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PSICÓPATA

Sidney Gottlieb, también conocido como Dr. Nuuuma Boaaaaa – Evil Geniuses (4 de 10)

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Sidney Gottlieb era un psiquiatra militar con un doctorado en química y graduado de CalTech. ¿Dónde has visto ese nombre antes? Trabajó con la CIA durante la Guerra Fría, utilizando todo su conocimiento científico en el campo de la bioquímica para ayudar a los estadounidenses a burlar a los comunistas que comen niños en todo el mundo.

La locura del Dr. Gottlieb

Desafortunadamente, el conocimiento científico de Gottlieb se reducía básicamente a "¡envenenemos a todos!". Era tan fanático del tema que fácilmente podría describirse como un villano de Batman. Por ejemplo, fue el hombre detrás de la idea de rellenar los zapatos de Fidel Castro con talio para hacer que se le cayera el pelo de la barba, lo que nos muestra que la CIA tenía algunas teorías interesantes sobre la fuente de poder del líder cubano. No es que les culpemos por eso, miren una foto de Castro y traten de no alarmarse por esa barba poblada que parece dispuesta a saltarnos a la cara y comernos vivos.

Pero Gottlieb también sugirió matar a Castro dándole un cigarro envenenado, luego un velocímetro envenenado y luego una pluma envenenada. Su última sugerencia de enviar veneno envenenado acabó siendo rechazada por la CIA. Y para demostrar que no era una persona que sólo tocaba una y otra vez una cara del mismo disco, Gottlieb intentó, tras el fiasco con Castro, asesinar con neurotoxinas a un general iraquí y al primer ministro del Congo. .lo cual de alguna manera no lo considera lo mismo que envenenar a ambos.

Pero espera, las cosas se ponen más extrañas:

Gottlieb también fue responsable del proyecto MKULTRA en 1953, que inicialmente estudió la posibilidad de descubrir “técnicas que harían que la mente colapsara hasta el punto en que una persona admitiera que algo era real”. Básicamente, la CIA también quería saber si la droga, que hoy asociamos con los hippies y los locos, podía derribar las defensas mentales de una persona y hacerla más dócil durante los interrogatorios, logrando así arrancar confesiones a cualquiera. Como si eso no fuera suficientemente loco para el buen doctor, con el tiempo convirtió el proyecto en su misión personal: crear un ejército de espías con poderes mentales... todos usando LSD como combustible. Su gran plan consistía en crear un ejército de telépatas, de soldados psíquicos, mediante el uso de alucinógenos.

Entonces Gottlieb y sus ayudantes hicieron lo que tenían que hacer en nombre de la ciencia: apedrearon el coco día y noche sin parar. Con el tiempo, el pequeño grupo de fumetas empezó a sentirse solo y acabó invitando a más gente a sus viajes con LSD, el problema es que no tuvieron la decencia de decirle a estos invitados a qué tipo de fiesta estaban a punto de entrar. Así es, el bueno y gentil Sidney viajó por todo Estados Unidos poniéndole LSD a las bebidas de la gente sin que se dieran cuenta y luego observando cómo se comportaban cuando la droga empezaba a afectar sus mentes. Prefería hacer esto con prostitutas y drogadictos, no porque fuera un anciano pervertido, sino porque creía que nadie les creería a estas personas si empezaban a decir que un anciano loco estaba drogando al azar a ciudadanos estadounidenses.

Años más tarde, la historia de Sidney Gottlieb hizo que nada menos que John Lennon, portavoz del psicodelicismo, lo declarara en una entrevista que concedió a una emisora ​​de radio norteamericana: “No podemos evitar agradecer a la CIA y al Ejército por el LSD. Inventaron el LSD para controlar a las personas y terminaron dándonos libertad sin querer”.

Sí, sabemos que el trabajo de Gottlieb es un trabajo sucio, pero alguien tiene que enturbiarlo. Estoy hecha enteramente de caramelo dulce, ligero y sonoro.

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