, reflexionemos que cuando mencionamos influencias positivas y negativas, no debemos considerarlas sinónimos exactos del Bien y del Mal. Debemos entender que todos estaremos siempre moviéndonos del polo negativo al positivo, es parte de la rueda del vida, y esto los taoístas siempre lo han entendido bien, un polo se interpone al otro, cuando el polo negativo se agota, el polo positivo ya está insertado. Por lo mismo aprendimos que no existe oscuridad absoluta, y que cuando algo llega al final de su capacidad, comienza un nuevo ciclo en otra dirección.

Todos pasamos por esto, y cuando pasamos por el polo negativo, si estamos llenos de pensamientos desarmonizados, seremos más susceptibles a sus consecuencias. Si al pasar por el polo positivo no nos hemos dedicado a la autoiluminación, no veremos nada, no disfrutaremos de nada, será como si todo fuera igual porque no estaremos en condiciones de vibrar con aquellos que están en este rango. Es muy diferente de ser bueno o malo. Todo el mundo pasa por lo positivo y lo negativo, por eso sería un gran prejuicio decir que uno siempre está del lado positivo y de la Luz.

Estoy tratando de expresar que no es el hecho de que el mundo esté circulando en el lado positivo o negativo, sino el hecho de quiénes somos realmente cuando pasamos por estas vibraciones. Por tanto, lo que la vida aporta a cada persona no depende del mundo exterior ni de otras personas, sino de lo que cada uno hace con él, cada minuto que estamos encarnados.

Que cada día traiga verdadera Felicidad y Bienestar a cada uno, con la protección y vibración de las Fuerzas Mayores.

Álex de Oxóssi – Río Bonito/Rj

fuente:

https://web.archive.org/web/20170609113501/http://www.tucabocloubirajara.com/o-carnaval-e-a-umbanda/

Texto enviado por Ícaro Aron Soares.

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