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PSICÓPATA

El maestro de los colores

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Acércate al grifo más cercano, llena un vaso de agua y colócalo encima de tu televisor. Si alguien te pregunta algo, di que dirás una oración. ¿Alguna vez te has parado a preguntarte por qué el agua parece transparente cuando la consumimos o cuando la compramos en pequeñas cantidades, pero cuando la miramos en grandes cantidades (océanos y lagos por ejemplo) parece azul o verde?

El agua en su estado natural tiene un color ligeramente azulado que se vuelve más fuerte a medida que aumenta la cantidad de muestra observada. Para poder observar el color real del agua, la muestra debe estar purificada y tener un tamaño específico, por esta razón un vaso de agua produce la ilusión de una sustancia incolora, cuando en realidad tiene un color ligeramente azulado. Si el agua natural fuera incolora, los lagos y océanos del mundo parecerían grises o negros.

Algunos de los componentes que se encuentran en el agua de mar pueden influir en el tono azul, razón por la cual los océanos y lagos del mundo parecen tener áreas más azules o más verdes que el resto que los rodea. Por lo tanto, el verdadero color del agua sólo se puede observar después de un proceso de filtrado y purificación.

Piensa un poco en esto. Imagínate un pequeño bizcocho de chocolate que al duplicar la receta se convierte en un bizcocho de fresa. Si los gustos y los colores fueran objetivos, no cambiarían con las circunstancias. Pero fuera de tu cerebro no existe el violeta ni el rojo. Lo que llamamos ondas electromagnéticas inciden en los receptores ópticos y un impulso eléctrico llega al cerebro, sólo después de que este impulso llega a la corteza visual aparece la acuarela. No es que el mundo fuera de tu cerebro sea oscuro, porque el negro también es una interpretación cromática de tu cerebro.

Francisco J. Rubia, neurocientífico, dice en su libro “¿Qué sabe tu cerebro? que “en el pasado se pensaba que el cerebro reflejaba fielmente el mundo externo, pero, cada día, parece más evidente que el cerebro es un mundo cerrado que traduce los estímulos externos al lenguaje puesto a disposición por las estructuras cerebrales, dando una sensación interna o externa. una representación de la realidad externa. Todo lo que vemos, oímos, olemos y sentimos está dentro de nosotros mismos. Es el cerebro mismo el que siempre nos habla”.

Esta interpretación cerebral debe ser lo suficientemente buena para mantener nuestra supervivencia, pero no hay garantía de que sea completa o precisa. Los antiguos sufíes decían que se alcanzaría la iluminación si hiciéramos la pregunta: "¿Quién es el maestro que hace que la hierba sea verde?" Pero, ¿quién dijo que la hierba es realmente verde? El misterio de los colores es una manera rápida de recordar que en el fondo estamos atrapados dentro de nuestro propio sistema nervioso.

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