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calavera de cristal

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El siglo XIX fue una época muy extraña. Debido especialmente a las expediciones inglesas, fue uno de los períodos más fértiles para los descubrimientos arqueológicos y, en consecuencia, un período de gran resurgimiento de antiguas leyendas que antes habían sido olvidadas. Fue a finales de la década de 1890 cuando dos calaveras de cristal, más concretamente cuarzo transparente. Se trataba de piezas únicas en su tipo, supuestamente descubiertas por mercenarios que obtenían los cráneos de campesinos locales, quienes a su vez los robaban de tumbas de la región. Eran una réplica perfecta de una cabeza humana tallada en un bloque de cristal de cuarzo. Cómo los mayas fabricaron este objeto se considera un misterio. Para lograrlo, necesitaron varias generaciones de artesanos con 300 años de dedicación al pulido de cristales. La parte superior de la boca actúa como un prisma. Cuando las calaveras se iluminan desde abajo, este prisma proyecta la luz hacia arriba, haciendo que esta salga por los ojos, dándole un aspecto muy vivo a la escultura. La complejidad del dibujo, así como de la obra en general, hizo que se especulara que la escultura habría sido realizada con tecnología extraterrestre.

Irónicamente, aunque se trata de una pieza de ingenio latino, las piezas ganaron fama y nombre en Europa. Una de estas piezas es conocida como “La Calavera de Cristal Británica”. Al parecer, la famosa empresa de joyería neoyorquina Tiffany’s compró una de las calaveras y luego, en 1898, el Museo Británico la adquirió y allí permanece hasta el día de hoy… La otra se llama “Calavera de París”, expuesta en el Museo del Trocadero. , de la capital francesa. Tiene una aguja que va de arriba a abajo (supuestamente hecha por un grupo cristiano para insertar una cruz en ella). Su estilo, forma y corte son similares a otras calaveras de cristal más pequeñas descubiertas en varias ruinas de México y atribuidas a los aztecas.

Los rasgos faciales son muy toscos en comparación con otros hechos del mismo material, pero éste tiene un tamaño casi humano.En el momento en que se hizo público el misterio de las calaveras de cristal, apareció el llamado cráneo de Mitchell-Hedges. Esta pieza fue descubierta en las ruinas de una ciudad maya en Belice (Honduras Británica) en 1924.

Ese año, el explorador FA Mitchell-Hedges emprendió una expedición al corazón de Belice con la intención –según relato de su hija adoptiva, Arma– de encontrar evidencias arqueológicas de la Atlántida perdida. Los nativos locales lo guiaron hasta unas ruinas mayas, completamente ocultas por la vegetación. Tan pronto como la eliminaron con fuego, apareció una ciudad enorme con muchos edificios. Al parecer, y antes del descubrimiento oficial, ese lugar recibió, en dialecto maya, el nombre de Lubaantum, (Ciudad de la Piedra Caída). Arma afirma que en su cumpleaños número 17, mientras caminaba entre las ruinas, algo reflejó la luz del sol y llamó su atención.

Por aquellos días su padre se encontraba en Inglaterra recaudando recursos económicos para la expedición, y cuando regresó, Arma inmediatamente le mostró el lugar antes mencionado, luego de algunas horas levantando pesadas piedras, ayudados por la población local, encontraron la parte superior de un Calavera de cristal perfecto. Seis semanas después, en otra zona llena de suelos, el mismo equipo de hombres descubrió su mandíbula. Se trataba de un objeto elaborado en cuarzo transparente, formado por dos piezas distintas, con una mandíbula articulada y del mismo tamaño que un cráneo humano.

En 1964, Arma Mitchell-Hedges conoció a un investigador de enigmas arqueológicos llamado Frank Dorland durante la Feria Mundial de Nueva York. Dorland investigó esta calavera de cristal durante los siguientes seis años hasta que finalmente decidió llevársela a la empresa informática Hewlett Packard, que cuenta con uno de los laboratorios de cristal más sofisticados del mundo y examinó la calavera en 1971. Sin embargo, los expertos no confiaban demasiado en poder duplicar la pieza, ni siquiera utilizando la tecnología más sofisticada a su disposición. Descubrieron que el creador del cráneo seguía la naturaleza del cuarzo, y que había moldeado el cristal completamente al revés. Asimismo, el cráneo parecía tener un elaborado sistema interno de lentes y prismas, debido a la forma que reflejaba y refractaba la luz. al pasar por él, el cristal de cuarzo no presenta tales propiedades en su estado natural.

Y aunque muchos escultores contemporáneos afirmaron poder duplicar la forma externa de la calavera de cristal de Mitchell-Hedges, nadie ha producido una pieza que produzca el extraño fenómeno que se observa en la pieza original. Una de las claves que podría desbloquear el enigma de las calaveras de cristal es el material con el que fueron talladas: Cuarzo. Hoy en día conocemos el uso de este material en casi todos los dispositivos electrónicos, incluidos los Micro-Chips utilizados en las computadoras. La propiedad del Quartz es su capacidad de amplificar cualquier corriente eléctrica que pase a través de él, es por eso que los ordenadores son cada vez más pequeños, ya que sólo necesitan una pequeña porción de corriente eléctrica para funcionar.

El consenso general de quienes han investigado el misterio es que posiblemente una o varias Civilizaciones Antiguas, dotadas de gran sabiduría y conocimientos cósmicos avanzados -si no de origen extraterrestre- introdujeron calaveras de cristal entre los seres humanos con la intención de proporcionarles una poderosa herramienta. .Un instrumento así podría ayudar a la humanidad a aumentar su nivel de conciencia y vibración. Hay mucho que decir sobre estas enigmáticas calaveras de cristal, pues las conclusiones aún no son definitivas. Lo único que se puede decir es que muchas culturas indígenas (incas, indios norteamericanos, mayas, aztecas, aborígenes africanos, etc.) conocían su existencia.

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