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Actualmente se sabe muy poco sobre los Ewá.
También es hija de Nanã y es vista como un horizonte, el punto de encuentro del cielo y la tierra, del cielo y el mar. Ewá también representa otros horizontes, como la interfaz donde se tocan la vida y la muerte, el día y la noche y otros. Así, todas las transformaciones, cambios y adaptaciones se rigen por él.
Ewá es virgen, hermosa e iluminada. A pesar de esta belleza y el acoso de los orixás masculinos, ella nunca quiso casarse, siendo una niña tranquila y aislada, enfocada en aprender los secretos de las transformaciones.
Nanã, preocupada por su hija, le pidió a Orunmilá que le buscara un amor, un matrimonio, pero Ewá quería vivir sola, dedicada a su tarea de hacer caer la noche en el horizonte, tirando del sol con su arpón.
Como Nanã insistía en su matrimonio, Ewá pidió ayuda a su hermano Oxumarê, el arco iris, quien la escondió en el lugar donde él terminó, detrás del horizonte, y Nanã ya no pudo alcanzarla. Así, los dos hermanos comenzaron a vivir juntos, para siempre inalcanzables. Ambos rigen lo intangible y Ewá también se entiende como la energía que posibilita abandonar el cuerpo y adentrarse en el espíritu en una nueva dimensión.
En Brasil, pocos candomblés adoran a los Ewá, pues dicen que el conocimiento sobre las hojas necesarias para su culto se perdió durante el proceso de aculturación de los esclavos africanos.
• Día de la semana: lunes
• Color: verde mar y rosa (el tono es rosa tarde)
• Símbolo: Arpón con serpiente enroscada, por su conexión con Oxumarê.
• Alimentación: batatas.
• Saludo: ¡Rirró!
