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Alquimia

El Tesoro de los Tesoros para los alquimistas

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PARACELSUS (Philippus Theophrastus Bombast)

La NATURALEZA genera un mineral en las entrañas de la tierra. Hay dos tipos, que se encuentran en muchas zonas de Europa. Lo mejor que me fue ofrecido, que también fue genuino en la experimentación, está externamente en la figura del mundo mayor y está en la parte oriental de la esfera del Sol. El otro, en la Estrella del Sur, está ahora en su primera eflorescencia. Las entrañas de la tierra lo empujaron a través de su superficie. Es rojo en su primera coagulación, y en él se esconden todas las flores y colores de los minerales. Los filósofos han escrito mucho sobre él, ya que es de naturaleza fría y húmeda y concuerda con el elemento agua.

En lo que respecta a su conocimiento y experimentación, todos los filósofos que me precedieron, aunque le apuntaron con sus misiles, se equivocaron mucho. Creían que el Mercurio y el Azufre eran la madre de todos los metales, y ni siquiera soñaron en mencionar un tercero; y, sin embargo, cuando el agua es separada de ella por el arte espagírico, la verdad se revela claramente, aunque fuera desconocida para Galeno o Avicena. Pero si, por el bien de nuestros excelentes médicos, tuviéramos que describir sólo el nombre, la composición; disolución y coagulación, como al principio del mundo la naturaleza procede con todas las cosas que crecen, un año entero apenas me bastaría, y para explicar estas cosas ni siquiera las pieles de numerosas vacas serían suficientes.

Ahora bien, afirmo que en este mineral existen tres principios, que son el Mercurio, el Azufre y el Agua Mineral que sirvieron para coagular de forma natural. La ciencia espagírica es capaz de extraer este último de su propio jugo cuando no está completamente maduro, a mediados de otoño, como una pera de un árbol. El árbol contiene potencialmente la pera. Si los astros celestes y la naturaleza están de acuerdo, el árbol, en primer lugar, dará brotes en el mes de marzo; luego brotan los capullos y, al abrirse, aparece la flor, y así sucesivamente, hasta que en otoño madura la pera. Lo mismo ocurre con los minerales. Éstos nacen, de igual modo, en las entrañas de la tierra. Que los Alquimistas que buscan el Tesoro de los Tesoros observen esto atentamente. Yo os mostraré el camino, su inicio, su desarrollo y su final. En el siguiente tratado describiré el agua apropiada, el azufre apropiado y el bálsamo apropiado. A través de estos tres, la resolución y la composición se coagulan en una sola.

SOBRE EL AZUFRE DE CINABAR.
Toma el mineral Cinabrio y prepáralo de la siguiente manera. Cocer con agua de lluvia en un recipiente de piedra durante tres horas. Luego purifícalo cuidadosamente y disuélvelo en Aqua Regis, que está compuesto a partes iguales de vitriolo, nitro y sal amoniacal. Otra fórmula es vitriolo, salitre, alumbre y sal común.

Destila esto en un alambique. Viértelo nuevamente y separa con cuidado lo puro de lo impuro. Déjelo pudrir durante un mes en estiércol de caballo; luego separe los elementos de la siguiente manera. Si emite su señal (1), iniciar la destilación utilizando un alambique a fuego de primera. El agua y el aire subirán; el fuego y la tierra quedarán en el fondo. Luego agrégalas nuevamente y trata poco a poco con las cenizas. Así, primero volverán a subir el agua y el aire y luego el elemento fuego, como reconocen los expertos artistas. La tierra quedará en el fondo de la maceta. Esta colección ahí. Es lo que muchos buscan y pocos encuentran.

Esta tierra muerta en el reverbero la prepararéis según las reglas del Arte y luego añadiréis fuego de primer grado durante cinco días y cinco noches. Transcurridos estos, se deberá aplicar el segundo grado por el mismo número de días y noches, y proceder de conformidad con el Art. con la materia adjunta. Finalmente, encontrarás una sal volátil, como un álcali fino, que contiene en su interior el Astrum del fuego y de la tierra(2). Mezcla esto con los dos elementos que se conservaron, agua y tierra. Vuelve a colocarlo en las cenizas durante ocho días y ocho noches y encontrarás lo que muchos artistas han descuidado. Separa esto según tu experiencia y según las reglas del Arte Espagírico, y tendrás una tierra blanca, de la cual se ha extraído su color. Agrega el elemento fuego y sal a la tierra alcalinizada. Digerir en un pelícano para extraer la esencia. Luego se depositarán nuevas tierras, que se dejarán de lado.

SOBRE EL LEÓN ROJO.

Luego toma el león en el pelícano que también se encuentra primero, cuando veas su tintura, es decir, el elemento fuego que está por encima del agua, del aire y de la tierra. Separarlo de su depósito desmenuzándolo. De esta manera tendrás el verdadero aurum potabile(3). Endulzalo con el alcohol del vino vertido sobre él y luego destilalo en un alambique hasta que no notes restos de acidez en el Aqua Regia.

