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Brujería y paganismo

Efectos psíquicos y físicos del humo

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Los efectos psíquicos se refieren a cambios en la conciencia y la percepción, es decir, cambios en la dinámica de los pensamientos y el funcionamiento de los sentidos de la vista, el tacto, el oído, el gusto y el olfato, activación y/o desactivación de ciertas áreas del cerebro vinculadas a la cognición. (capacidad de conocimiento y reconocimiento de la realidad que les rodea) y coordinación de movimientos.

Los efectos físicos son cambios metabólicos y están relacionados con la producción de sustancias que mantienen el bienestar o el equilibrio bioquímico, orgánico: hormonas, enzimas, niveles de glucosa en sangre, producción de bilis por parte del hígado y otras secreciones.

Ejemplos de estos efectos son: sequedad de boca, cambios en la temperatura corporal (posibles cambios en la presión arterial), cambios en la visión y el tacto con efectos en la percepción del espacio: distancia, dimensiones de los objetos, por ejemplo. Alucinaciones táctiles.

Llegados a este punto cabe preguntarse si la experiencia provocó alucinaciones o si promovió la liberación del cuerpo astral. En este último caso, la experiencia de Castaneda produjo el efecto o, según Don Juan, despertó el poder de “atravesar paredes”, de atravesar materia densa, incluido el cuerpo de otro ser humano.

Después de su primera experiencia con Psilocybe Mexicana, que fumaba en ayunas, el 26 de diciembre de 1963, Castañeda durmió casi dos días completos. A continuación se muestran extractos del informe del investigador sobre sus sensaciones:

…Traté de agarrar algo – cualquier cosa – para sostenerme. …Agarré una viga (la mala traducción de la versión digital dice palo)… en el centro de la habitación. Me quedé allí por un momento... incliné mi cabeza hacia adelante para apoyarla en la viga, pero parecía que no podía encontrarla... traté de controlarme y mantenerme consciente...

En una búsqueda desesperada de una explicación racional, concluí que mis ojos estaban cambiando de profundidad… comencé a moverme de lado alrededor de ella, un paso a la vez… la agarré con ambas manos, pero mis manos la atravesaron. Estaba agarrando el aire. …Extendiendo mis brazos para proteger mi cabeza, cargué con todas mis fuerzas. La sensación era la misma… Crucé la viga.

…Le pedí ayuda a don Juan. Di un paso hacia él, pero en lugar de avanzar, retrocedí tambaleándome y caí contra la pared. Sabía que lo había golpeado con la espalda, pero no lo sentí duro; Estaba completamente suspendido en una sustancia suave y esponjosa: era la pared.

…lentamente todo mi cuerpo pareció hundirse en la pared. Sólo podía mirar al frente, a la habitación. …Hice un esfuerzo supremo para sacar mi cuerpo de la pared, pero solo se hundió más y más. En medio de un terror indescriptible, sentí la pared esponjosa cerrarse sobre mi cara.

De repente don Juan estaba frente a mí… – Métete dentro de mi pecho – lo escuché decir. Sentí como si me lo estuviera tragando. Era la misma sensación esponjosa que la pared...

…Vi destellos de luz en un campo rojo… Los pensamientos comenzaron a disminuir en número e intensidad… Sólo había una conciencia de cariño, de ser feliz. No podía distinguir formas ni luces. De repente me detuvieron. Sentí claramente que me estaban levantando. Y quedé libre, moviéndome con extraordinaria ligereza y velocidad... Sentí un viento frío que soplaba a mi alrededor, y comencé a flotar como una pluma. (CASTANÉDA, 1968 – p 71/72)

Después de cada experiencia, Castaneda siempre interroga a Don Juan para tratar de comprender la naturaleza real de las sensaciones y experiencias vividas. En estas ocasiones se hace evidente una dificultad casi inevitable en la comunicación entre el académico y el chamán indígena.

