Categorías
PSICÓPATA

Fobia, cuando el miedo es una enfermedad

Leer en 4 minutos.

Este texto fue lamido por 68 almas esta semana.

El miedo es un sentimiento universal y muy antiguo. Se puede definir como una sensación de que estás en peligro, de que algo muy malo está por suceder, generalmente acompañado de síntomas físicos que resultan muy incómodos. Cuando este miedo es desproporcionado con respecto a la amenaza, por definición irracional, con signos de peligro muy fuertes, y además seguido de evitación de situaciones que provocan miedo, se denomina fobia. Una fobia es en realidad un ataque de pánico desencadenado en situaciones concretas. Existen tres tipos básicos de fobias, que son:

  • Agorafobia (literalmente, miedo al ágora, a las plazas del mercado; el nombre es muy antiguo), que es el miedo generalizado a lugares o situaciones de las que puede resultar difícil o embarazoso escapar o donde puede que no haya ayuda disponible. Esto incluye estar afuera solo, entre multitudes o atrapado en una cola, o viajar solo;

  • Fobia social, cuando la persona tiene un miedo fuerte y persistente a “avergonzarse” delante de los demás, a menudo por temor a que otras personas noten sus signos de ansiedad. Puede ser específico de una situación (por ejemplo, firmar cheques o escribir frente a otros) o generalizado (por ejemplo, participar en grupos pequeños, iniciar o mantener conversaciones, tener citas románticas, hablar con figuras de autoridad, etc.);

  • Y fobias específicas, cuando el miedo acentuado y persistente es ante la presencia (o simple anticipación) de cosas como volar, ponerse una inyección, ver sangre, alturas. O incluso el miedo concreto a los ascensores, a conducir o permanecer en espacios cerrados como túneles o atascos.

Fuente

Seis de cada diez personas con fobias pueden recordar la primera vez que ocurrió la crisis de miedo, cuando los sentimientos de pánico se vincularon con el lugar o situación en la que ocurrió la crisis. Para estas personas existe un vínculo muy claro entre el objeto y el sentimiento de miedo. Por ejemplo, una persona sufre un ataque de pánico mientras conduce, y a partir de ese día evita conducir sola, por miedo a enfermarse y no tener nadie cerca que le ayude. Y quizás este miedo se expanda a un lugar donde salir es difícil en caso de “sentirse mal”, como cines y teatros. Esto dio lugar a la agorafobia, un miedo generalizado a “estar enfermo” y no poder escapar ni recibir ayuda.

Otra persona, por ejemplo, puede haber tenido una experiencia traumática en un accidente de coche, y a partir de ese día ya no quiere conducir un coche, desarrollando una fobia específica a los coches. Tenga en cuenta que el miedo a viajar en coche es el mismo, pero el origen y, de hecho, el miedo en sí, son fundamentalmente diferentes. En el primer caso lo que se evita es estar en una situación en la que la asistencia podría ser complicada, y en el segundo caso lo que se evita es el propio coche.

Pero ¿por qué una persona desarrolla una fobia? Y, sin embargo, ¿por qué algunas fobias son más comunes que otras? Muchos neurocientíficos creen que los factores biológicos están claramente relacionados. Por ejemplo, se ha encontrado un aumento del flujo sanguíneo y del metabolismo en el lado derecho del cerebro de pacientes fóbicos. Y ha habido casos de gemelos idénticos educados por separado que desarrollaron el mismo tipo de fobia, a pesar de vivir y ser educados en lugares diferentes.

También parece que el ser humano nace biológicamente preparado para adquirir miedo ante determinados animales y situaciones, como las ratas, animales venenosos o de aspecto repugnante (como ranas, babosas o cucarachas). En un experimento clásico, Martin Seligman asoció un estímulo aversivo (un pequeño shock) con determinadas imágenes. Dos o cuatro descargas fueron suficientes para crear fobia a las figuras de arañas o serpientes, y se necesitaron muchas más exposiciones para una figura de flor, por ejemplo.

La explicación probable es que estos temores han sido importantes para la supervivencia de la especie humana durante milenios, y parece que traemos esta información que muchas veces está latente pero que puede despertarse en cualquier momento.

Otro motivo para el desarrollo de fobias puede ser el hecho de que asociamos el peligro con cosas o situaciones que no podemos predecir o controlar, como un rayo en una tormenta o el ataque de un animal. En este sentido, los pacientes con un cuadro clínico de trastorno de pánico acaban desarrollando fobia a sus propias crisis, y en consecuencia evitando lugares o situaciones en las que pueden sentirse avergonzados o donde no pueden contar con ayuda inmediata. Y finalmente, hay una clara influencia social. Por ejemplo, un tipo de fobia llamada taijin kyofusho es común sólo en Japón. A diferencia de la fobia social (en la que el paciente siente miedo de ser humillado o ignorado en una situación social) tan común en Occidente, el taijin kyofusho es el miedo a ofender a otros. personas mediante excesiva modestia y consideración. El paciente teme que su comportamiento social o un defecto físico imaginario pueda ofender o avergonzar a otras personas. Como puedes ver, este tipo de fobia rara vez se encuentra en nuestro país... Lo que todas las fobias tienen en común es el hecho de que el cerebro establece conexiones poderosas en situaciones de gran emoción.

Para entender lo que está pasando, es interesante recordar una situación universal: probablemente, en algún momento de tu vida, estuviste con otra persona, en una situación muy agradable, y sonaba música de fondo. Ahora, cuando escuchas la canción, recuerdas la situación. Y si te paras a pensar en ello, no sólo recordarás la situación, sino que podrás sentir las mismas sensaciones placenteras. Para el cerebro, el fenómeno es el mismo. Las emociones fuertes generalmente están ligadas a lo que sucede a su alrededor. En general, las fobias se producen cuando se desencadena un ataque de pánico ante situaciones que ya son potencialmente peligrosas.

Por ejemplo: a ningún animal (y nosotros somos animales, ¿recuerdas?) le gusta estar acorralado o cerca de otro animal que pueda suponer un riesgo para él. Estar atrapado en el tráfico, en un ascensor, en un centro comercial es, para quienes padecen cierto tipo de fobia, una situación de “estar atrapado”, sin salida. Por ello, muchos pacientes de pánico acaban desarrollando fobias a los espacios cerrados.

Copyright 1997 Universidad Estatal de Campinas

Por el Dr. Cyro Masci, psiquiatra

Deja un comentario

Traducir "