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Sitra Ajra

descaridad

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La Iglesia católica y el cristianismo han creado una industria de miseria humana. No olvidemos que la base del catolicismo era el sistema feudal, basado en la Teoría del Derecho Divino (Los nobles eran nobles por voluntad de Dios, el clero era el grupo de los representantes de Dios en la Tierra y los siervos eran quienes debían mantener el poder). engranajes trabajando por la promesa de una vida mejor después de morir), la inmovilidad social y física, la economía de subsistencia, la no producción de excedentes, la negación del beneficio (pecado de avaricia) y del crédito y los intereses (pecado de usura). Este sistema colapsó con el Renacimiento, donde los viajes en busca de rutas comerciales intensificaron la búsqueda de libertad interior. Entonces, Calvino creó una nueva religión, a petición de los nobles alemanes, que eliminaba el pecado del placer, el beneficio y el éxito y transformaba en pecado el acto de no trabajar o no ser productivo. Estos reflejos todavía se ven hoy en las economías de Estados Unidos y Alemania, así como en las huellas de la angustia existencial de estas personas.

En el siglo pasado, la princesa rusa Helena Blavatsky trajo conocimientos esotéricos de la India y el Tíber a Europa. Influyó en todos los místicos de esa época y posteriores, como Leadbeater, Annie Beasant, Oupensky y, por supuesto, Allan Kardec. Kardec fue el responsable de la gran “samba criolla loca” que mezcló conceptos católicos de pecado, culpa y caridad resignada, mediumnidad, con conceptos hindúes que nada tenían que ver, como Karma, Dharma, Moksha y Siddhis. Transformó un camino de conciencia en una “pequeña escuela de evolución”. Estos conceptos erróneos maniqueos, judeocristianos, permean a gran parte de los místicos brasileños, que tuvieron como preprimario el kardecismo (y todavía siguen teniendo un pie en él).

El hecho es que en 2000 años de historia, la caridad ha fracasado. Nunca ha habido tanta gente pobre y miserable, tanta gente impotente y ansiosa por una figura paternalista que los apoye. La ayuda muchas veces no es más que una cúpula artificial, que crea una situación que no es autosostenible y que puede colapsar en cualquier momento cuando cesa la energía del “ayudante”. Así, los impotentes se vuelven cada vez más débiles e incapaces de sobrevivir solos, apáticos y encapsulados en sí mismos. Sólo para despertarse con un gran shock, si aún logran despertar.

Ya basta de este concepto tipo “Era de Piscis” sobre la nobleza del sufrimiento. El sufrimiento no es noble y no necesariamente trae consigo conciencia y evolución. Podría ser simplemente un caso de masoquismo, inercia o miedo al cambio. La “Ley del Fuerte” nos lleva a otra visión. Es hora de que nos "avergoncemos" del sufrimiento, de que busquemos formas de resolver lo que no es constructivo para nosotros, de recuperar el poder y la autosostenibilidad para lograr la verdadera paz, pero hay que pagar un precio por ello. El salario del pecado es la muerte. El salario de la libertad es responsabilidad, y esta aclamada organización benéfica ya empieza a oler a pescado muerto.

Extraído de El más fuerte

Texto de Swami Shiva Mahalinga

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