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Demonios y ángeles

Enfermos y poseídos en la Biblia

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¿Jesús distingue entre los enfermos y los poseídos? Cómo explicar los pasajes Mt 10,8 “curad enfermos…, echad fuera demonios”; y Mc 16,17:XNUMX: “En mi nombre echarán fuera demonios… Impondrán sus manos sobre los enfermos y sanarán”.

De hecho, 8 veces los evangelios utilizan los términos “enfermo” y “poseído” de manera diferente. Sin embargo, de estos textos no se puede deducir que la Biblia pretendiera distinguir entre personas enfermas y endemoniadas. Tal exégesis no es válida. Quien hace tal exégesis, al pie de la letra, está adulterando la exégesis, también al pie de la letra, mucho más documentada, que los llamados endemoniados que simplemente están enfermos.

De hecho, en 54 ocasiones la Biblia habla de endemoniados y por regla general utiliza las palabras curar y sanar.

Se curan los enfermos, no los demonios.

Con los mismos o más derechos que quienes toman las dotaciones al pie de la letra, también podemos tomar al pie de la letra los términos curar y sanar.

En los textos que utilizan por separado los términos enfermo y endemoniado, evidentemente se trata de un estilo literario, pomposo, repetitivo, pesado, muy propio no sólo de los orientales, sino, en general, de un lenguaje preciso, matizado, considerado, con todo el rigor científico. .

Así, por ejemplo, también en estos textos se ve claramente el estilo reiterativo: en Mt 10,8 dice “curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Da gratuitamente lo que has recibido gratuitamente. No llevéis oro ni plata, ni dinero en vuestros cinturones, ni alforja para el viaje, ni dos túnicas, ni zapatos, ni bastón. Mismo estilo enumerativo, pesado, en el otro texto citado, Mc 16,17. “Expulsarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, tocarán serpientes, y si beben algún veneno, no les hará daño; Sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán”. Se trata de acumular prodigios y no de establecer diferencias.

La inutilidad de la exégesis que dice que la Biblia pretende diferenciar a los enfermos de los endemoniados aparece aún más clara en otros textos paralelos. Así, en el Evangelio de San Mateo (Mt 10,1) se lee: “Jesús les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y curar todas las enfermedades y dolencias”.

¿Las enfermedades no son enfermedades?

En otro pasaje se dice que “Jesús curó a los enfermos y limpió a los leprosos”.

¿No están enfermos los leprosos?

Y en el Evangelio de San Lucas “Jesús sanó a muchos de sus enfermedades y dolencias y aflicciones y atormentados por espíritus malignos y devolvió la vista a muchos ciegos”. (Lucas 7,21:XNUMX)

Está claro que la intención no es diferenciar enfermedad o dolencia o enfermedad o ceguera, y por lo tanto tampoco se pretende diferenciar a los endemoniados.

Todo esto no significa que los hebreos atribuyeran todas las enfermedades a los demonios. Es posible que sólo le atribuyeran algunos tipos de enfermedades más “misteriosas”, cierto tipo de enfermedades que hoy llamamos psíquicas y sobre todo enfermedades que iban acompañadas de fenómenos parapsicológicos que les resultaban completamente incomprensibles. De ahí que en la enumeración fuera lógico separar enfermedades y endemoniados, así como se separan los leprosos de otros enfermos comunes, e incluso las enfermedades de las enfermedades y dolencias.

Pero ciertamente, la Biblia no pretende proporcionar, con estas distinciones, una doctrina religiosa. Y no corresponde a la Biblia enseñar Medicina y Parapsicología, ni exponer las causas de los fenómenos observables en nuestro mundo.

Este texto fue encontrado en el sitio web:
http://www.catolicanet.com/clap/default2.asp

Por Óscar G. Quevedo SJ

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