Este Aceite del Sol, encerrado en una retorta herméticamente cerrada, debéis colocarlo para elevación que pueda ser exaltado y duplicado en su grado. Luego coloque el recipiente, aún bien cerrado, en un lugar fresco. De esta forma no se disolverá, sino que se coagulará. Vuelva a colocarlo para elevación y coagulación y repita esto tres veces. De esta manera se producirá la Tintura del Sol, perfecta en su grado. Mantén esto en su propio lugar.

SOBRE EL LEÓN VERDE

Tomad el vitriolo de Venus4, cuidadosamente preparado según las reglas del Arte Espagírico; y añádele los elementos agua y aire que tienes reservados. Resolver y pudrir durante un mes según las instrucciones. Cuando termine la putrefacción, verás el signo de los elementos. Sepárelos y pronto verá dos colores, a saber, blanco y rojo. El rojo está por encima del blanco. El tinte rojo del vitriolo es tan poderoso que enrojece todos los cuerpos blancos y blanquea todos los rojos, lo cual es maravilloso.

Trabaja este tinte a través de una réplica y notarás que emerge una negrura. Tratarlo nuevamente a través de la retorta, repitiendo la operación hasta que adquiera un color blanco. Adelante y no te desesperes por el trabajo. Rectifica hasta encontrar el verdadero y claro León Verde, que reconocerás por su gran peso. Verás que es pesado y grande. Este es el Tinte, oro transparente. Verá maravillosos signos de este León Verde, que no se pueden comprar con ningún tesoro del León Romano. ¡Feliz aquel que ha aprendido a encontrarlo y utilizarlo como tintura!

Este es el verdadero y genuino Bálsamo, el Bálsamo de las Estrellas Celestes, que no permite que los cuerpos se descompongan, ni permite que arraiguen la lepra, la gota o la hidropesía. Se administra en dosis de un grano, si ha sido fermentado con Azufre Dorado.

Ah, Carlos el Alemán, ¿dónde está tu tesoro? ¿Dónde están tus filósofos? ¿Dónde están tus médicos? ¿Dónde están vuestros decoradores de madera, que al menos purgan y relajan? ¿Está tu cielo al revés? ¿Se han desviado vuestras estrellas de su curso y se han desviado hacia otra órbita, lejos de la línea de limitación, mientras vuestros ojos están heridos por la ceguera, como por un carbunclo, y otras cosas que hacen alarde de ornamento, belleza y pompa? Si vuestros artistas supieran que su príncipe Galeno –no llaman a nadie como él– está atrapado en el infierno, desde donde me envió cartas, se harían la señal de la cruz con una cola de zorro. Asimismo, su Avicena se encuentra en el vestíbulo del portal infernal; y discutí con él sobre su aurum potabile, su Tintura de los Filósofos, su Quintaesencia y Piedra Filosofal, su Mitrídatico, su Theriac y todo lo demás. ¡Oh hipócritas, que despreciáis las verdades enseñadas por un verdadero médico, que está él mismo instruido por la Naturaleza y es hijo de Dios mismo! ¡Venid, pues, y escuchad, impostores que sólo prevalecen por la autoridad de sus altos cargos! Después de mi muerte, mis discípulos estallarán y os arrastrarán hacia la luz, y expondrán vuestras sucias drogas, con las que hasta ahora habéis causado la muerte de príncipes y de los más invencibles magnates del mundo cristiano. ¡Ay de vuestro cuello en el día del juicio! Sé que la monarquía será mía. Mío también será el honor y la gloria. No es que me alabe a mí mismo: la naturaleza me alaba. Yo nací de ella; La sigo. Ella me conoce y yo la conozco. La luz que hay en ella la vi yo; También afuera probé lo mismo en la figura del microcosmos y lo encontré en ese universo.

Pero debo continuar con mi diseño de satisfacer a mis discípulos en toda la extensión de su deseo. Hago esto de buena gana por ellos, aunque sólo sean expertos en la luz de la Naturaleza y profundamente practicados en los asuntos astrales, finalmente se convierten en adeptos a la filosofía, lo que les permite conocer la naturaleza de todo tipo de agua.

Tomad, pues, de este líquido de minerales que os he dicho, cuatro partes en peso; de la Tierra del Sol Rojo dos partes; de Azufre del Sol una parte. Reúnelos en un pelícano, congélalos y disuélvelos tres veces. De esta forma tendrás la Tintura de los Alquimistas. No describimos aquí su peso: pero éste se da en el libro de las Transmutaciones (6.

Así que ahora, quien tenga de una a mil onzas de Astrum Solis también debe teñir su propio cuerpo con Sol.

