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Demonios y ángeles

Acerca del látigo fulminante – El dragón rojo

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La víspera del gran experimento buscarás una vara o rama de avellano silvestre que nunca haya sido utilizada y que sea exactamente igual a la que ves en la ilustración superior, es decir, con el mismo tenedor en un extremo. Su longitud debe ser de nueve a diez pulgadas y media. Una vez que hayas encontrado un palo de este tamaño, no debes tocarlo excepto con los ojos, esperando hasta el día siguiente, el día de la operación, cuando lo cortarás, al amanecer. En esta ocasión deberás despojarlo de sus hojas y pequeñas ramas, si las tiene, con la misma cuchilla, que aún debe estar manchada de sangre, pues debes tener cuidado de no secarla. Comenzarás la operación de cortar el palo, cuando el sol comience a salir en este hemisferio, pronunciando las siguientes palabras:

Os recomiendo, oh gran Adonay, Elohim, Ariel y Jehová, que me seáis favorables y dotéis a esta vara que corto, de la fuerza y ​​virtud de la vara de Jacob, de Moisés y del gran Josué. También te encomiendo, oh gran Adonay, Elohim, Ariel y Jehová, encierren en esta vara toda la fuerza de Sansón, la justa ira de Emanuel y la excomunión del gran Zariatnatmik, que vengará las afrentas de los hombres, en el gran día del juicio. Amén.

Después de haber pronunciado estas grandes y terribles palabras, siempre con la vista fijada en el lado del sol naciente, cortarás el palo y luego lo llevarás a tu habitación. Luego buscarás un trozo de madera que deberás adelgazar hasta que tenga el mismo grosor que los dos extremos del palo real, llevándolo a un cerrajero para que atornille las dos pequeñas ramas forzadas por la hoja de acero que sirvió para cortar el palo. garganta de la víctima, prestando atención a que los dos extremos queden un poco afilados al colocarlos sobre el trozo de madera. Una vez hecho esto, regresarás a tu hogar y colocarás los mencionados herrajes sobre el palo real, luego tomarás una piedra magnética que calentarás para magnetizar los dos extremos, pronunciando en esta ocasión las siguientes palabras: (Ver nota H).

Por el poder de los grandes Adonay, Elohim, Ariel y Jehová, os mando que os unáis y echéis todos los asuntos que yo desee. Por el poder de los grandes Adonay, Elohim, Ariel y Jehová, os mando, por la incompatibilidad del fuego y del agua, que separes todas las materias, como fueron separadas el día de la creación del mundo. Amén.

Entonces regocíjate en el honor y la gloria del gran Adonay, seguro de que posees el mayor tesoro de luz. La noche siguiente, tomando tu bastón, tu piel de cabra, tu piedra ematille y dos coronas de verbena, además de dos candeleros y dos cirios de cera virgen, un batidor de fuego nuevo, dos piedras nuevas con la yesca correspondiente para encender el fuego, media botella de aguardiente de vino, una ración de incienso bendito, con alcanfor. y cuatro clavos, sacados del ataúd de un niño (ver nota i), irás al lugar donde se realizará el gran experimento, procediendo exactamente como te explicaremos a continuación e imitando fielmente el gran círculo cabalístico, como se demostrará.

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