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Primer libro de los prólogos de Paracelso

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PRÓLOGO PRIMERO

(Del contenido de la medicina)

Conviene que sepas de antemano, querido lector, que todas las enfermedades tienen universalmente cinco tipos diferentes y fundamentales de tratamiento. Luego comenzaremos el estudio de nuestra medicina a través del tratamiento (curación) y no por las causas, ya que la correcta aplicación de los tratamientos nos llevará fácilmente a descubrir el origen de las enfermedades (ex juvantibus). El punto principal y el primer argumento de nuestro libro será la afirmación de estos cinco tratamientos. (quinque curaciones), las cuales debéis aceptar como si fueran cinco ciencias de la medicina, cinco artes o cinco facultades de entendimiento.

Cada uno de ellos es capaz, por sí solo, de formar un medio terapéutico completo para curar todas las enfermedades. (facultades de medicina) en manos de un médico capacitado, competente e inteligente, que debe elegir la mejor opción para cada caso. De esta forma será posible curar cualquier accidente, padecimiento o enfermedad, tanto en un medicamento como en otro.

Por ello, sería bueno que cada médico se esforzara en el estudio diario y constante para alcanzar el máximo conocimiento y experiencia en cualquiera de los cinco métodos, sin olvidar que el conocimiento del alma del paciente es tan importante, si no más, que su propia cuerpo. Asimismo, tendrás bases sólidas en tus estudios y otros, pero estrictamente dentro de la medicina. La base de tu ciencia estará en ti mismo y no en tal o cual extraña subjetividad. No debe aceptar ni despreciar una causa por otra sin las debidas razones, ni discutir sin fundamento, y en todo caso debe mostrar perfecta confianza en sí mismo.

Con cada uno de estos métodos, lo suficientemente perfecto per se e en sí, puede lograr una comprensión teórica y práctica completa de las causas y curas de todas las enfermedades. Con esto concluimos la exhortación de nuestro primer libro de medicina.

SEGUNDO PRÓLOGO

(Sobre los dos grandes grupos de enfermedades y cómo aplicar sus remedios)

Cualquiera que quiera ser médico debe saber primero que la medicina es doble: clínica o física y quirúrgica, lo que no quiere decir que tenga dos orígenes distintos sino sólo dos expresiones; es una división puramente específica que contiene su propia razón de ser. La fiebre y la peste, por ejemplo, aunque provengan de la misma fuente, tienen, como sabemos, manifestaciones propias y diferentes. Cuando esta fuente, origen o causa morbosa expresa putrefacción interna, aparece una fiebre que muchas veces obliga a la persona a permanecer en cama (clínica) o termina transformándose en peste, es decir, sale del centro y se manifiesta en la superficie externa del cuerpo.

Tener razón y buen criterio en uno u otro medicamento será el resultado de un estudio repetido y cuidadoso de cuándo se iniciaron.

Cualquier condición que vaya del centro a la periferia debe ser considerada física (clínica), y cualquier condición que por el contrario llegue al centro desde la periferia será resultado de la cirugía. Para aclarar esto, hay que considerar que todo lo que se resuelve por los emuntorios naturales del cuerpo, por la propia secreción de la naturaleza, es enteramente físico. Y quirúrgico, por el contrario, todo lo que se presenta como erupción por emuntorios no naturales.

Asimismo, todo lo que pueda quedar visible en la superficie del cuerpo debe considerarse una herida y un caso de cirugía. Y de naturaleza física, por el contrario, permanece oculta.

En realidad, estas son las razones y motivos que dividen a los médicos en dos grandes clases: médicos y cirujanos. Sin embargo, cada uno de ellos puede obtener una cura para sus pacientes a través de los cinco métodos y las cinco causas ya mencionadas, que cada uno analizará a su manera.

Finalmente, como ya se ha dicho, todos deben conocer cada clase y cada uno de estos cinco orígenes -que podrían, a su vez, dar lugar a cinco clases distintas para cada uno de los grandes grupos o especialidades- y no es menos cierto decir que Sólo existe una clase para el verdadero conocimiento y la intelectualización de las causas.

De esta forma queríamos definir los grados y estados que encontraremos entre los médicos.

