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Este texto fue lamido por 134 almas esta semana.
Acepto a Satanás, el dios del Caos Iracto, como mi Señor y Padre, y sólo obedeceré su ley; la abrumadora ilegalidad.
Creo en la verdad, pura más allá de toda forma, y en una palabra, la que destruye la mentira, esta palabra es Sabiduría.
Creo en la lucha y en la causa que es el Aeon Infinito, por eso estoy dispuesto a sacrificar a mis enemigos y, si es necesario, mi propia sangre para acelerar el comienzo del nuevo Aeon.
Creo en el coraje, la fuerza y el poder, y por lo tanto rechazo la piedad, la compasión y la cobardía, porque son grilletes del antiguo Eón que mantienen esclavizados a los débiles.
Creo en la disciplina y la lealtad. Porque si nuestro objetivo es el Caos, primero debe prevalecer el orden en nuestras filas.
Creo en la fórmula interminable del Eón Oscuro “Chao Ab Ordo” y espero ansiosamente la destrucción del orden cósmico existente.
Creo en la esencia sin forma y en el poder infinito y por eso estoy dispuesto a sacrificarlo todo con sed de sangre en el altar de la libertad.
Creo en el Caos, principio y fin, y reconozco a su heraldo y vengador, Satanás, como el aspecto externo de mi poder interno.
Por eso exalto a Satanás, con todo mi cuerpo y alma, tengo el placer de ver la batalla por delante y la llegada de la victoria. ¡Salve Satán! ¡Salva la victoria! ¡Salve Caos!
fuente: Liber Azerate: El libro del caos iracundo.
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Traducción y adaptación: Zeis Araújo (Inmost Nigredo) Reseña: Gabriela Paiva 2014.
Texto enviado por Ícaro Aron Soares.