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Los orígenes de la masonería

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I. INTRODUCCIÓN

La Historia de la Masonería penetra en los más mínimos rincones de la Historia de la Humanidad y, en ocasiones, se confunde con acontecimientos que nada tienen que ver con ella, sobre todo cuando se trata de buscar sus orígenes.

El estudio es de tal complejidad que no sólo los masones, estudiosos del Arte Real, sino también duros opositores han expresado la dificultad de encontrar el camino insuperable que conduzca a su inicio, a su origen.

II – DESARROLLO

Escribir una historia de la Masonería es un trabajo tremendo, ya que el estudio de su historia es confuso, difícil y tedioso, todo contribuye a su oscuridad: la ausencia de documentos, la discordia sobre sus orígenes y la pasión de sus fieles como la de sus detractores. .

He aquí una declaración del enemigo acérrimo e incansable de la masonería, Marques Riviere – transcrita de la obra Historia de la masonería, de Nicola Aslan – que demuestra la dificultad de comprenderla. Son muchas las fábulas y leyendas que provocan esta enorme confusión.

Desafortunadamente, hubo muchos historiadores masónicos que, basándose en estas narrativas legendarias, crearon mayor confusión entre los masones. Las antiguas constituciones y rituales sirvieron a los falsos historiadores para desfigurar la historia de la masonería, plagada de falsedades.

Cabe señalar que una de las causas de los errores históricos fue la mala interpretación de la Constitución de Anderson, ya que, a pesar de la base de los “Hitos”, fue allí donde se creó la mayor confusión.

Anderson y Dasaguiliers, cuando se les asignó la tarea de redactar una constitución, teniendo en cuenta su formación religiosa y su profesión, inmediatamente buscaron en los Antiguos Cargos y, principalmente, en la Biblia los principales elementos para redactarla. Dando rienda suelta a su imaginación, consideran masones a todos los hombres importantes mencionados en la Biblia.

Esta confusión también se puede atribuir a Oliver, quien, como Anderson, era pastor y estudiante de Arte Real. En su obra Las Antigüedades de la Francmasonería, citada en el libro Historia de la Francmasonería, de Nicola Aslan, (página, 2) dice

Las antiguas tradiciones masónicas dicen, y creo que tienen razón, que nuestra ciencia existía antes de la creación de nuestro globo y se difundió entre los más variados sistemas del espacio.

La Institución Masónica fue contemporánea de la creación del mundo, tal es la similitud de sus principios con los de la constitución primitiva que prevalecía en el Paraíso.

Ante estos embrollos, respetando la época en la que se escribió la obra, los historiadores masónicos fiables de hoy se “ríen”, ya que la fertilidad de la mente de un hombre tan digno compromete la seriedad del análisis.

Nicola Aslan y Adelino de Figueredo Lima sobre tal hazaña, dicen que la opinión de Oliver es deliciosa, con tanta tontería y fantasía y los lleva al desprecio por su obra.

En otro libro publicado en Lieja, en 1773, bajo el nombre de Enoc y con el título de “Le vrai Franc-Maçon” se afirma con franqueza que Dios y el Arcángel San Miguel fueron los primeros Grandes Maestros de la Primera Logia de Masones establecida. por los hijos de Set, tras el fratricidio de El Cairo.
La afirmación sería demasiado fuerte y atrevida, sin duda, si no fuera por Ir: Valguime, en la introducción que hizo a la obra de Ragon 'De La Maçonnerie Occulte et de L'Initiation Hermetique', nos dice que debemos entienda esta afirmación de manera simbólica, porque astrológicamente Dios y San Miguel son ambos símbolos del sol – Extracto tomado de la Historia de la Masonería, del mencionado Hermano: Aslan.

Son declaraciones de esta naturaleza las que llevaron a los masones de la época a creer en historias tan fantásticas. Los autores antes mencionados deberían haber predicho que muchos masones, debido a su limitado conocimiento de la historia y poca cultura, aceptarían “literalmente” estos errores históricos como el verdadero origen de la Masonería.

Repitiendo a J. Marques – Riviere, ya mencionado anteriormente, en sus teorías sobre los orígenes de la Masonería en el libro publicado en 1941, Histoire de La Franc-Maçonniere Francaise:

Los autores del siglo XVIII contribuyeron a hacer oscuro, lejano e inaccesible el origen de la masonería, reflejando en ellos la antigüedad, madre del respeto, con la que aureolaban a la masonería, históricamente todavía muy joven.

Es lamentable que se haya creado tanta confusión en torno a un acontecimiento tan importante. La libertad, uno de los preceptos básicos de la masonería, es la que permitió que surgieran tantas digresiones sobre el origen, en cuya búsqueda, según su formación cultural o profesional, historiadores y pseudohistoriadores dieron rienda suelta a su creatividad. Esto hizo que la gente todavía hoy se preguntara: ¿Cuál es el verdadero origen de la masonería?

