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Descartes dice que los monos podían hablar si querían, pero que decidieron permanecer en silencio para no verse obligados a trabajar. Los bosquimanos de Sudáfrica creen que hubo un tiempo en el que todos los animales podían hablar. Entre estos destacó una especie de monos conocidos como Hochigans hasta el punto de equipararse a los humanos. Sus ciudades eran prósperas y su ciencia avanzaba. La tradición dice que las disputas internas que involucraban la ciencia y la magia negra eventualmente llevaron a la extinción de los Hochigan. Los Hochigans desaparecieron de la tierra y se llevaron consigo este don de los animales hablando con los hombres.
Fuente: Los libros de los seres imaginarios – Jorge Luís Borges y Margarita Guerrero
