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Telequinesis es el nombre que se le da al movimiento de un objeto a una distancia, ya sea larga o no, sin contacto físico, que por su naturaleza puede ser:
telequinesis espontánea
Es entonces cuando a veces el propio sensitivo lo ignora, casi siempre son descontrolados, no pocas veces violentos; Es parecido, confuso y quizás lo mismo – aquí en defensa de la teoría espírita – del poltergeist que, por razones desconocidas, es causado con mayor frecuencia por mujeres durante la pubertad.
Los espíritas – científicos y religiosos – admiten la competencia de espíritus atrasados (incorpóreos) con mentalidad/individualidad infantil e infantil, con manifestaciones libres.
En casos de telequinesis espontánea –poltergeist propiamente dicho– la materialización y rematerialización de objetos es común: objetos pesados (piedras, ruedas de tractor, entre otros) atraviesan tejados y techos sin dañarlos, pero destrozan muebles; en otros casos se produce la teleplastia – materialización de imágenes; algunos, fuego espontáneo. Provocados: fenómenos telequinéticos promovidos y analizados en laboratorios, debidamente comprobados y con objetivos determinados.
Telequinesis conducida
Se trata de aquellos casos en los que el sensitivo, ejerciendo un control absoluto de sus facultades paranormales, dirige sus fuerzas hacia objetivos predeterminados -cuando está bajo riguroso control científico- o a su antojo, para bien o para mal-, con efectos inmediatos o inmediatos. secuencial, que puede formar fantasmas intervencionistas, fenómenos acústicos (ruido), fotóticos (destellos de luces) y poltergeist en todas sus extensiones.
Son válidas las teorías que:
a) el individuo, en un esfuerzo extenuante, emite energía psíquica – neutrones -, conducida a través de espacios interelectrónicos, con el fin de excitar o disgregar células de un ser vivo, o sobre estructuras moleculares de objetos o seres inanimados;
b) se deja utilizar por fuerzas que sabe –por él– que son sobrenaturales (espíritus incorpóreos), buenas o malas, que utilizan sus facultades para determinados fines (muchos sensibles a los fenómenos lejanos, conscientes o no, han observado esas causas primarias);
c) conoce las fuerzas, sabe buscarlas y utilizarlas para sus fines, como afirman hacer muchos magos.
Los fenómenos conducidos también pueden ser reactivos –al igual que los fenómenos espontáneos–, reaccionando lo sensible en momentos especiales o cuando se le provoca.