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Magia del caos

Ritual y Doctrina – El Libro del Placer (9 de 12)

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Acostada boca arriba perezosamente, el cuerpo expresando la emoción de bostezar, suspirar, mientras concibe a través de la risa, esta es la idea de la postura. Olvídate del tiempo con esas cosas que son esencias reflejando su falta de sentido, el momento está más allá del tiempo y su virtud ha sucedido.

De pé, na ponta dos pés, com os braços rígidos, una atrás as mãos, entrelaçadas e esticando o máximo, o pescoço esticado- respirando profunda e espasmodicamente, até que uma tonteira e uma sensação que vem em rajadas, deêm exaustão e capacidade para la primera.

Mirando fijamente tu reflejo hasta que se nuble y ya no te reconozcas, cierra los ojos (esto suele ocurrir de forma involuntaria) y visualiza. La luz (siempre una Esto se debe practicar antes de intentar lo siguiente. La emoción que se siente es el conocimiento que responde al por qué.

La postura de la muerte se acelera inevitablemente, a través de ella escapamos de nuestra demora interminable – a través de ella, el Ego se levanta como si fuera una hoja en una tormenta – en la rapidez de lo indeterminable, lo que siempre está por suceder se convierte en su verdad. Las cosas que son evidentes dejan de ser oscuras, ya que por su propia voluntad satisface su deseo, lo sabe como la negociación de toda fe viviendo esto, el fin de la dualidad de la conciencia. De la creencia, un estado positivo de muerte, todo lo demás como el sueño, un estado negativo. Será el cadáver de todo aquello en lo que creemos y despertará un cadáver. El Ego, sujeto a la ley, busca la inercia en soen y en la muerte. Conozca la postura de la muerte y su realidad en la aniquilación de la ley – el surgimiento de la dualidad. En este día el lamento sin lágrimas del universo será reducido a cenizas… ¡pero él escapa al juicio! Y en cuanto al “yo”, ¡el más desgraciado de los hombres! En esta libertad no existen necesidades, ¿me atrevo a decir más? Prefiero cometer varios pecados que prometerme. Hay muchos ejercicios preliminares, tan innumerables como los pecados. Inútiles en sí mismos pero designativos de medios fundamentales.

La postura de la muerte es la reducción de toda concepción (pecado) a “Ni una cosa ni otra” hasta que el deseo sea satisfecho por complacerse a uno mismo. Por esto y no por otro la inercia de la creencia; se unen la restauración de la nueva sexualidad y el siempre original amor propio en libertad. La vacuidad (o creencia) primordial no se logra mediante el ejercicio de enfocar la mente en la negación de cada cosa concebible, la identidad de la unidad y la dualidad, el caos y la uniformidad, etc., etc., sino haciéndolo ahora, no eventualmente. Percibe y siéntete a ti mismo sin necesidad de un contrario, sino de tu familiar. Percibe la luz sin sombras a través de tu propio color como contraste, evocando la emoción de la risa en la hora del éxtasis en unión, y a través de la práctica hasta que esta emoción sea incansable y sutil. La ley de la reacción se combate mediante la inclusión. Amaría cien placeres a la vez, pero gran parte de su éxtasis no lo pierde, sino que se produce una gran generación. Que practique esto diariamente en consecuencia hasta que alcance el centro del deseo. Imitó el gran propósito. Así, todas las emociones deben encontrar el equilibrio en el momento de la emanación, hasta convertirse en una. Así, obstruyendo la creencia y el semen de la concepción, se vuelven simples y cósmicos. A través de tu iluminación no hay nada que no pueda explicarse. Ciertamente encuentro satisfacción en el éxtasis.

Ahora os he contado un secreto de gran importancia, lo sabía desde niño. Incluso esforzándonos asiduamente por alcanzar un vacío de creencias, uno es lo suficientemente cósmico como para morar dentro de los demás y apreciarlos. Entre los hombres pocos saben lo que realmente creen o desean, que empiece él, que lo sabrá, por localizar su creencia hasta ver su voluntad. Existiendo como duales, son idénticos en deseo, a través de su dualidad no hay control, ya que la voluntad y la creencia siempre están en discordia, y cada una moldearía al otro para sus propios fines, como resultado, ninguno gana ya que el placer es un refugio contra las penas. . . Que él los una.

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