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En el simbolismo alquímico, los dragones están asociados con el fuego y el material caótico primordial. El concepto occidental de los dragones es retratarlos como animales ardientes que escupen fuego. Algo que hay que odiar, temer y destruir.
Sin embargo, en el Lejano Oriente estos rasgos negativos se minimizan y el simbolismo es ambivalente. En la iconografía, por ejemplo, se representan dos dragones uno frente al otro, y especialmente en el hermetismo europeo e islámico este enfrentamiento se representa como similar a las serpientes del caduceo.
Esta es la neutralización de tendencias opuestas, del azufre y del mercurio alquímicos; mientras que la naturaleza inmanente y subdesarrollada se retrata como en el Ouroboros, el dragón que se muerde la cola.
Incluso en el Lejano Oriente, el dragón tiene diferentes aspectos, ya que es a la vez una criatura del agua, la tierra, el inframundo y los tímidos. Esto lo hace similar a Quetzalcóatl, la serpiente emplumada azteca.
Según el simbolismo mostrado en Mysterium Coniunctions de Carl G. Jung: “El Dragón es la personificación del Azufre y es, con diferencia, el elemento masculino. Como se dice que el dragón es fecundado al tragarse su propia cola, la cola es el órgano sexual masculino y la boca es el órgano sexual femenino”.
El dragón consume todo su cuerpo en su cabeza. Participando así de su naturaleza más peligrosa y maligna, transformándola en el fuego interior de Mercurio.
Esta naturaleza maligna del dragón que comparte el azufre a menudo se llama “cabeza de dragón” (caput dragonis), que es un “veneno sumamente pernicioso”, un vapor venenoso exhalado por el dragón alado.
Sin embargo, el "dragón alado", que significa mercurio, se convierte en un monstruo que escupe veneno sólo después de unirse con el "dragón sin alas", que significa azufre.
En términos psicológicos, estos dos dragones representan opuestos; el dragón alado intenta detener el vuelo del dragón sin alas. Están siempre en confrontación hasta que el dragón sin alas vuela, lo que simboliza la conquista de uno o varios obstáculos que impiden la individualización total.
En otras palabras, el dragón alado representa obstáculos personales que se deben superar para asegurar un ser más perfecto; correspondiendo así al dicho: “Conquistas al dragón o él te conquistará a ti”.
AGH
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Referencias:
Chevalier, Jean y Alain Gheerbrant. Un diccionario de símbolos. (Traducción de John Buchanan-Brown). Nueva York, Penguin Books. 1996. págs. 142-145.
Biedermann, Hans. Diccionario de simbolismo: iconos culturales y los significados detrás de ellos. (Traducción de James Hulbert). Nueva York. Hechos registrados, 1992. págs. 54-55
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Texto adaptado, revisado y enviado por Ícaro Aron Soares.
