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Señor Ahrimán
"Satanás representa la bondad hacia quienes la merecen.
¡En lugar de amor desperdiciado en ingratos!"
Cuarta Regla Satánica de la Tierra
El satanismo, a menudo mal entendido, postula que la bondad debe reservarse para quienes la merecen, en lugar de distribuirse indiscriminadamente. Este pensamiento surge de la creencia de que el amor universal e incondicional es una falacia. Si, por un lado, el amor es una de las emociones más intensas y significativas del ser humano, por otro lado, pierde su valor cuando se aplica sin discernimiento. El satanista, entonces, sostiene que el amor debería ser una fuerza poderosa, dirigida con intenso fervor sólo a aquellos que demuestran ser dignos de él y no arrojados por el desagüe.
Uno de los pilares del satanismo es el rechazo a la idea de amar a todos por igual, vista como un concepto poco realista y dañino. Esta filosofía sostiene que amar a todos indiscriminadamente debilita la capacidad de juicio y discernimiento, convirtiéndose en una forma de amor barato y sin sentido. Para los satanistas, el amor debe ser selectivo e intenso, reservado para quienes verdaderamente se alinean con sus valores y merecen tal dedicación. Este punto de vista cuestiona la idea de que todos son dignos de amor, proponiendo un amor más auténtico y menos diluido.
Este equilibrio sólo es posible porque la doctrina satanista también aborda el espectro opuesto del amor: el odio. Al reconocer el odio como una emoción humana legítima, se argumenta que reprimir este sentimiento puede resultar en problemas físicos y emocionales. Por tanto, el satanismo defiende la expresión del odio, dirigido de forma justa y merecida, como forma de purgación emocional. Esto contrasta con muchas filosofías y religiones que promueven la represión del odio, lo que a menudo resulta en la transferencia de estas emociones reprimidas a los seres queridos u otras formas de manifestación dañina.
Históricamente, muchos movimientos basados en el amor universal han terminado, paradójicamente, en violencia y opresión, una crítica que a menudo plantean los satanistas. Sostienen que el amor, cuando se utiliza como velo para intenciones menos nobles, puede ser un instrumento de hipocresía y manipulación. Esta perspectiva se ve como una reacción a los innumerables ejemplos históricos en los que el amor ha sido utilizado como justificación de actos crueles y destructivos, desenmascarando la falsedad detrás de muchas proclamas de amor universal.
Otro punto de vista satanista critica la postura de las personas religiosas que profesan amor por sus enemigos, pero internamente desean el castigo divino para ellos. Esta hipocresía se destaca como un ejemplo de la incapacidad humana para admitir sentimientos genuinos de disgusto y odio. En lugar de enmascarar estos sentimientos con una falsa benevolencia, el satanismo fomenta la honestidad emocional, permitiendo a las personas enfrentar y expresar sus verdaderos sentimientos.
La verdad es que el satanismo a menudo se malinterpreta como sinónimo de crueldad y brutalidad, una visión basada en el miedo y la ignorancia. Al admitir abiertamente la capacidad de amar y odiar, los satanistas a menudo son vistos como amargados o negativos. Sin embargo, esta honestidad emocional se considera una fortaleza que permite un amor más profundo y genuino. Al reconocer y aceptar ambos sentimientos, el amor y el odio, no hay confusión emocional, hay una experiencia completa, auténtica y demasiado humana.
