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Alquimia

Energía y Materia

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Jean Dubuis, (Artículo de El pequeño filósofo de la naturaleza)

La alquimia y la Cabalá tienen conceptos similares de naturaleza, energía y materia. Los conceptos no son tan diferentes en sus principios de los conceptos científicos. Sin embargo, podemos decir que difieren en la cuestión de “por qué” y “cómo”.

Hasta el día de hoy, la ciencia ha luchado por demostrar que la vida proviene de la materia. Sin embargo, no hizo falta mucho esfuerzo para reflexionar por qué existen tanto la energía como la materia. La concepción alquímica y cabalística de la Creación es lo contrario. Al principio sólo hay “vacío”, sólo hay un impulso universal de ser. Este impulso crea energía en forma de conciencia. Una vez que esta conciencia se ha enfocado, por así decirlo, puede producir una
energía manifestada. Esta energía, que es omnipresente en el universo, no es la luz del sol ni de las estrellas; es una energía mucho más sutil, de orden espiritual y (tras varias condensaciones) de orden etéreo (energías de nivel lunar).

En nuestro sistema solar, el sol transforma esta energía en una forma electromagnética. La luz visible es sólo una pequeña porción de esta energía. Lo mismo ocurre en sistemas existentes lejos de nuestra galaxia.

La ciencia moderna dice que existe una equivalencia entre energía y materia y que por una determinada cantidad de energía obtenemos una determinada masa de materia. Los alquimistas y cabalistas están de acuerdo con este punto de vista. Los alquimistas han dicho durante mucho tiempo que la materia es simplemente luz condensada que resulta de la condensación de la luz astral. La luz astral está compuesta por las energías espirituales mencionadas anteriormente.

Debe haber una manera de demostrar esta afirmación alquímicamente porque varios trabajos antiguos describen métodos para extraer luz de los metales. La condensación de la luz en materia no se produce en un solo paso. La Luz, el elemento Fuego, se coagula en el elemento Aire, luego en el elemento Agua y finalmente en el elemento Tierra. Estos elementos se recogen en la atmósfera a través del rocío o del agua de lluvia. En el agua, los cuatro elementos generan dos nuevos principios: Gur (la semilla universal) y Archeus, fertilizando la semilla universal. La composición de Archeus determina la fuerza y ​​la dirección. Archeus puede, a partir de Gur, generar metales, minerales y también plantas del reino vegetal sin más semilla que Gur. Puede generar seres sin utilizar la sexualidad.

No hace falta Darwin ni la Biblia para entender la evolución de la Creación, aunque ambos contienen una parte de verdad. Al comienzo de cada ciclo galáctico, la conciencia crea lo que necesita; comienza entonces su lentísima involución hacia el mundo mineral. Según sea necesario, Gur y Archeus crean los mejores metales y minerales. Cuando este ciclo se completa, la conciencia comienza la evolución vegetal. También aquí los seres vegetales se crean según las necesidades de la evolución. Finalmente comienza el ciclo animal. Nuevamente, Gur y Archeus crean seres siguiendo las necesidades de la evolución. Los cambios progresivos son obra de la Naturaleza, los cambios de umbral son obra de Gur y Archeus.
La autoconciencia, privilegio del hombre, aparece al final de este ciclo. Aparece un nuevo tipo de ciclo porque la conciencia humana debe alcanzar la dimensión galáctica a través de la involución y evolución de los niveles de conciencia.

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