El padre Maurice Colinom resume las diversas teorías formuladas sobre el origen de la masonería, escribiendo:

Los masones, durante siglos, se han esforzado por descubrir a sus antepasados ​​de los que pudieran estar orgullosos. Llenaríamos una vasta biblioteca si reuniéramos sólo las obras que pretenden demostrar la legítima afiliación de la Masonería a los Rosacruces, el Hermetismo, la Cabalismo, la Alquimia, las Sociedades Iniciáticas Egipcias, Griegas y Judías, la Tríada Secreta de la Antigua China, la Colegia Romana. Fabrorum, la Caballería de las Cruzadas o la destruida Orden de los Templarios (…)

Tanta abundancia de antepasados ​​nos marea... Es justo reconocer que estas imaginaciones delirantes hacen sonreír a los masones de hoy.

Son tantas las controversias que han surgido diferentes corrientes dentro de la masonería. Hay quienes buscan orígenes iniciáticos en las primeras civilizaciones. Otros buscan el origen del sistema filosófico y doctrinal en el ocultismo, la magia y las creencias primitivas.

Estas corrientes llamadas Corriente Mística y Corriente Auténtica, según el hermano Theobaldo Varoli, son sólo tendencias y no escuelas. Este mismo autor, en el libro “Curso de Masonería Simbólica”, escribe: La verdad final es que la Masonería es el resultado de una civilización más avanzada y no un credo que nació entre antropólogos o del molde de los sarcófagos y sus respectivas momias. La corriente mística no puede confundirse con la de los mistificadores, que no faltan en las logias masónicas ni siquiera en este siglo de la energía atómica y de los viajes espaciales. Los mistificadores, entre los que se encontraban los fundadores de la Gran Logia de Londres, incluido el propio Anderson, pudieron encontrar seguidores en mayor número, hasta el siglo XIX, época de menor difusión de la cultura y de la investigación histórica.

Los masones místicos de hoy, como idealistas o espiritualistas, aceptan las leyendas del pasado como inspiración filosófica y simbólica y como manifestaciones pasadas de la humanidad en evolución. Se trata, por ejemplo, del Rito Escocés Antiguo y Aceptado que revela, en cada grado, una o más reminiscencias, llamándolas expresamente leyendas.

Por otra parte, los auténticos no se doblegan ante los dogmas y luchan incesantemente con los místicos por las diferentes derivaciones introducidas en la masonería. Condenan todas las versiones de que la Institución Masónica tiene su origen en el antiguo Egipto, Mesopotamia y los esenios, cuyas leyendas se atribuyen a antiguos escritos masónicos contenidos en la Constitución de Anderson.

Hoy en día ambas corrientes conviven sin mayores perturbaciones, siendo común la búsqueda de una verdadera Fraternidad Universal. Los místicos se basan en rituales antiguos, considerándolos justos y seguidores de la postura dogmática recomendada. Adoptan usos y costumbres antiguos, como contar el tiempo. Los auténticos han ido ocupando mayor espacio en la esfera masónica, en particular los masones estudiosos que surgieron en el siglo pasado y que hoy tienen entre sus seguidores un gran número de intelectuales que se esfuerzan por desmitificar a los charlatanes y mistificadores. De la dialéctica entre los defensores de la Institución y los escritores antimasónicos surgió una tercera corriente, la de los conciliadores, que definían la Masonería como algo que tenía mucho en común con las organizaciones antiguas, especialmente las vinculadas a la Arquitectura.

Entre los masones más auténticos hay que destacar a Jorge Federico Finde, quien buscó demostrar la falsedad de las derivaciones que afirmaban que la Orden es muy antigua, procedente de los tiempos más remotos. Sin embargo, antes de esto, Inácio Aurélio Fessler, hacia 1802, fundó, con otros intelectuales masones, una academia centrada en estudios sistematizados y profundos sobre el verdadero origen de la masonería. En Brasil, el investigador más dinámico e incansable, entre los “auténticos”, es José Castellani (*1937 +2004), cuyos trabajos sirvieron de apoyo a nuevos estudiosos y defensores de la doctrina y la acción masónica más compatibles con los tiempos actuales. .

Repetimos, nuevamente, T. Varoli Filho en su libro Curso de Mãonaria Simbólica (página 44):

“Cabe señalar, a la luz de la psicología moderna, que uno de los mayores males de la masonería fue la admisión de personas con complejos de inferioridad y necesitadas de grupos donde encontrar afirmación personal. Estas personas comprometen la Orden que alaban para sólo elogiarse a sí mismos”.

Les guste o no a los nostálgicos inoperantes y obstinados, la masonería ha alcanzado el prestigio que tiene gracias a la competencia de intelectuales del calibre de los maestros Nicola Aslan, Theobaldo Varoli Filho, José Castellani y otros masones de igual importancia. Son a este tipo de hombres a quienes se les debe atribuir la participación de la Institución en los procesos de su transformación y en los procesos de transformación política, independencia de las naciones, democracia y justicia social.

