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Alquimia

Sal de orina volátil

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Rubelo Petrino

He aquí uno de los grandes arcanos de la espagiria alquímica que muy pocos artistas conocen, buscado por muchos y que, ahora, para ayudarte, lo hemos puesto a tu disposición.

Van Helmont, gran espagirista convertido a la alquimia, se refiere a esta sal, también conocida como álcali volátil, como base para la preparación del Alkaest.

O sal volátil de orina es básicamente un carbonato de amonio. A usted, a finales del siglo XX, le parecería irrazonable e incluso repugnante extraer esta sal de la orina, cuando se podía adquirir fácilmente en un almacén de productos químicos.

Como ya hemos dicho y no nos cansamos de repetirlo, las sales utilizadas en alquimia, para ser canónicas, deben ser, en la medida de lo posible, de origen natural, tal como las usaban nuestros Maestros, pues actualmente, gran parte de los productos Los productos químicos existentes en el mercado se obtienen por síntesis y no tienen, desde el punto de vista alquímico, las mismas características que las sales naturales.

Ahí tenéis, hermanos, la razón por la que algunos ignorantes denigran estúpidamente nuestro Arte.

De la orina se extraen básicamente dos sales, de las que los alquimistas hacían amplio uso: la sal volátil o carbonato de amonio y la sal fija o cloruro de amonio. El cloruro también se puede extraer de la sal volátil.

Para preparar la sal volátil se necesitarán más de 60 litros de orina de animales rumiantes o de humanos.

Para muchos sería una tarea imposible extraer la flema de la orina putrefacta y sublimar las heces, pues resulta un trabajo tedioso debido al olor pestilente que desprende la excreción líquida putrefacta. Por eso, vamos a enseñarte un método mixto, como el nitro, para avivar.

Compré 1 kg de sulfato de amonio grueso, como el que se utiliza para preparar sal de amonio y se utiliza como fertilizante en la agricultura. Disolverlo en un litro de agua calentada a 40º, en un recipiente de acero inoxidable o vidrio.

Disolví, de la misma forma, en un litro de agua y en otro recipiente similar, 1 kg de carbonato de sodio comercial o, mejor aún, sal canónica de tártaro (carbonato de potasio) extraída de vid, roble o tártaro de vino.

Vertí la solución de carbonato en las cucurbitáceas de un alambique de 6 litros, el mismo que se utiliza para la destilación del aguardiente de vino.

Vierta lentamente toda la solución de sulfato de amonio en la solución de carbonato. Aparentemente, no se notará ninguna reacción química, pero se produce una doble descomposición, dando como resultado carbonato de amonio.

Colocar el capitel, el recipiente y destilar a temperatura no superior a 80º C, en horno eléctrico adecuado.

En el recipiente se destilará un líquido espeso y transparente como aceite de sarro, que huele mucho a amoníaco y te hará llorar si lo respiras. Es un carbonato de amonio hidratado. Destila tan sólo 1 litro de este aceite.

Un poco de sal volátil revestirá el interior del capitel así que, cuando hayas terminado de utilizar 1 litro, retira el capitel de la cucurbitáceas y, de su interior, la sal volátil que añadirás al destilado.

Con mucha antelación, añade 5 litros de orina a una botella de plástico de 5 litros y tápala bien para evitar que suelte mal olor al exterior. Déjalo pudrirse, como lo notarás por el color oscuro que adquiere y el olor nauseabundo que desprende al destapar el frasco.

Vierta 4 litros de esta orina en otra botella de plástico y agregue 1 litro de aceite destilado. Deja que todo se pudra durante 10 días o más.

Haga que un maestro vidriero prepare un aludel especial para la sublimación. Este aludel lo haremos a partir de un erlenmeyer de 3 litros, cortado en todo su contorno unos 2 cm por encima de la base. La parte superior del recipiente estará cerrada en un cono con un respiradero capilar en la parte superior.

En el centro de la base habrá un IN45 macho que encajará en el IN45 hembra de la extensión, como puedes ver en la fotografía respectiva.

El cono superior debe encajar bien encima de esta base. Para que el aludel sea estanco, se debe colocar una junta de goma alrededor del cono de vidrio. Este cono se sujetará a la base, mediante dos gomas elásticas cruzadas.

En el mismo alambique de 6 litros, vierte 5 litros de la mezcla en las cucurbitáceas, aplica la extensión de 40 cm que ya conoces, con un macho IN70 en un extremo y una hembra IN45 en el otro, como el que se usa para rectificar el vino. espíritu. Coloca sobre él el aludel de sublimación que ya mencionamos, cuidando de aplicar silicona en todas las juntas.

Caliéntalo lentamente hasta que alcance los 60ºC y déjalo así durante 3 días. La sal volátil de la orina comenzará a sublimar en la campana de aludel y cubrirá por completo su pared interior.

Si después de unas horas no observas la sublimación de la sal, entonces aumenta un poco más la temperatura, hasta que comience a aparecer la sublimación.

Cuando veas que la capa de sal dentro de la campana de aludel ya no aumenta de espesor, entonces para y apaga el horno.

Desmontamos el aludel y retiramos la sal, que queda cristalizada en capas, con la punta de un cuchillo de acero inoxidable, con mucho cuidado para no romper el cono de cristal. La sal desprende un olor a amoníaco muy fuerte. No respires el gas que emana de la sal, porque sentirás los mismos síntomas desagradables que el olor a amoníaco. Guárdalo en un tarro de cristal de boca ancha, bien cerrado y al abrigo de la luz.

Aquí se encuentra la sal volátil correspondiente a más de 100 litros de orina canónica, tal como ha sido fermentada en el ambiente que la origina. Prueba de ello es que la sal también desprende un ligero olor a orina.

 

Si es necesario, puedes purificarlo disolviéndolo en agua destilada de lluvia o en rocío destilado y, siguiendo el mismo proceso, volver a sublimarlo, hasta que se vuelva puro y blanco como el hielo.

 

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