La idea o concepto de “cuerpo astral” parece completamente ajeno a Don Juan. Castaneda quiere saber del maestro si realmente había atravesado la Viga, el muro, el cuerpo de Don Juan. Y el chamán confirma, simplemente, que Fumo otorga a sus fieles compañeros este extraño poder: la capacidad de atravesar paredes, cuerpos densos porque el cuerpo del usuario “desaparece”.

Castaneda no puede entender lo que dice el indio o prefirió dar a entender que ignoraba por completo (al menos cuando escribió su primer libro) la antigua ciencia universal, según la cual el Hombre Verdadero no es el cuerpo físico.

Frente o dimensión energética de la Realidad (o, según Castañeda en Estados de Realidad No Ordinaria), que es un “paisaje” subatómico, la apariencia del Ser Humano es algo muy diferente a la estructura visible de cabeza, torso y extremidades. Según los postulados de la Ciencia Oculta sobre la constitución de los Seres, el Verdadero Hombre tiene una apariencia esencialmente Luminosa.

Na tradição da Alta Magia Ocidental europeizada e da Alta Magia Oriental (Índia, Tibet, China, Japão, etc,), por exemplo, esse Corpo Real Luminoso do Homem configura-se como uma estrela de cinco pontas, o pentagrama com a extremidade voltada para arriba.

Livio Vinardi (1930), argentino, doctor en Ciencias Físicas, precursor de la Biopsicoenergética, el Hombre Verdadero tiene la apariencia de un haz de luz. Este cuerpo luminoso está formado por siete tipos de energía, correspondientes a las siete diferentes naturalezas o dimensiones del Ser, provenientes de siete vórtices o centros de aglomeración específicos. Es una de las interpretaciones de la antigua Constitución Septenaria del Hombre.

En los diagramas de Vinardi, la apariencia de este cuerpo, que se proyecta o irradia, ocupa un área al menos cinco veces mayor que la que ocupa el cuerpo aparente de carne y hueso de un ser humano (un gigante de luz, por tanto), este energético El cluster puede tomar diferentes formas.

En su condición normal (no zooformizada), el “hombre de luz” presenta contornos geométricos más o menos definidos, porque no existe ninguna barrera lineal que limite la irradiación de luz. Estos contornos varían entre círculos más o menos perfectos, cubos, conos simples, con el extremo hacia arriba o hacia abajo, o dos conos colocados uno frente al otro, a modo de reloj de arena.

Lo que Castaneda no menciona –y confiesa* que desestimó la información al preparar La Hierba del Diablo– es la revelación de Don Juan, en el mismo período de iniciación, de que el Hombre Verdadero es un “huevo de fibras de luz”.

— Los hombres se ven diferentes cuando los ves. El humo te ayudará

ver a los hombres como fibras de luz.

— ¿Fibras de luz?

— Sí, Fibras, como telarañas blancas. Hilos muy finos que

circula desde la cabeza hasta el ombligo. Así, el hombre parece un huevo de fibra.

alrededores. Y tus brazos y piernas son como espinas luminosas,

explotando en todas direcciones. (CASTANÉDA, 1968 – p 71/72)

* Mi suposición básica en ambos libros era que los puntos cruciales para aprender a ser un brujo eran los estados de realidad no ordinaria provocados por la ingestión de plantas psicotrópicas. Mi percepción del mundo a través de los efectos de estos psicotrópicos era tan extraña e impresionante que me vi obligado a asumir que esos estados eran el único medio de comunicar y aprender lo que don Juan estaba tratando de enseñarme. Esa suposición estaba equivocada. Su argumento fue que me estaba enseñando a “ver” en lugar de simplemente “mirar”... “Mirar” se refería a cualquier forma común en la que estamos acostumbrados a percibir el mundo, mientras que “ver” implica un proceso muy complejo, en virtud del cual un hombre de conocimiento supuestamente percibe la “esencia” de las cosas en el mundo. (CASTANÉDA, 1972 – p 8)

Ligia Cabús

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