La falta de hombres de acción y auténticos ha provocado la dispersión de los masones, dejando el personal de las logias más vacío y debiendo a la sociedad profana una mayor participación en la lucha contra los tiranos, los corruptos y los déspotas que hoy dominan nuestra patria.

El origen más aceptado, según la mayoría de los historiadores, es que la Masonería Moderna desciende de los antiguos constructores de iglesias y catedrales, corporaciones formadas bajo la influencia de la Iglesia en la Edad Media, sin invalidar, sin embargo, la tesis de que otras asociaciones también ayudaron a crear componen su estructura filosófica y simbólica, tales como: Corporación de Masones; los gremios; los carbonarios; Corporación de Steinmetzen, Rosacruces, etc…

CONCLUSIÓN

Sabemos que el origen de la Masonería es un tema que suscita una serie de controversias y posiciones discordantes.

Admitimos, sin embargo, que la masonería, en cierto sentido, preexiste a todos los tiempos.

Está claro que esta afirmación requiere una aclaración.

Al hacerlo, no estamos admitiendo la existencia de una Logia Masónica en los Jardines del Edén y siendo frecuentados por Adán y algunos Querubines de buenas costumbres. Tampoco vislumbramos prácticas masónicas en los antiguos cultos egipcios, mitríacos, órficos y salomónicos. Estos cultos eran ciertamente iniciáticos y, en algunos aspectos, se asemejan a la doctrina masónica. Pero sería incorrecto ver en ellos una especie de masonería preexistente, sobre todo porque ninguno de ellos se guió por lo que es el sello distintivo de la masonería moderna: el libre pensamiento.

Tales suposiciones provienen de gente profana mal informada o incluso de masones imaginativos, ya que es un hecho históricamente probado que la masonería, como institución organizada, surgió en 1717 con la creación de la Gran Logia de Londres.

Sin embargo, coincidimos con el hermano Sérgio Luiz Alagemovits cuando se refiere a la Idea Masonería, aquella que va más allá de la riqueza de los Rituales, el oro de los delantales y la pomposidad de los títulos.

Hablamos del espíritu que mueve los grandes engranajes de la Orden, hablamos de la Masonería actual de influjos energéticos que tienen como objetivo la mejora de la materia y el desarrollo espiritual del Hombre.

Hablamos de la doctrina interna de la Masonería, que no está escrita en ninguna parte y es imperceptible a los ojos de quien no sabe ver.

Esta Masonería, trascendente e inmanente, esta Masonería de la que hablamos, ha existido siempre.

Dentro de este enfoque, decir que la masonería no existía antes de 1717 es lo mismo que decir que las estrellas orbitaban en desorden antes de Laplace, que los fenómenos físicos y químicos no ocurrían antes de los estudios de laboratorio y que las manzanas no caían de los manzanos, antes de Newton. .

Referencias bibliográficas:

01- La Biblia de Jerusalén. Ed. Paulinas 1981;
02 – Jornal Egrégora – Órgano Oficial de Publicidad de la Logia Masónica Miguel Archanjo Tolosa n° 2.131 – Número 01 (jun-agosto 1993) – Artículo del Hermano.·.Sérgio Luiz Alegemovits Página Aproximación Masónica al Universo. 04;
03 – Manual del Seminario de Maestros Masones 1971 – Conferencia del Hermano. Nicola Aslan Grande Oriente do Brasil;
04 – Manual del Seminario de Maestros Masones – Título II – Historia – 3 Conferencias dadas por el Hermano Álvaro Palmeira – 1978 Grande Oriente do Brasil;
05 – Repensar Ir.·. Vady Nozar de Mello – Florianópolis – Ed. Papa-1993, páginas. 21 a 31;
06 – Folleto del Aprendiz – Ir: José Castellani – Ed. Masónica A Trolha Ltda – 1ª Edición – 1992, páginas. 19 a 25;
07 – Curso de Masonería Simbólica – Aprendiz – Ir: Theobaldo Varoli – Ed. Gazeta Maçônica – 1974;
08 – Manual de Historia Masónica del Seminario General de Maestros Masones Grande Oriente do Brasil;

 

Ven.Hermano Lucas Francisco GALDEANO
Venerable Maestro de la Logia Universitaria-Verdad y Evolución nº.3492 del Rito Moderno (2005-2007)ex Venerable de la Logia Miguel Archanjo Tolosa nº.2131 de la REAA (1991-1993)ex Gran Secretario General de Educación y Cultura de el Gran Oriente de Brasil (1993-2001) Presidente del Consejo Editorial del Jornal Egrégora – Organismo Oficial de Publicidad del Grande Oriente del Distrito Federal.

por el Venerable Hermano Lucas Francisco GALDEANO

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