Si tenéis el Astrum de Mercurio, de la misma manera teñiréis todo el cuerpo de Mercurio común. Si tienes el Astrum de Venus, de la misma manera teñirás todo el cuerpo de Venus y lo transformarás en el metal más fino. Todos estos hechos han sido probados. Lo mismo debe entenderse también respecto de los Astra de otros planetas, como Saturno, Júpiter, Marte, la Luna y otros. Porque con ellos también se preparan tinturas, de las que ahora no hacemos mención en este lugar, porque ya nos hemos detenido extensamente en ellos en el libro de la Naturaleza de las cosas y en las Archidoxias. Así también se hizo la primera entidad de metales y minerales terrestres, lo suficientemente clara para los alquimistas como para permitirles obtener la Tintura de los Alquimistas.

Este trabajo, la Tintura de los Alquimistas, no necesita durar nueve meses; pero rápidamente y sin demora podéis seguir el Arte Espagírico de los Alquimistas, y en el espacio de cuarenta días podéis fijar esta sustancia alquímica, exaltarla, pudrirla, fermentarla, coagularla en una piedra. , y producir el Fénix Alquímico(7). Pero conviene señalar que el Azufre Cinabrio se convierte en el Águila Voladora, cuyas alas vuelan sin viento, y llevan el cuerpo del fénix al nido del padre, donde se alimenta del elemento fuego, y las crías le arrancan los ojos. .: de donde surge una blancura, dividida en su esfera, en la esfera y vida de su propio corazón, por el bálsamo de sus entrañas, según propiedad de los cabalistas.

AQUÍ TERMINA EL TESORO DE LOS ALQUIMISTAS.

NOTAS
1 El Signo no es más que la huella que deja una operación. La casa construida por el arquitecto es el signo de su artesanía que determina su habilidad y su arte. Así, el signo es la realización misma. – De Colica.

2 También la tierra tiene su Astrum, su curso, su orden, tanto como el Firmamento, pero peculiar del elemento. Así también hay Astrum en el agua, así como en la tierra, y lo mismo en el aire y en el fuego. De ahí que el Astrum superior tenga como medio el Astra de los elementos y actúe a través de ellos mediante una atracción irresistible. A través de esta operación del Astra superior e inferior, todas las cosas son fertilizadas y llevadas a su fin. – Explicación Totius Astronomiae. Sin Astra los elementos no pueden florecer. … En el Astrum de la tierra prosperan todas las operaciones celestiales. El Astrum mismo está oculto, los cuerpos están manifiestos. … El movimiento de la tierra es causado por el Astrum de la tierra. … Hay cuatro Astra en el hombre (correspondientes a los de los cuatro elementos), pues él es el mundo más pequeño. – De Caducis, párr. II.

Se distinguen así 3 Aurum Potabile, es decir, Oro Potable, Aceite Dorado y Quintaesencia Dorada. Aurum Potabile es oro que se vuelve potable mezclándolo con otras sustancias y líquidos. El Aceite de Oro es un aceite extraído del metal precioso sin añadir nada. La Quintaesencia del Oro es el rojo del oro extraído de él y separado del cuerpo del metal. – De Membris Contractis, Tracto II., c. dos.

4 Si el cobre se tritura y se disuelve sin corrosivo, tienes vitriolo. A partir de éste se puede preparar la quintaesencia, aceite y licor del mismo. – De Morbis Tartareis. El vitriolo cuprino es vitriolo cocido con cobre. – De Morbis Vermium, párr. 6. Chalcanthum está presente en Venus, y Venus puede, mediante separación, reducirse a Chalcanthum. – Cirugía Magna. Par. III., Liv. 4.

5 En efecto, en todas las cosas se extiende un bálsamo creado por Dios, sin el cual se produciría inmediatamente la putrefacción. Así en los cadáveres que son ungidos con Bálsamo vemos que cesa la corrupción y así en el cuerpo físico inferimos que hay cierto Bálsamo natural y congénito, sin el cual el hombre vivo y completo no estaría a salvo de la putrefacción. Nada quita el bálsamo excepto la muerte. Pero este género se diferencia del que comúnmente se llama bálsamo, en que uno es conservador de los vivos y el otro de los muertos. – Cirurgia Magna, Pt. II., Tracto II., c 3. La elaboración de Bálsamo requiere conocimientos especiales de química y fue descubierto por primera vez por los alquimistas. – Ibíd., Pe. I., Tracto II., c. 4.

6 Es difícil identificar el tratado al que aquí se hace referencia. No parece ser el libro séptimo sobre La naturaleza de las cosas, ni el siguiente tratado sobre Cementos. La cuestión general del peso natural y artificial se analiza en Dawn of the Philosophers. No nos ha llegado ningún trabajo independiente sobre Transmutaciones.

7 Sepa que el Fénix es el alma del Iliaster (es decir, el primer caos de la materia de todas las cosas). … También es el alma Iliástica en el hombre. – Liber Azoth, SV, Practica Lineae Vitae.

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