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En primer lugar, los ataques ocultos ocurren todo el tiempo. Todo lo que se necesita es que una persona parezca enojada y/o piense mal de alguien para que se lance un cargo. Normalmente este tipo de ataques no son tan dañinos, por lo que no se le dará mayor importancia. Lo que importa aquí es el ataque deliberado encubierto con la intención de causar daño, desgracia, enfermedad y muerte.
Inicialmente, citaré un caso narrado por Dion Fortune, en su Autodefensa psíquica: Los lectores del antiguo best-seller Tres hombres en barco tal vez recuerden el destino del hombre que pasó una tarde lluviosa de domingo leyendo un manual médico. Al final de la lectura, estaba firmemente convencido de que padecía todas las enfermedades descritas en ella, con la única excepción de la inflamación de las rodillas. El hombre, después de leer el libro, se volvió paranoico.
El miedo al hechizo logra los resultados aparentemente negativos. Pruebas circunstanciales se vinculan a unir desgracias de diversa índole y apuntan a un supuesto individuo que lanzó la maldición. Mucha gente cree en esta fantasía. Sin embargo, es necesario que exista un verdadero mago como causante de tales desgracias, cuando tiene cosas mucho más importantes que hacer que simplemente andar deshonrando la vida de otras personas. Otro detalle: la verdadera magia es el resultado de un duro y laborioso aprendizaje. Esto requiere un conocimiento profundo y no es de cualquier nivel, ya que es el resultado de una inmensa investigación. Pensar que es fácil obtener conocimientos rápidos recorriendo las bibliotecas y librerías que tenemos a nuestro alcance es pura idiotez. Se necesita mucha investigación para que surja algo relevante. Además: la magia es el resultado de prácticas y experiencias profundas. Repetir mecánicamente el ritual expuesto en una obra es lo mismo que masturbarse sin excitación.
Hay órdenes iniciáticas, con grandes maestros, que serían capaces de realizar un poderoso arte mágico, pero esto es una falacia. Cuando se les pregunta sobre aspectos mágicos, revelan innumerables absurdos, o simplemente repiten el cliché -La magia no es para andar demostrando... Estoy de acuerdo. La magia no debería usarse para este fin, pero resulta que dicha frase es una mera excusa para alguien que como mago no tiene nada. El Autor está cansado de ver a supuestos maestros decir tantas tonterías, cuando el arte se basa principalmente en el autoconocimiento. Otro cliché: no puedo exponer los secretos de la orden… Es verdad. Hay un juramento involucrado. Sin embargo, todas las obras ya están expuestas, y poco es lo realmente importante que aún queda oculto.
Es difícil sufrir un ataque encubierto deliberado, ya que requiere tiempo y energía, entre otras cosas. El enemigo debe ser un mago, o al menos entrar en contacto con uno. Incluso en este caso, son pocos los magos que realmente conocen en profundidad los secretos necesarios para lanzar una plaga o maldición, lo que reduce aún más las posibilidades de que la persona sea atacada. Por otro lado, un verdadero mago confía en su sentido de la justicia antes de recurrir al último recurso.
Antes de continuar, veamos un ejemplo: un estudiante que empieza a aprender karate se cree una especie de Bruce Lee y, a través de su egolatría, fomentando su autoengaño, empieza a buscar peleas innecesarias para afirmarse. Lo mismo ocurre con algunos aprendices de las artes mágicas, que salen a la calle intentando demostrar que son tan prodigiosos como Crowley o LaVey. El verdadero mago no necesita demostrar nada y, si por casualidad lanza una carga dañina contra alguien, es porque ese alguien en realidad no es más que una persona vil, sinvergüenza y sórdida.
Si el mago se enfrenta a un problema mundano, utiliza otros medios para salir victorioso. Un viejo refrán dice: "Nunca uses una pala grande si una pala pequeña puede hacer el trabajo". En resumen: siempre utiliza las artes mágicas según sea necesario y no para demostrarse algo a sí mismo. Él honra tu magia.
Por lo tanto, hay que tener cuidado con la paranoia, como en el caso citado por Dion Fortune, de lo contrario la persona puede sufrir una crisis nerviosa autoinfligida. También dice que la psique, incluso si es genuina, es una causa frecuente de autoengaño. Un sensitivo es invariablemente muy sensible y sugestionable. Esta es la base de tus dones. Hay formas, como practicar la meditación, para que la persona pueda entrar en la homeostasis de forma natural, sin que el lado sensitivo se desvíe de su objetivo.
En determinados casos, sin embargo, el ataque oculto es cierto y requiere ciertas precauciones. Hay ciertas órdenes, tengan o no una orientación “divina”, que se complacen en utilizar métodos ocultistas para atacar a quienes tienen otra orientación religiosa, especialmente a sus rivales, pero este número es pequeño. Una persona que tiene un enemigo que conoce las artes mágicas o que tiene acceso a hechiceros que las conocen también es una posible víctima. Por tanto, la pregunta inicial es si la víctima potencial se encuentra en el “grupo de riesgo”.
En el otro extremo, Lavey dice que la “condena consciente y enfática del potencial de la maldición es el ingrediente perfecto que creará tu éxito, a través de situaciones propensas a accidentes. En muchos casos, la víctima condenará cualquier significado mágico para su destino, incluso en su lecho de muerte, a pesar de que el mago queda perfectamente satisfecho tan pronto como se producen los resultados deseados. Hay que recordar que “no importa si alguien concede importancia a tu trabajo, ya que sus resultados están de acuerdo con tu voluntad”. El súper lógico siempre explicará la conexión con un ritual mágico como resultado final de una coincidencia. Por tanto, hay que evitar ambas cosas: la paranoia y la condena consciente de cualquier ataque oculto.
Señor Ahrimán