TERCER PRÓLOGO

(Sobre las formas y medios de curación)

Pasemos ahora al estudio de los cinco orígenes, facultades médicas o formas de curación:

  1. Medicina natural: concibe y trata las enfermedades como enseña la vida, la naturaleza de las plantas, y según lo adecuado en cada caso a través de sus símbolos o concordancias. Así curará el frío con el calor, la humedad con la sequedad, la sobreabundancia con el ayuno y el descanso, y el hambre con el aumento del dolor. La naturaleza de estas afecciones enseña que deben tratarse mediante la aplicación de acciones contrarias. Avicena, Galeno y Rosis fueron algunos de los defensores y comentaristas de esta teoría.
  2. Medicina específica: quienes defienden y pertenecen a este grupo tratan las enfermedades de una forma específica o entidad específica (Ensspecificum). El imán, por ejemplo, atrae el hierro no mediante cualidades elementales, sino mediante fuerzas y afinidades específicas. A este grupo pertenecen los médicos que curan las enfermedades mediante la fuerza específica de los medicamentos, y también pertenecen a este grupo los que realizan experimentos, llamados por algunos con razón. Finalmente, también entre los naturalistas, los que usan y prescriben purgantes, ya que estos imponen fuerzas extrañas que derivan de lo específico, completamente ajenas a lo natural, dejando que un grupo entre en otro.
  • Medicina caracterológica o cabalística: quienes la practican curan enfermedades, mediante el influjo de ciertos signos dotados de un extraño poder, capaces de hacer correr a quienes envían, y de dar o quitar ciertas influencias o daños. Esto también puede hacerse a través de la palabra, siendo en conjunto un método eminentemente subjetivo. Los maestros y autores más destacados de este grupo fueron: Alberto Magno, astrólogos, filósofos y todos aquellos dotados del poder de la brujería.
  1. Medicina espiritual: sus médicos cuidan y curan las enfermedades a través de filtros e infusiones que coagulan el espíritu de determinadas hierbas y raíces, cuya sustancia antigua era la responsable de la enfermedad. (similia similibus curantur). Lo mismo sucede cuando un juez, habiendo condenado a un acusado, se convierte luego en su única salvación, ya que sólo a través de su poder y de sus palabras puede obtener nuevamente la libertad. Los enfermos que padecen estas enfermedades pueden curarse gracias al espíritu de estas hierbas, tal y como está escrito en los libros de esta secta, en la que figuraban un gran número de médicos famosos como Hipócrates y todos sus seguidores.
  2. Medicina de la fe: aquí se utiliza la fe como arma de lucha y victoria contra las enfermedades. Fe del paciente en sí mismo, en el médico, en la disposición favorable de los dioses y en la piedad de Jesús. Creer en la verdad es causa suficiente para muchas curas. En esta materia tenemos como mejor ejemplo la vida de Cristo y sus discípulos.

CUARTO PRÓLOGO

(Sobre los métodos de enseñanza médica)

Los libros que mostraremos a continuación están divididos en dos partes: una cubre la práctica del cuerpo, mientras que en la otra —quirúrgica— nos ocuparemos de las heridas, separadas entre sí por párrafos y capítulos especiales. Aplicaremos ahora este preámbulo o prólogo (proesagio) a cada parte de la manera que conviene y corresponde a todas ellas en todos sus aspectos. Sin embargo, antes de comenzar con los cinco libros prometidos y este prólogo, tenemos que... ¡Oh! Doctores de cada especialidad! – una advertencia nueva y distinta, que llamaremos “paréntesis médico”.

La razón de este “paréntesis” previo viene dada por la naturaleza de estos prólogos, así como por el contenido de los siguientes libros, de tal manera que se adapta a todos y cada uno de nuestros discursos, asegurando que puedan subsistir de forma independiente. . En este paréntesis conocerás verdaderamente el origen de todos los males, así como sus mecanismos de producción, y todo lo que los médicos necesitan saber, sea cual sea la secta o especialidad a la que pertenezcan.

Porque si saben esto podrán trabajar perfectamente y con total libertad en cualquiera de las escuelas a las que pertenecen sus conocimientos, porque, sobre todo, conocerán el verdadero origen de todas las enfermedades. Es lógico que este paréntesis, en el que se exponen las causas de todos los males, preceda a los cinco libros de conclusiones.1 Y es, por tanto, indispensable, ya que toda cura debe basarse en una causa concreta. La verdadera causa será descubierta por el hombre hábil que posea el conocimiento de las cosas necesarias para obtener la cura.

Siguen ahora cinco partes que llamaremos “tratados”. Y serán exactamente cinco, ya que cinco son los órdenes de cosas de donde provienen las enfermedades, divididos en capítulos para su mejor comprensión y todos ellos orientados en dos órdenes intelectuales de la medicina, la clínica y la quirúrgica, que existen independientemente en las diferentes escuelas y si se distingue por reglas bien definidas.

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